El pasado 25 de octubre
se presentó en la torre de Igartza (Beasain), el Nº 24 de la colección
Beasaingo Paperak. En esta ocasión, y como bien señala el título del nuevo
volumen, “La fábrica de vagones y su influencia en Beasain y Ordizia
(1901-1925)” el trabajo, obra de los historiadores Juanjo Olaizola Elordi y
Martín García Garmendia, estudia la historia de la fábrica de vagones que
estableció en 1905 la Sociedad Española de Construcciones Metálicas en Beasain
y las repercusiones que esta importante industria tuvo sobre las poblaciones
del entorno más inmediato, sobre todo Beasain y Ordizia, pero también, en otras
como la vecina Lazkao.
Obras de construcción de la fábrica de vagones de Beasain. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Como señalaron los
autores durante la presentación del nuevo libro, en realidad la preparación de esta
obra se inició hace más de 110 años cuando el moravo Pablo Weeber fue
contratado por la Sociedad Española de Construcciones Metálicas como ingeniero
de la nueva factoría. Aficionado a la fotografía, Weeber plasmó con su cámara
las obras de construcción de la nueva fábrica de vagones, sus primeros coches y
vagones, pero también, las calles y paisajes de las poblaciones del entorno.
Hace unos años, el Museo Vasco del Ferrocarril tuvo ocasión de adquirir cuatro
grandes álbumes así como un pequeño diario personal que contiene valiosísimas
informaciones sobre los primeros años de vida de la fábrica de vagones de Beasain,
antecesora de la actual CAF.
Vista de la fábrica de vagones de Beasain, todavía en obras. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El impresionante legado
gráfico de Pablo Weeber se ha convertido, un siglo más tarde, en la base de
este nuevo volumen de Beasaingo Paperak. De este modo, las 551 páginas de la
obra, con texto bilingüe (euskera y castellano) están iluminadas con 142
fotografías históricas, la mayoría obra del ingeniero moravo, completadas con
otras procedentes del archivo de CAF y de Martín García Garmendia, entre otros.
Interior del taller de montaje de la fábrica de vagones de Beasain. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
En la primera parte de
la obra, se analizan con detalle los orígenes de la Fábrica de Vagones de
Beasain, que se remontan al año 1860, fecha en la que se estableció en Beasain la
Fábrica de Hierros de San Martín. Desde su fundación, junto a las vías del
ferrocarril del Norte, esta empresa mostró interés por el sector ferroviario
aunque diversas vicisitudes como la segunda guerra carlista y diversos cambios
en su propiedad, impidieron que pudiera alcanzarse este objetivo aunque hay
constancia de que ya en 1892, con la razón social de la Maquinista Guipuzcoana,
fabricó ruedas y otros componentes para diversas empresas ferroviarias del
entorno como la Compañía del Tranvía de San Sebastián. No sería hasta 1901
cuando, finalmente, logró un contrato para la fabricación de 50 vagones para
transporte de mineral para el ferrocarril de Bilbao a Portugalete. Este primer
pedido fue seguido de otros con destino al ferrocarril minero de Castro-Alen y
para las minas de La Reunión (Sevilla).
Vagón construido en 1906 para el ferrocarril de Lorca a Baza. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
A partir de 1901, las
antiguas instalaciones industriales de Beasain experimentaron un cambio radical
al integrarse en la Sociedad Española de Construcciones Metálicas. La nueva
empresa decidió especializar la factoría en la fabricación de vagones y, para
ello, hizo tabla rasa con lo existente, derribando todas las instalaciones para
levantar una nueva fábrica diseñada por el ingeniero alemán Franz Melaun con
una capacidad para la construcción integral de hasta 3.000 vagones anuales. Los
nuevos pabellones fueron proyectados por el arquitecto bilbaíno Luis Landecho
y, una vez concluidas las obras, se inició la producción con la construcción de
quince vagones tolva para la Sociedad de Gasificación Industrial.
Vagón tolva para la Sociedad de Gasficación Industrial. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El nuevo volumen de
Beasaingo Paperak recorre toda la trayectoria industrial de la fábrica de
vagones de Beasain, incluidas las repercusiones de la Primera Guerra Mundial
que, a la postre, dieron paso a la constitución de la Compañía Auxiliar de
Ferrocarriles (CAF) en 1917, primero como arrendatario y, a partir de 1925,
como propietario de las instalaciones fabriles.
Furgón suministrado a la Compañía del ferrocarril de Madrid a Cáceres y Portugal. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
La segunda parte del
libro estudia la repercusión que la implantación de una industria como la
fábrica de vagones tuvo en su entorno más inmediato. En una pequeña villa como
Beasain, la puesta en marcha de una factoría que contaba con más de 2.000
trabajadores, indudablemente alteró su vida económica y social. La vivienda, el
comercio, las infraestructuras, la educación, entre otros, son aspectos que se
analizan en la obra permitiendo al lector constatar el impacto que, hace un
siglo, tuvo esta empresa en el valle.
En 1907, la plantilla de la fábrica de vagones celebró la construcción del nº 1.000 de su producción. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Vista de la fábrica de vagones ya en producción. Fotografía de Pablo Weeber. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril