viernes, 28 de julio de 2017

CEMENTOS LEMONA Y EL FERROCARRIL

Vista de la factoría de Cementos Lemona en 1928. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Este año se conmemora el centenario de la empresa Cementos Lemona, cuya historia, en sus primeros cincuenta años, estuvo estrechamente ligada al ferrocarril, no en vano, sus instalaciones se levantaron junto a la estación de la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados en Lemoa, empresa con la que además existían accionistas comunes, entre los que sin duda destaca la figura de Juan José de Ampuero.
Tren de los Ferrocarriles Vascongados a su paso por la estación de Lemoa. Las magníficas comunicaciones ferroviarias y tranviarias decidieron a los promotores de la firma cementera a instalar su factoría en Lemoa. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Fue precisamente la facilidad para el transporte de las materias primas; margas calizas y el carbón para el funcionamiento de los hornos, así como para la expedición del producto final a los principales mercados, tanto gracias al ferrocarril de vía métrica de los Vascongados como a la línea del Tranvía de Bilbao a Durango y Arratia, la que impulsó a los promotores de la fábrica cementera a escoger Lemoa como sede de su futura factoría. De este modo, el 30 de mayo de 1917, constituyeron la sociedad Cementos Lemona SA, con el propósito de fabricar cemento según las patentes del ingeniero francés Julien Israel Blum, inventor de un sistema de hornos, molino y secado muy innovadores para la época, con hornos verticales y molinos de bolas.
Furgón automotor del tranvía de Arratia, fotografiado frente a la factoría de Cementos Lemona. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
La puesta en marcha de las nuevas instalaciones fue compleja, ya que la empresa se constituyó en plena Primera Guerra Mundial, lo que dificultó el suministro de equipos y componentes, sobre todo los que se debieron importar desde los países beligerantes. De este modo, el primer horno rotativo no se puso en marcha hasta 1923 y el segundo, seis años más tarde.
Estación de Lemoa en 1989. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
 
La estación de Lemoa había sido establecida por la antigua Compañía del Ferrocarril Central de Vizcaya en el pk. 17,690 de su línea de Bilbao a Durango,  el año 1882. Esta dependencia experimentó un notable crecimiento del tráfico tras la construcción de una vía de enlace con el tranvía de Arratia en 1913 y, sobre todo, tras la puesta en marcha de la fábrica de Cementos Portland. El servicio de la nueva factoría exigió la ampliación de sus instalaciones,  con el establecimiento, en 1922, de una vía de apartadero  y la reforma, en 1929, del edificio de la estación.
El tranvía de Arratia facilitó el transporte de la producción de Cementos Lemona a Bilbao y a su puerto. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Por su parte, la concesionaria del tranvía de Arratia, que en aquella época ya era una empresa filial de los Ferrocarriles Vascongados, también construyó vías de acceso al interior de la factoría, ya que sus trenes eran utilizados tanto para el transporte de piedra desde las canteras de Urkizu como para la expedición de los sacos de cemento fabricados en Lemoa hasta los muelles del Nervión junto al teatro Arriaga (Bilbao), donde eran descargados a gabarras. De este modo, algunas de las vías interiores de la fábrica contaban con tres carriles, a fin de que por ellas pudieran circular, indistintamente los vagones de vía métrica de los Ferrocarriles Vascongados y los del tranvía de Arratia, dotado, al igual que los restantes tranvías de Bilbao, del peculiar ancho de vía de 1.365 mm.
Esquema de vías de la estación de Lemoa y de la red interior de la fábrica de Cementos Lemona, en el que se aprecian en color magenta, las vías dotadas de tres carriles para hacer compatible la circulación de los vagones de los Ferrocarriles Vascongados y del tranvía de Arratia. Dibujo de Pedro Pintado Quntana
 
Cementos Lemona fue un buen cliente de los servicios ferroviarios y tranviarios de su entorno de modo que, para facilitar las maniobras en el interior de la factoría, el 2 de septiembre de 1930 decidió adquirir a los Ferrocarriles Vascongados un tractor de maniobras construido en 1925 por la firma francesa Berliet. Esta pequeña locomotora vio sustituido su motor de gasolina original por otro Berliet-Ricardo diésel en los años cincuenta y con él prestó servicio hasta finales de los años sesenta. Lamentablemente, el rápido desarrollo de los transportes mecánicos por carretera arrebató estos tráficos, primero al tranvía, a comienzos de los años cincuenta, y una década más tarde al ferrocarril.
Tractor de maniobras Berliet de Cementos Lemona, hoy en día se encuentra preservado en el Museo Vasco del Ferrocarril. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi