Tren mixto
fotografiado en la estación de Palma. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo
Vasco del Ferrocarril
Recientemente, el
ferrocarril de Manacor ha sido noticia por su electrificación, con la que se ha
completado la implantación de la tracción eléctrica en todas las líneas de la
isla de Mallorca. De esta brillante forma entra este histórico tren en su 140
aniversario, algo que difícilmente habrían podido imaginar quienes en 1979 conmemoraron
discretamente su centenario, cuando
hacía dos años que no circulaban trenes en este trayecto. Por suerte, la
decidida actuación de las instituciones autonómicas ha permitido su
recuperación y completa modernización.
Un tren
de viajeros maniobra en la estación de Inca. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo
Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
La llegada del ferrocarril a Manacor está directamente vinculada a
los primeros proyectos ferroviarios de la isla de Mallorca, impulsados por el
Ingeniero de Caminos Eusebi Estada quien, en 1871, publicó el folleto Estudios sobre la posibilidad económica de
establecer un camino de hierro de Palma a Inca, con el que pretendía
demostrar la viabilidad económica de una vía férrea desde la capital, Palma de
Mallorca, hasta la población más importante de la isla: Inca. Fruto de sus
trabajos y de su capacidad de persuasión ante los capitalistas locales fue la
constitución de la Compañía de los Ferrocarriles de Mallorca, creada el 9 de
junio de 1872.
Nombrado ingeniero de la nueva compañía, Eusebi Estada redactó los
proyectos constructivos y dirigió las obras del primer ferrocarril de Mallorca,
que fueron iniciadas el 21 de enero de 1873 y concluidas, en poco más de dos
años, el 24 de febrero de 1875. El ancho de vía elegido fue el de 910 mm, una yarda
inglesa, sin duda influencia del país de procedencia de las primeras
locomotoras, coches y vagones, algo que tampoco implicaba mayor inconveniente,
dado que no era previsible que los ferrocarriles de la isla conectasen con el
resto de la península y, por otra parte, tampoco se había iniciado todavía el
desarrollo de los ferrocarriles de vía métrica en nuestro país. Posteriormente,
esta medida se aplicaría en todos los ferrocarriles y tranvías de la isla.
Un tren
de viajeros abandona la estación de Palma. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo
Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
De
Inca a Manacor
El éxito cosechado por el primer ferrocarril insular animó a la Compañía
de los Ferrocarriles de Mallorca a ampliar su red, siempre según los proyectos
redactados por Eusebi Estada. El primer paso fue la construcción de una vía que
permitiera comunicar la estación de Palma con su puerto a través de un sinuoso
trazado, prácticamente urbano, pero necesario para facilitar la importación y
exportación de los productos recogidos en los pueblos atendidos por el tren de
Inca. Inicialmente explotado con tracción animal, el trayecto se abrió al
tráfico, únicamente de mercancías, el 8 de junio de 1877.
La
locomotora Nº 24, «Coll», maniobra en las vías del puerto de Palma. Fotografía
de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Mientras se construía el ramal del puerto, la Compañía de los
Ferrocarriles de Mallorca puso en marcha dos nuevos proyectos: la prolongación
de la línea hasta Manacor, entonces la tercera población de la isla, con cerca
de 14.000 habitantes, y la construcción de un ramal a Sa Pobla, de menor
entidad, pero que en aquella época experimentaba una notable fase de expansión
económica, tras la desecación de su albufera y la conversión de su antigua
superficie en nuevas tierras de cultivo.
Las obras de construcción de la línea de Manacor comenzaron en
agosto de 1876 y en mayo de 1877 también se emprendieron las del ramal de Son
Bordils a Sa Pobla. El buen ritmo de los trabajos permitió que el primer tramo,
desde Inca a Sineu, se pudiera abrir al tráfico el 17 de febrero de 1878. El 24
de octubre del mismo año entró en servicio el ramal a Sa Pobla. Finalmente, el
19 de abril de 1879, hace ahora 140 años, se completó el trayecto entre Sineu y
Manacor, aunque, en contra de lo habitual, las crónicas de la época reflejan
que la empresa concesionaria no organizó grandes actos para celebrarlo.
Un tren
de viajeros espera iniciar la marcha en la estación de Sa Pobla. Fotografía de
Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Pronto, el ferrocarril de Palma a Manacor se convirtió en el principal
eje de comunicaciones de la isla y, a partir de él, la Compañía de los
Ferrocarriles de Mallorca tendió nuevas líneas que sumaron un total de 215
kilómetros en su época de mayor expansión. El 7 de octubre de 1897 se inauguró
la línea de Santa María a Felanitx, el 21 de julio de 1917 la de Palma a
Santanyí y, finalmente, el 16 de junio de 1921 se amplió la vía desde Manacor
hasta Artá. De este modo, y con excepción del ferrocarril de Palma a Sóller,
toda la red ferroviaria de la isla se encontraba bajo el control de una sola empresa.
En 1959 llegaron a Mallorca
cuatro locomotoras diésel construidas por la Sociedad Española de Construcción
Naval bajo licencia de la francesa Creusot. Fotografía de Xavier Santamaría. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
La
Explotación de Ferrocarriles por el Estado
Durante
las primeras décadas del siglo XX, la explotación de los ferrocarriles de la
isla fue lo suficientemente rentable como para permitir la realización de
mejoras como la implantación de la doble vía entre Palma e Inca, la
construcción de un nuevo trazado subterráneo para facilitar el paso de los
trenes de mercancías al puerto o la adquisición de nuevas locomotoras y coches.
Sin embargo, a partir de los años treinta se inició un rápido proceso de
decadencia provocado por la crisis económica y la irrupción de medios de
transporte alternativos por carretera.
En 1981 se suspendió el
servicio ferroviario entre Inca y Sa Pobla. Fotografía de Jordi Escude i Coll
A
principios de los años cincuenta, la situación es insostenible. La falta de
recursos es tal, que ni siquiera se podía pagar al proveedor del carbón que
consumían las locomotoras, lo que en más de una ocasión obligó a suspender el
servicio en buena parte de la red. Finalmente, y a diferencia de la práctica
habitual, en la que los ferrocarriles de vía estrecha deficitarios solamente
eran rescatados por el Estado una vez sus concesionarios renunciaban a su
gestión, en el caso de Mallorca, la Explotación de Ferrocarriles por el Estado
procedió a la progresiva compra de las acciones de la Compañía de los
Ferrocarriles de Mallorca, proceso que culminó en 1959 con la definitiva toma
de control de todos los ferrocarriles de la isla, con excepción del Sóller.
Antes
incluso de la compra de la compañía, el Ministerio de Obras Públicas había
iniciado la modernización de los ferrocarriles de Mallorca con la progresiva
sustitución de la onerosa tracción vapor por la diésel. Así, entre 1956 y 1960
llegaron a la isla cuatro locomotoras diésel y seis automotores Ferrostal y en
años sucesivos se recibirían más automotores lo que unido a la supresión de las
líneas de Santanyí en 1964 y la de Felanitx en 1967, permitieron retirar
definitivamente las últimas locomotoras de vapor.
Durante cerca de cuatro
décadas, los automotores Ferrostal conformaron la espina dorsal de los
servicios ferroviarios en la línea de Palma a Inca. Fotografía de José Antonio
Gómez Martínez
La
oleada de supresiones continuó en los años setenta. El parque de material motor
disponible siempre resultó insuficiente para atender todos los servicios, por
lo que una trágica sucesión de accidentes, que provocaron graves averías en
tres automotores, fue la excusa que propició la suspensión del servicio entre
Son Bordils y Manacor y, también, desde esta última población hasta Artá, el 20
de junio de 1977. Además, a principios de los años ochenta, Feve, sucesora de
la Explotación de Ferrocarriles por el Estado desde 1965, decidió unificar el
ancho de vía de su red insular con la del resto de la península, para así poder
facilitar el intercambio de material móvil entre sus diversas líneas. De este
modo, en 1980 emprendió la transformación al ancho métrico de la línea de Palma
a Inca, aprovechando la existencia de doble vía en este trayecto. Sin embargo,
nunca se amplió esta operación, ni a las líneas de Manacor y Artá, ni al ramal
de Sa Pobla, que en consecuencia quedaron sin servicio, aunque conservaron
intactas sus viejas vías.
Serveis
Ferroviaris de Mallorca ha impulsado la modernización de la red ferroviaria de
la isla, con la reapertura de líneas abandonadas, la adquisición de nuevo
material móvil o la construcción de una gran estación subterránea en la
capital. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
El renacimiento
Baleares
ha sido, al menos hasta el momento, la última comunidad autónoma en recibir
transferencias de competencias en materia de infraestructuras y servicios
ferroviarios desde el Gobierno central. El 1 de enero de 1994 pasaron a
depender del gobierno balear el único tren que operaba Feve en Mallorca, es
decir, la de Palma a Inca, pero también las líneas con el servicio suspendido que
nunca habían sido formalmente clausuradas: las de Inca a Manacor y Artá, así
como el ramal desde el empalme de Son Bordils a Sa Pobla. El primero de abril
del mismo año, la gestión de la red fue asumida por una nueva empresa pública:
Serveis Ferroviaris de Mallorca.
Gracias
al impulso de las autoridades autonómicas, el ferrocarril ha experimentado en
Mallorca un rápido resurgimiento. El primer paso fue la sustitución de las
viejas unidades heredadas de Feve por nuevos trenes diésel suministrados por
CAF. Posteriormente, se procedió a la recuperación de las líneas abandonadas,
primero entre Inca y Sa Pobla y, el 12 de mayo de 2003, entre en son Bordils y
Manacor.
El 8 de
enero de 2019 se culminó la modernización del tren de Manacor con la
inauguración de la tracción eléctrica. Archivo de la Asociación de Amigos del
Ferrocarril de Mallorca
Serveis
Ferroviaris de Mallorca ha proseguido con la mejora de la red ferroviaria de la
isla, con la inauguración de un nuevo ramal desde Son Costa-Son Fertesa a la
universidad de Palma, pomposamente bautizado como Metro, o la construcción de
nuevos talleres y cocheras en Son Rullán. Otras iniciativas se quedaron por el
camino, como el intento de reapertura de la sección de Manacor a Artá, siendo
el último gran proyecto ejecutado la completa electrificación de la red,
culminada el 8 de enero de este mismo año al ponerse en tensión el último
trayecto operado con tracción diésel entre Son Bordils y Manacor.