Remolque de tracción animal del tranvía de Bilbao a Algorta. El de Arratia adquirió de ocasión a dicha empresa dos coches similares. Archivo Georges Muller
LOS TRANVÍAS DEL TRANVÍA
Los primeros tranvías
Para el inicio de la explotación provisional con
motor de sangre entre Lemoa y Castillo Elejabeitia en septiembre de 1899, el
tranvía de Arratia contrató con la empresa zaragozana Carde y Escoriaza, el
suministro de cuatro remolques jardinera de dos ejes. Una vez iniciado el
servicio, pronto se comprobó que estos vehículos, totalmente abiertos en sus
laterales, no eran los más adecuados para hacer frente a los rigores del
invierno, por lo que, el 8 de noviembre de 1899 se procedió a la compra de dos
coches cerrados, de segunda mano, al Tranvía de Bilbao a Algorta.
La misma empresa suministró una mesilla de carga y un vagón plataforma, con los
que pudo iniciarse el transporte de mercancías.
Este pequeño parque de material móvil prestó
servicio hasta la sustitución del motor de sangre por la tracción eléctrica, a
partir del 1 de agosto de 1902. Aunque inicialmente se estudió su adaptación
como remolques de los nuevos tranvías eléctricos, pronto se desechó la idea,
por lo que quedaron arrinconados en las cocheras de Lemoa hasta que el 30 de
abril de 1908 se procedió a la venta de tres de las jardineras, a precio de
chatarra, a los Talleres de Deusto. Poco después, el 31 de diciembre del mismo
año, se desguazaron los restantes vehículos de tracción animal.
La tracción de los tranvías de motor de sangre se
realizaba contratando el denominado “servicio de arrastre”, con arrieros de la
comarca. En concreto, los caballos que tiraban de los tranvías de viajeros
pertenecían a la ganadería de Florencio González, mientras que los de
mercancías eran remolcados por mulas propiedad de Pablo García.
Coche de 2 ejes Nº 2, inicialmente previsto para el servicio urbano en Bilbao. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Los tranvías de viajeros
El TBDA contó con un total de cinco series
diferentes de tranvías para el servicio de viajeros. La primera, formada por
seis vehículos matriculados correlativamente del número 1 al 6, fueron
construidos en 1901 por la empresa aragonesa Carde y Escoriaza, con equipos
eléctricos de la francesa Thomson-Houston. De dos ejes y pequeñas dimensiones,
disponían de un total de 18 asientos y un pequeño departamento furgón para
equipajes. Pronto se hizo patente su escasa capacidad, mientras que su potencia
y consumo era similar a los de otras series de mayor envergadura, por lo que en
1913 se decidió su transformación en coches de bogies.
Esta operación se realizó en los talleres del tranvía en Lemoa, seccionando
por la mitad un coche y añadiendo un nuevo cuerpo, por lo que la capacidad
quedó incrementada a 30 asientos. Con su nuevo aspecto la mayoría de estos
coches circularon hasta la clausura del tranvía en 1964.
Tranvía Nº 4, antiguo coche de dos ejes, ampliado en 1913 y transformado en coche de bogies. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
La empresa Carde y Escoriaza también suministró, en
1901, siete coches de grandes dimensiones matriculados en la serie 50 a 56. También dotados de
equipos eléctricos de la casa francesa Thomson-Houston, disponían de cuatro
ejes, montados sobre bogies “máxima tracción”. Este sistema se caracterizaba
por la presencia de un solo motor de tracción en cada bogie, siendo el eje
motor de mayor diámetro que el de apoyo. Estos tranvías, con capacidad para 36
plazas sentadas, circularon con pocas reformas hasta que a mediados de los años
cincuenta comenzaron a ser dados de baja. Sin embargo, los últimos continuaron
prestando servicio hasta la clausura de la línea en 1964.
Coche Nº 56. Fotografía de G. Masino. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
En el año 1903, y con el fin de reforzar el parque
móvil inicial, el cual resultaba escaso para atender la demanda de transporte
del tranvía, se procedió a la motorización, en los talleres de Lemoa y con
equipos eléctricos de la norteamericana Westinghouse, de dos grandes remolques
que habían sido construidos el año anterior por Carde y Escoriaza. Matriculados
inicialmente con los números 30 y 31, en 1915 fueron rematriculados como 7 y 8.
Estos vehículos, que disponían de dos departamentos furgón y treinta asientos,
prestaron servicio hasta 1962 y 1964 respectivamente.
Coche motor Nº 8, fruto de la motorización del remolque Nº 31. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Espartano interiorismo de un coche motor del tranvía de Arratia. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El parque inicial de coches de viajeros del tranvía
de Arratia se completó en 1903 con la adquisición, nuevamente a Carde y
Escoriaza, de otros cinco coches de bogies, dotados de equipos eléctricos
Westinghouse, matriculados en la serie 60 a 64. Uno de ellos, el 60, vio posteriormente
sustituidos éstos por otros de la marca francesa Thomson-Houston, por lo que
fue rematriculado con el número Nº 57. Con un departamento de equipajes y treinta y seis
asientos, prestaron servicio hasta finales de los años cincuenta, salvo el 57,
que no fue retirado hasta 1964.
Coches 63 y 13 estacionados en la terminal del teatro Arriaga. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
La única ampliación del parque móvil inicial del
tranvía de Arratia se realizó en los años veinte, cuando, tras la experiencia
adquirida en la reconstrucción de los pequeños tranvías de la serie 1 a 6, se procedió a construir
en los talleres de Lemoa ocho nuevos coches. Muy similares a los restantes
vehículos del TBDA, dotados de dos bogies “máxima tracción”, sus equipos
eléctricos fueron en esta ocasión suministrados por la multinacional
norteamericana General Electric.
Fueron matriculados en la serie 9
a 16 y circularon hasta mediados de los años cincuenta,
aunque algunos prolongaron su vida activa hasta el cierre definitivo del
servicio.
Coche Nº 15, construido en los años veinte en los talleres de Lemoa. Fotografía de Félix Zurita Moreno de la Vega.
Los tranvías de mercancías
El TBDA contó con dos series de furgones automotores
para el servicio de mercancías, la primera formada por un total de seis coches
de dos ejes y la otra de cinco coches de bogies.
Los pequeños furgones automotores de dos ejes fueron
matriculados en la serie 1 a
6. Los cuatro primeros habían sido construidos en 1901 por Carde y Escoriaza
con equipos de tracción Thomson-Houston, mientras que, en 1903 y debido al
incremento de tráfico de mercancías que supuso el establecimiento de tráfico
combinado con el Ferrocarril de Durango a Zumárraga, se adquirió un nuevo
coche, idéntico a los anteriores. La serie se completó en 1924 con la
construcción en los talleres de Lemoa del tranvía de carga Nº 6.
Furgón motor de mercancías Nº 3. Fotografía de Jeremy Wiseman
La vertiginosa caída del tráfico de mercancías que
registró el tranvía en los años cincuenta supuso la retirada del servicio de
estos vehículos, salvo los números 1 y 6, que fueron adaptados para la
realización de trabajos de mantenimiento de la línea aérea. El primero quedó
destacado en el tramo comprendido entre Lemoa y Zeanuri y el segundo en la
sección Bilbao-Urbi.
Furgón automotor de mercancías Nº 54. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
La segunda serie de furgones automotores para
transporte de mercancías estaba compuesta por cuatro unidades, recibidas en
1901 y numeradas del 50 al 53. De mayor tamaño que los anteriores, sus cajas
iban montadas sobre dos bogies “máxima tracción” similares a los de los coches
de viajeros, mientras que los equipos eléctricos habían sido suministrados por
Whestinghouse. En 1924, la serie se amplió con la construcción en los talleres
de Lemoa de un nuevo coche, idéntico a los anteriores, matriculado como Nº 54.
Al igual que lo sucedido con la serie anterior, la
caída del tráfico de mercancías experimentada en los años cincuenta supuso su
progresiva retirada del servicio. Solo el 54 se mantuvo operativo para la
realización de labores auxiliares en la sección de Lemoa a Zeanuri.
Además de los furgones automotores, el tranvía de
Arratia contó con un considerable parque de vagones para el transporte de
mercancías, que, según la demanda, eran enganchados a los coches motores de
viajeros o a los furgones automotores, formando composiciones de hasta tres
remolques.
El parque inicial de vagones estaba compuesto por 10
mesillas de carga construidas por Mariano de Corral, empresa bilbaina que
también suministró dos furgones cerrados. Por su parte, Talleres de Deusto
entregó doce vagones cuna.
Vagón de mercancías construido por Mariano de Corral. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
En 1904 el parque se amplió para poder hacer frente
al incremento de tráfico que supuso el convenio suscrito con el Ferrocarril de
Durango a Zumárraga, adquiriendo un nuevo lote de quince vagones de mercancías.
Posteriormente, en el año 1909, cuatro de las mesillas suministradas por
Mariano de Corral se transformaron en furgones cerrados.
A partir de 1920 los talleres de Lemoa emprendieron la
fabricación de los vagones necesarios para el servicio, fabricando hasta 1931
un total de 40 unidades de diversos tipos. Sin embargo, en 1948 se inició el
progresivo desguace de este tipo de vehículos, cada vez menos necesarios, dada
la rápida caída de los tráficos de mercancías experimentado a partir de esa
fecha, aunque los últimos remolques de carga no se dieron de baja hasta el
cierre definitivo del tranvía de Arratia en noviembre de 1964.