viernes, 29 de septiembre de 2023

EL FERROCARRIL DE LA ROBLA LLEGA A LEÓN (y IV)

El Consejo de Administración y altos cargos de los Ferrocarriles de La Robla posan durante la presentación de las locomotoras adquiridas para la nueva línea de León a Matallana. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

 UN POSADO INAUGURAL

El 30 de mayo de 1923 fue un día grande para León, y también para los rectores de la Compañía de los Ferrocarriles de La Robla y de su filial, Industria y Ferrocarriles, ya que se culminaba el viejo proyecto de conectar directamente y con vía métrica, la capital del histórico reino con Bilbao.

Como señalaba la Gaceta de los Caminos de Hierro, ese día, los invitados se congregaron en la nueva terminal ferroviaria de León, en cuyos andenes se había levantado un altar, desde el que el obispo de la ciudad bendijo las vías, edificios, máquinas y vagones. A continuación, un tren especial condujo hasta Matallana a los numerosos asistentes, entre ellos una notable representación de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, la prensa bilbaína y leonesa y el Consejo de Administración de la Compañía. En Matallana fueron obsequiados con un lunch y de regreso, en León, se celebró un gran banquete, en el que se pronunciaron varios brindis en los que se resaltó la gran fraternidad entre los representantes de Bilbao y León.

Antes de la inauguración, el Consejo de Administración de los Ferrocarriles de La Robla y sus directivos más destacados quisieron inmortalizar el momento posando ante las nuevas locomotoras adquiridas por Industria y Ferrocarriles con destino a la nueva vía férrea, momento que quedó recogido en esta imagen.


martes, 12 de septiembre de 2023

EL FERROCARRIL DE LA ROBLA LLEGA A LEÓN (III)

 

Fotografía tomada durante la construcción de las locomotoras Linke-Hofmann de Industria y Ferrocarriles en los talleres de esta firma alemana en Breslau, la actual ciudad polaca de Wroclaw. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Las «Linke» de Industria y Ferrocarriles

La primera crisis energéti­ca que vivió la economía espa­ñola entre 1915 y 1918 como consecuencia de la escasez de carbón de importación pro­vocada por la Primera Guerra Mundial y el consiguiente en­carecimiento de este combus­tible, impulsó a las empresas ferroviarias, grandes consumi­doras de este fósil, a explorar nuevas alternativas para ase­gurar su abastecimiento. En el caso concreto de la Com­pañía de los Ferrocarriles de La Robla, sus rectores opta­ron por levantar una fábrica de briquetas en Burceña (Ba­rakaldo).

Para construir la nueva fac­toría y con el fin de que sus productos finales pudieran interesar a otras empresas del sector, Ferrocarriles de La Ro­bla decidió en 1916 consti­tuir una sociedad instrumen­tal: Industria y Ferrocarriles, S.A. Esta firma fue la que contra­tó toda la maquinaria precisa y puso en marcha la factoría a finales de agosto de 1917.

Finalizada la construcción de las locomotoras contratadas por Industria y Ferrocarriles, Linke-Hofmann realizó en su factoría las pruebas de funcionamiento y realizó un álbum oficial de fotografías. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Aunque el propósito inicial de la Sociedad Industria y Fe­rrocarriles fue la construcción de la fábrica de briquetas de Burceña, sus estatutos tam­bién contemplaban otras ac­tividades como la adquisición y arrendamiento de material móvil, así como la obtención y explotación de concesiones administrativas de aguas, mi­nas y ferrocarriles. El prime­ro de los objetivos se limitó a la compra de tres locomotoras construidas en Norteaméri­ca, dos por Baldwin y otra por Alco, así como treinta vago­nes que, de inmediato, fueron arrendados a su empresa ma­triz; Ferrocarriles de La Robla.

Más importante fue el ter­cero de los objetivos, la obten­ción y explotación de conce­siones administrativas, ya que, como se ha señalado, el 10 de septiembre de 1920 obtuvo la del ferrocarril de León a Matallana, línea funda­mental para completar el tra­zado de La Robla y facilitar la conexión directa por vía mé­trica entre Bilbao y León. El pliego de condiciones exigía que el nuevo servicio contase con cinco locomotoras de vapor, tres coches mixtos de 1ª y 2ª, otros tres de 2ª y 3ª, tres de 3ª, cuatro furgones, diez vago­nes cerrados, 40 de bordes al­tos, diez de bordes bajos y tres jaulas.

Adquiridas inicialmente para la línea de León a Matallana, las buenas cualidades de las Línke-Hofmann hizo que pronto ampliaran su radio de acción a otros trayectos de los Ferrocarriles de La Robla, como delata esta imagen, tomada en Balmaseda. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Tras el oportuno concur­so, la construcción de las cin­co locomotoras de vapor fue adjudicada a la firma alema­na Linke-Hofmann, con sede en Breslau, la actual ciudad polaca de Wroclaw. Dado el servicio que debían realizar, en principio únicamente en los 29 kilómetros comprendidos entre León y Matallana, se optó por un diseño de lo­comotora-ténder, con roda­je 131. Recibieron los núme­ros de fábrica consecutivos del 2774 al 2778 y fueron matri­culadas y bautizadas como 16, A. de Gandarias; 17, Alfre­do Ustara; 18, C. de Vildo­sola; 19, Pedro Ortiz de Arana y 20, Juan C. Calvo, nombres todos ellos relativos a diferentes accionistas de los Ferrocarriles de La Robla.

Aunque contratadas por In­dustria y Ferrocarriles para su ferrocarril de León a Matalla­na, las «Linke», como siempre fueron conocidas en el Ferro­carril de La Robla, pronto ex­tendieron su radio de acción al resto de las líneas operadas por su matriz, donde fue común verlas al frente de toda clase de trenes de viajeros, desde el famoso «Correo» de Bilbao a León hasta los trenes de cer­canías entre la capital vizcaína y Balmaseda. Tras la disolu­ción de la Sociedad Industria y Ferrocarriles en los años cin­cuenta, las cinco máquinas se integraron definitivamente en el parque de tracción del Fe­rrocarril de La Robla.

Una de las locomotoras Linke-Hoffman de Industria y Ferrocarriles fue captada en la bilbaína estación de La Concordia ya rematriculada con las siglas FR de los Ferrocarriles de La Robla. Fotografía de Reimar Holzinger. Fondo Ingo Hütter. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

La progresiva dieselización de la tracción en el Ferrocarril de La Robla, así como la caída del tráfico de viajeros a finales de los años sesenta, implicó la retirada del servicio de las cinco «Linke» de Industria y Ferrocarriles. Lamentablemente, poco después todas ellas fueron desguazadas.