En 1911 entró en servicio el primer ferrocarril eléctrico de Nafarroa, el Irati. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
LAS ELECTRIFICACIONES FERROVIARIAS DE
LA SEGUNDA DÉCADA DEL SIGLO XX
En la segunda década del siglo XX la tracción eléctrica llegó a Nafarroa de
la mano del Ferrocarril del Irati. Esta línea, que enlazaba Iruñea con Zangoza,
formaba parte de un amplio proyecto empresarial que pretendía explotar los
recursos forestales de la selva del Irati y los importantes saltos de agua
sobre el río del mismo nombre. En consecuencia, disponían de energía eléctrica
abundante y barata, por lo que es fácil entender que optasen por la tracción eléctrica
para su ferrocarril.
Paso del ferrocarril del Irati en Liédena. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Inaugurado el 23 de abril, el ferrocarril del Irati aportó importantes
novedades tecnológicas como fue la instalación, por primera vez en la
península, de catenaria compuesta (dotada de cable sustentador e hilo de
trabajo) y la utilización pionera de la corriente alterna monofásica a 6.000
voltios. Este sistema no se volvió a emplear en el país hasta la inauguración
de las primeras líneas de alta velocidad.
Entre Iruñea y Atarrabia el Irati funcionaba como un tranvía eléctrico. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El trazado ferroviario se convertía en tranviario entre Atarrabia y la
estación del Norte en Iruña, por lo que, también por primera vez en el país,
empleó unidades bitensión, ya que este trayecto de carácter urbano, como es
común en los tranvías, estaba electrificado a 600 voltios en corriente
continua.
En 1912 se inauguró el Topo entre Donostia e Irun. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El Topo prolongó su recorrido hasta Hendaia en 1913. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El 5 de diciembre de 1912 se inauguró un nuevo ferrocarril eléctrico entre
Donostia y Hendaia, el popular «Topo», que compartía con el ferrocarril de
Hernani tanto el circuito urbano entre la Plaza de Gipuzkoa y la estación de
Amara como el trayecto entre ésta y Loiola. Por ello, el sistema de
electrificación utilizado era el mismo: 500 voltios en corriente continua.
La tracción eléctrica llegó a Iparralde con la electrificación del tranvía de Hendaia. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
IPARRALDE TOMA LA
DELANTERA
Como en la mayor parte del mundo, la tracción eléctrica también llegó a
Iparralde de la mano de los tranvías. En 1913 se electrificó el pequeño tranvía
que unía la estación de Hendaia con la playa y un año más tarde se ponía en
tensión el de Baiona a Angelu y Biarritz. Además, también empleó este sistema
el ferrocarril de vía métrica de Baiona a Donibane Lohizune y Hendaia, así como
su pequeño ramal a Askain y Sara y en el espectacular ferrocarril de cremallera
de Larun, inaugurado en 1924.
Tranvías eléctricos en Biarritz. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Ferrocarril eléctrico de vía estrecha de Baiona a Hendaia. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
En los años veinte, la compañía de los Chemins de Fer du Midi, que
gestionaba toda la red ferroviaria principal de Iparralde, emprendió su
completa electrificación. En 1926 circulaban los trenes eléctricos entre
Hendaia y Baiona, bajo sus característicos postes de forma ojival, y un año más
tarde la catenaria ya se había extendido hasta Bordeaux. En 1930 se electrificó
el trayecto de Baiona a Puio y los ramales a Donapaleu y Maule, seguidos un año
más tarde de la línea Baiona a Donibane Garazi y su ramal a Baigorri.
El tren de cremallera de La Rhune es el último testimonio de los trenes eléctricos de vía estrecha en Iparralde. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
A partir de 1931, la práctica totalidad de la red ferroviaria y tranviaria
de Iparralde funcionaba con tracción eléctrica. Además, tal y como sucedía en
Egoalde, la energía que los impulsaba era de origen hidráulico, sin generar
emisiones contaminantes, ya que los Chemins de Fer du Midi construyeron grandes
saltos de agua en los Pirineos. El popular tren turístico de Artuste se
estableció, precisamente, para transportar los materiales necesarios en estas
impresionantes obras.
En 1926 los ferrocarriles del Midi electrificaron la línea de Baiona
a Hendaia con sus característicos postes ojivales. Fotografía de Juanjo
Olaizola Elordi
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