Fotografía de Juan Ramón Areitio Irizar tomada el día del inicio de las obras del Metro de Bilbao en Erandio. Año 1988
Ayer nos dejó para siempre uno de los grandes protagonistas de la historia del ferrocarril en el País Vasco: D. Juan Ramón Areitio Irizar. Maestro y buen amigo, hoy quiero dedicar esta entrada a su insigne figura, clave en el desarrollo de proyectos ferroviarios tan trascendentales como el Metro de Bilbao.
Juan Ramón Areitio Irizar vino al mundo, el 26 de enero de 1921, en la bilbaína estación de La Aduana, cabecera del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas y Plencia, hoy convertida en la línea 1 de Metro Bilbao. No en vano, su padre era, en aquella fecha, Subdirector de la empresa titular de dicha línea, la Compañía de los Ferrocarriles de Santander a Bilbao, por lo que tenía derecho a una vivienda en la citada terminal ferroviaria.
Estación de Bilbao-Aduana, casa natal de Juan Ramón Areitio. Fotografía de Juan Bautista Cabrera
Tras superar el bachiller, Juan Ramón Areitio ingresó en la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao, donde cursó los estudios correspondientes hasta su licenciatura en el año 1946. Finalizado el proceso académico, inició su andadura laboral en la factoría de la General Eléctrica Española sita en San Salvador del Valle (Vizcaya), hasta que en el año 1948 se incorporó a la plantilla de la Compañía de los Ferrocarriles de Santander a Bilbao en calidad de ingeniero jefe de Material y Tracción. En aquel momento, el ferrocarril vasco-cántabro precisaba con urgencia el refuerzo de su parque de tracción, tarea que afrontó Juan Ramón Areitio desde tres vertientes:
- La compra de locomotoras de vapor de ocasión y su adaptación a las necesidades de la línea, en concreto, el caso de una locomotora adquirida al ferrocarril de Minas de Cala, reconstruida y transformada al tipo Mikado, que, en honor a su padre, fue bautizada como Juan de Areitio.
Locomotora Juan de Areitio, reconstruida por Juan Ramón Areitio. Fotografía de Ferran Llauradó
- La compra de automotores diesel-eléctricos de ocasión, construidos en los años treinta por la firma francesa Brissoneau & Lotz para los ferrocarriles de la Provenza.
Con los automotores Brissoneau & Lotz, Juan Ramón Areitio estableció los primeros servicios de cercanías entre Bilbao y Valmaseda. Fotografía de Juan Bautista Cabrera
- El diseño de las últimas máquinas de vapor adquiridas por el Santander-Bilbao, en concreto, un lote de cinco locomotoras tanque, de rodaje «mikado», suministradas por Babcock & Wilcox en 1952.
Una de las mikado diseñadas por Juan Ramón Areitio, fotografiada sobre el puente giratorio de La Casilla. Fotografía cedida por el propio Juan Ramón Areitio.
En 1952, Juan Ramón Areitio pasó a ocupar el cargo de subdirector de explotación y, tres años más tarde, pasó a prestar sus servicios, en un cargo similar, en la empresa Ferrocarriles y Transportes Suburbanos, sociedad que en 1947 se había desgajado de la Compañía de los Ferrocarriles de Santander a Bilbao y en la que se habían integrado, entre otras, su importante línea de cercanías de Bilbao a Las Arenas y Plencia.
Primitivo automotor del ferrocarril de Bilbao a Plencia, reconstruido bajo la dirección de Juan Ramón Areitio
Durante su paso por Ferrocarriles y Transportes Suburbanos, empresa en la que en 1967 fue nombrado Director Gerente, impulsó la modernización de sus servicios, la renovación de las estaciones y la ampliación de la capacidad de las subestaciones, con la introducción, por primera vez en España, de los entonces novedosos rectificadores de silicio. Asimismo, dirigió los trabajos de reconstrucción del material móvil antiguo, con un programa de metalización de diversos coches y automotores, así como con el diseño de las nuevas unidades de tren de la serie 100, puestas en servicio en dicha red a partir de 1967.
Unidad de tren de la serie 100 de los Ferrocarriles y Transportes Suburbanos de Bilbao, diseñada por Juan Ramón Areitio. Fotografía de Andoni Txurruka
Tras el breve paso de Ferrocarriles y Transportes Suburbanos de Bilbao por manos de la empresa estatal Feve, entre 1977 y 1978, la red que había explotado dicha sociedad fue transferida al Consejo General Vasco, cuyo primer Consejero de Transportes, Juan María Bandrés, nombró a Juan Ramón Areitio como Subdirector del órgano gestor de la red ferroviaria vasca. Poco después, el Consejero José Luis Robles le designo Gerente de dicha entidad que, en 1982, daría paso a la sociedad pública del Gobierno Vasco EuskoTren.
En este periodo, la gestión de la nueva empresa ferroviaria vasca, completamente descapitalizada, fue especialmente compleja, en una situación de crisis política y económica generalizada. Sin embargo, bajo la dirección de Juan Ramón Areitio se sentaron las bases para la recuperación de los ferrocarriles de vía métrica en Euskadi, así como para la creación del moderno Metro de Bilbao. Un hito destacado en este momento fue el diseño de las nuevas unidades de tren de la serie 200, suministradas a partir de 1985. Construidas prácticamente en su totalidad en el País Vasco, con mecánica de CAF, remolques intermedios de Babcock & Wilcox y equipos de tracción diseñados en la fábrica de Erandio de la multinacional Westinghouse, en ellas se plasmaron buena parte de los conocimientos técnicos de Juan Ramón Areitio en el campo del material móvil ferroviario.
Una imagen histórica. Durante un viaje de pruebas con las nuevas unidades 200 de EuskoTren, Juan Ramón Areitio (a la derecha) posa junto a otros padres del Metro de Bilbao como Agustín Presmanes y José Luis Burgos Cid. Verano de 1985.
A partir del 3 de enero de 1988 Juan Ramón Areitio abandonó el cargo de Director Gerente de EuskoTren para ser nombrado Asesor del Consejero de Transportes del Gobierno Vasco en materia de ferrocarriles. En esta nueva etapa, su papel resultó fundamental en los planteamientos de la nueva red ferroviaria de altas prestaciones, popularmente conocida como Y ferroviaria, y del nuevo Metro de Bilbao, labor en la que proseguiría a partir del 2 de agosto de 1995 al ser designado asesor del Consorcio de Transportes de Bizkaia. Finalmente, el 30 de agosto de 1996, con más de 75 años de edad, puso fin a su dilatada trayectoria profesional que, durante prácticamente medio siglo, se dedicó al desarrollo del ferrocarril en el País Vasco, tanto en los diversos puestos antes señalados como en otros muchos como la Cátedra de Ferrocarriles de la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao o numerosos organismos mixtos de colaboración entre la administración vasca y la estatal en materia ferroviaria.
Goian Bego