Vista del cargadero de Orconera en Astillero
El pasado viernes dedicamos la entrada de este blog a resumir la historia del ferrocarril de la Orconera Iron Ore & Co. en sus minas de Vizcaya. Sin embargo, este relato quedaría incompleto si no se hiciera referencia a sus otras explotaciones, las situadas en Cantabria, en el área de Obregón, que describiremos a continuación.
Plano de las explotaciones de Orconera en Cantabria
En un principio, la Orconera Iron Ore & Co. se constituyó para la explotación de diversas minas de hierro en el entorno del monte Triano (Vizcaya). Sin embargo, la empresa no desaprovechó la oportunidad que les ofreció el empresario José Mac Lennan para adquirir sus explotaciones en Cantabria, compra que se materializó el 26 de marzo de 1896.
Locomotora Nº 2, adquirida por José Mac Lennan para su ferrocarril de Obregón a Solía
La explotación de estas minas había sido iniciada por el propio José Mac Lennan en 1867. Veinte años más tarde, ante las limitaciones que presentaba el transporte carretero, decidió implantar un ferrocarril, de cuatro kilómetros de longitud que, en principio, debía enlazar las minas con la ría de Solía, donde pretendía embarcar el mineral con destino a sus consumidores finales. Sin embargo, pronto se pudo comprobar que el cauce fluvial presentaba notables dificultades para la navegación, debido al rápido aterramiento provocado por las propias explotaciones mineras. En conclusión, en Solía finalmente solo se establecieron los lavaderos de mineral que, una vez tratado, era nuevamente cargado en trenes que, a través de un segundo ramal, llegaban hasta un magnífico cargadero establecido en Astillero.
Locomotora Nº 3, Astillero, dotada del singular rodaje 121-T, poco común en los ferrocarriles mineros
Según señalan Gerardo J. Cueto Alonso y José Ajuria Ruiz en su magnífico libro El Coto Orconera, historia gráfica de la cuenca minera de la bahía de Santander, el primer embarque de mineral se verificó el 24 de marzo de 1894. Por tanto, cuando Orconera adquirió las instalaciones, el ferrocarril minero ya se encontraba plenamente operativo.
El ferrocarril minero de la Orconera aseguró el transporte del mineral extraído en Obregón en las dos etapas antes mencionadas: de las minas a los lavaderos de Solía y desde este punto hasta el cargadero de Astillero, hasta que el declive de la explotación propició su clausura en 1970. La producción supuso, aproximadamente, una cuarta parte de la que generaban las minas de la misma empresa en Vizcaya, con una media de unas 250.000 toneladas anuales.
El material móvil
Para iniciar la explotación de su ferrocarril, José Mac Lennan adquirió hasta seis locomotoras de vapor. Las dos primeras, construidas por Kerr Stuart en 1892 eran dos pequeñas máquinas, de rodaje 020-ST, que recibieron los números de fábrica 64 y 65. En Cantabria fueron matriculadas con los números 1 y 2 y bautizadas con los nombres de Solía y Obregón, topónimos correspondientes a los puntos extremos del primer proyecto ferroviario de este empresario.
Un año más tarde llegó a las minas una tercera locomotora, dotada de un rodaje verdaderamente singular y poco común para un ferrocarril minero: 121-T. Construida por W.G. Bagnall en 1893, con el número de fábrica 1.427, fue matriculada con el número 3 y el nombre de Pámanes.
Locomotora Nº 4, construida por Sharp Stewart en 1894. Se aprecia que, además de los topes propios de Orconera, también cuenta con un tope central de platillo para poder maniobrar vagones del ferrocarril de Santander a Bilbao
Para el servicio en la nueva línea de Solía a Astillero, Mac Lennan adquirió dos hermosas locomotoras de rodaje 230-T, construidas por Sharp Stewart en 1894 con los números de fábrica 3.980 y 3.981. Fueron matriculadas, a continuación de las anteriores, con los números 4 y 5 y los nombres de Cabarga y Dora. Finalmente, en 1896 llegó la locomotora Nº 6, Pámanes, construida por Vulcan Foundry con el número de fábrica 1.457.
Locomotora Nº 6, Pámanes
Orconera pronto amplió amplió el parque de locomotoras de vapor de sus nuevas propiedades en Cantabria, con la adquisición de diversos ejemplares de su clásico modelo de locomotora con rodaje 130-ST que tan buenos resultados estaban ofreciendo en sus explotaciones en Vizcaya. Así, en 1899 llegaron las locomotoras 7 y 9, fabricadas por Beyer Peacock con los números 3.961 y 3.962. En 1903 se incorporó la Nº 10, del mismo constructor y con el número de fábrica 4.559 y, en la tardía fecha de 1920, la Nº 12 (número de fábrica 6.033).
Una de las clásicas locomotoras 130-ST de los ferrocarriles de Orconera, en concreto la Nº 10
La línea cántabra de Orconera también recibió locomotoras del mismo modelo 130-ST que, en principio, habían iniciado su servicio en Vizcaya. Este es el caso de las Nº 15, 20 y 21, así como diversas locomotoras tipo 030-T y 020-T. Ciertamente, el trasvase de material móvil entre ambas explotaciones se veía facilitado por el enlace existente en Astillero con el ferrocarril de vía métrica de Santander a Astillero que, en la provincia vecina, y a través del tren de la Robla y la red interior de Altos Hornos de Vizcaya, conectaba con la línea minera vizcaína. Sin embargo, pese a pertenecer a la misma empresa, la separación y altura de los topes no estaba unificada, situados más altos y separados en Vizcaya que en Cantabria. En consecuencia, era preciso modificar este extremo y, de hecho, la existencia de soportes para topes en ambas posiciones, permitía conocer de un simple vistazo si una locomotora había trabajado en ambas redes.
Locomotora Nº 1 del ferrocarril de Orconera que, en 1877, inauguró la línea vizcaína de esta empresa. Sin embargo, la instantánea está tomada en Cantabria. Se puede apreciar perfectamente el doble juego de topes.
Al igual que en Vizcaya, en los años cincuenta se inició la modernización de la tracción, primero con la introducción de tractores Rhurtahler y, más tarde, con locomotoras diesel Hunslet.
Locomotora Asua, originaria también de las explotaciones de Orconera en Vizcaya, fotografiada en Cantabria. Se puede observar en la traviesa de la topera la existencia de taladros para el soporte de los topes utilizados en Vizcaya
Por lo que respecta al material remolcado, Orconera contaba, en 1947, con 332 vagones de caja metálica, 179 de madera, 26 para transporte de balasto y nueve coches de viajeros para el servicio interior.
El ferrocarril de Orconera en Cantabria también dispuso de algunos coches de viajeros para el transporte de su personal. En la imagen, un tren especial para un grupo de amigos del ferrocarril británicos organizado por la Railways and Correspondence and Travel Society