Automotor Naval, inicialmente asignado al ferrocarril de Cercedilla a Navacerrada, fotografiado en la estación de Abrera de la Compañía General de Ferrocarriles Catalanes. Fotografía de Werner Hardmeier
Como ya indicamos en la segunda entrada de este blog dedicada a los trenes
unidad y automotores naval de vía métrica, en 1953, el gobierno español aprobó
un Plan para la Modernización y Mejora de los ferrocarriles de vía
estrecha en el que, entre otros vehículos, se adquirieron veinte automotores
eléctricos, tres furgones automotores y doce remolques, construidos en las instalaciones
de la Sociedad Española de Construcción Naval de Sestao (Vizcaya). Las
vicisitudes de los cinco primeros automotores y otros cinco remolques que se
integraron en el parque móvil del ferrocarril Vasco-Navarro, ya quedaron
plasmadas en la citada entrada.
Automotor Naval de la Compañía General de Ferrocarriles Catalanes. Fotografía de Werner Hardmeier
De los restante quince automotores, seis fueron asignados al ferrocarril de
Cercedilla a Navacerrada, en aquella época, la única línea de vía métrica
directamente explotada por Renfe. Matriculados en la serie 3006 a 3011, su
explotación se vio comprometida por las difíciles características de esta
línea, que presenta prolongadas rampas de hasta 60 milésimas, lo que en
ocasiones provocó problemas ante las limitada capacidad de freno de estos
trenes. En consecuencia, Renfe los utilizó preferentemente en la sección de
Navacerrada a Los Cotos, inaugurada el 29 de octubre de 1964, dotada de un
perfil más favorable, mientras que los automotores originarios de la línea,
construidos en 1923, se mantuvieron en servicio en el complejo tramo inicial de
Cercedilla a Navacerrada. Renfe también recibió para esta línea los remolques
6011 y 6012.
Automotor Naval del ferrocarril de Cercedilla a Navacerrada, fotografiado tras su adquisición por la Compañía General de Ferrocarriles Catalanes. Fotografía de Martin Dieterich
Los siguientes cuatro automotores, matriculados del 3012 al 3015, así como
los tres furgones automotores, integrados en la serie 3101 a 3103, fueron
destinados al ferrocarril de La Loma, que enlazaba las localidades jienenses de
Linares, Úbeda y Baeza. Este ferrocarril de vía métrica había experimentado,
tras su incautación por el Estado en los años treinta, un lento proceso de
modernización que incluía el cambio de tensión de alimentación de los 550
voltios originales a los 1.500 voltios en corriente continua. Sin embargo, el
15 de enero de 1966, con buena parte de las obras concluidas, incluida la
construcción de una magnífica estación subterránea bajo la estación de Renfe de
Linares-Baeza y con los nuevos automotores ya entregados en el depósito de
Canena, Feve optó por clausurar este pequeño sistema ferroviario, donde el
material de la Naval nunca llegó a prestar servicio.
Un remolque Naval estuvo asignado durante un tiempo a las antiguas líneas de los Ferrocarriles Suburbanos de Málaga. Fotografía de Jeremy Wiseman
Tras el cierre del ferrocarril de La Loma, los automotores asignados a esta
línea fueron remitidos al ferrocarril de Cercedilla a Navacerrada, donde apenas
prestaron servicio. De hecho, algunas unidades quedaron almacenadas durante
varios años en las instalaciones de la estación de Madrid-Príncipe Pío. En
consecuencia, el año 1966 fueron comprados por la Compañía General de
Ferrocarriles Catalanes, empresa que en aquellos años impulsaba la
electrificación de su red y que, por tanto, estaba interesada en la adquisición
de material motor de tracción eléctrica para la implantación de este sistema
entre Pallejá y Martorell.
Los automotores Naval de la Compañía
General de Ferrocarriles Catalanes
Imagen de uno de los cinco automotores Naval inicialmente adquiridos por la Compañía General de Ferrocarriles Catalanes. Se aprecia la doble puerta en sus plataformas de acceso. Las unidades asignadas al servicio de cercanías fueron decoradas en dos tonos de azul con franja amarilla. Fotografía de Martin Dieterich
En realidad, los automotores de La Loma no eran los primeros vehículos
Naval que adquiría la Compañía General de Ferrocarriles Catalanes ya que, en
1961 ya había puesto en servicio cinco automotores (3016 a 3020) y cinco
remolques (6001 a 6005) en su electrificación de Sant Boi a Pallejá, inaugurada
el 9 de julio de 1961. Cabe señalar que los coches motores adquiridos por la
empresa catalana presentaban algunas diferencias respecto a los restantes
automotores Naval, al haber sido diseñados específicamente para la prestación
de servicios de cercanías. En consecuencia, carecían de departamento furgón
para el transporte de paquetería y, en cambio, sus plataformas de acceso eran
más amplias y dotadas de doble puerta en cada costado.
Tres remolques Naval de la Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes. Se aprecian las puertas dobles en cada plataforma. Fotografía de Christian Schnabel
A medida que extendía la catenaria por sus vías, la Compañía General de
Ferrocarriles Catalanes requería ampliar su parque motor de tracción eléctrica
por lo que, a finales de los años sesenta, también adquirió todos los
automotores Naval de la línea de Cercedilla a Navacerrada y Los Cotos. En
consecuencia, salvo los cinco automotores y remolques del Vasco-Navarro, todos
los demás vehículos suministrados por este constructor vizcaíno con ocasión del
Plan de Modernización y Mejora de los ferrocarriles de vía estrecha, terminó
por integrarse en el parque de la empresa catalana. En todo caso, es preciso
señalar que los tres furgones automotores nunca llegaron a prestar servicio y
solo sirvieron como fuente de repuestos para los automotores de viajeros.
Uno de los furgones automotores Naval, apartado en las instalaciones de Ferrocarriles Catalanes en Martorell. Estos vehículos jamás llegaron a prestar servicio comercial. Fotografía de Werner Hardmeier
Paulatinamente, la Compañía General de Ferrocarriles Catalanes fue
conformando composiciones reversibles, aprovechando los automotores y remolques
Naval, a los que incorporó otros coches procedentes de la metalización, en sus
talleres de Martorell, de antiguos coches de carrocería de madera. Además,
rematriculó los automotores Naval en las nuevas series 5001 a 5005 para los
primeros cinco coches directamente adquiridos por esta sociedad, 5006 a 5009
para los procedentes del ferrocarril de La Loma y 5101 a 5106 para los del tren
de Navacerrada. Estos últimos se destinaron especialmente a la prestación de
servicios regionales entre Barcelona y Monistrol, trayecto que quedó
completamente electrificado el 6 de abril de 1971. A partir de esta última
estación, las composiciones eléctricas proseguían viaje, hasta Manresa,
remolcadas por una locomotora diesel Alsthom, en una modalidad de explotación
única en España y que se mantuvo hasta la completa electrificación de esta
sección, culminada el 4 de enero de 1984.
Composición Naval fotografiada por Werner Hardmeier en la estación de Manresa, donde llegaban remolcadas por locomotoras diesel Alsthom ante la ausencia de catenaria. Las composiciones asignadas a servicios regionales fueron decoradas en dos tonos de verde.
En 1978 la explotación de las líneas de la antigua Compañía General de
Ferrocarriles Catalanes fue asumida por la nueva empresa pública Ferrocarrils
de la Generalitat de Catalunya. El nuevo gestor emprendió de inmediato la
modernización del servicio, incluida la renovación de parte del material móvil
heredado de la antigua concesionaria. De este modo, el Plan de Material
1985-1987, contemplaba la reconstrucción integral de buena parte de los
automotores y remolques Naval, actuación que fue contratada con la sociedad
Talleres Rocafort de Lleida. El resultado fue la formación de cuatro
composiciones integradas por dos coches motores que encuadraban un remolque
intermedio, así como otros cuatro trenes en configuración de coche motor y
remolque con cabina.
Composición Naval reconstruida en Talleres Rocafort, en composición Motor-Remolque con cabina. Fotografía de Juanjo Olaizola
Aunque los nuevos trenes conservaban numerosos elementos originarios del
material Naval, como los bogies y el equipo de tracción, fueron dotados de modernas
carrocerías e interiorismos que en nada recordaban a su origen. Esta operación
permitió alargar la vida útil de estos trenes que prestaron eficaz servicio
hasta su paulatina retirada entre 1999 y 2001.
Dos composiciones Naval reconstruidas en formación de Motor-Remolque-Motor, fotografiadas en Martorell. Fotografía de Werner Hardmeier