El nuevo tranvía de Tenerife
Tras la supresión del tranvía de Tenerife, la isla quedó huérfana de transportes ferroviarios, a excepción de los singulares trenes del agua que desde principios del pasado siglo se utilizan en la perforación y mantenimiento de las galerías con las que se recogen los valiosos recursos hidráulicos del territorio con destino al regadío y al consumo humano. Automóviles y guaguas se convirtieron en las únicas alternativas para viajar por el territorio insular, opciones, en ambos casos, poco sostenibles.
El progresivo crecimiento de la movilidad entre la capital de la isla y la importante localidad de La Laguna, que en el año 2000 sumaban ya más de 350.000 habitantes, exigía buscar alternativas de transporte público más eficientes que el autobús, por lo que el Cabildo Insular decidió estudiar las diversas opciones que podrían implantarse en este corredor, como calzadas reservadas para las guaguas, ferrocarriles metropolitanos o tranvías. Finalmente, fue este último sistema el elegido, gracias a su gran capacidad de transporte y a los razonables costes de implantación, notablemente inferiores a los de un tren subterráneo. Además, también se valoraron otras virtudes como su facilidad de acceso y la consiguiente reducción de los tiempos de viaje, o la inexistencia de emisiones contaminantes.
Para poner fin al rosario de humeantes guaguas que enlazaban ambas ciudades, con hasta 40 autobuses por hora en el corredor de Santa Cruz a La Laguna, el Cabildo Insular constituyó, el 29 de septiembre de 2000, la empresa Metropolitano de Tenerife, S.A. (MITSA). Sin embargo, pese a lo que el lector pueda presuponer por el nombre de la sociedad, su propósito no era construir un ferrocarril metropolitano convencional, sino un tranvía moderno que, en buena medida, recuperaba el recorrido del suprimido en 1956.
La construcción del nuevo tranvía de Tenerife fue particularmente compleja, dadas las grandes dificultades orográficas del recorrido, con rampas medias del 5% y tramos con inclinaciones de hasta el 8,5%. Así, mientras la empresa TECSA procedía al montaje de las nuevas vías, la firma francesa Alstom fabricaba en sus instalaciones de Santa Perpetua de la Mogoda una modelo especial de su popular tranvía «Citadis», en su versión de cinco módulos articulados montados sobre tres bogies, ya que, en este caso, todos ellos están motorizados, cuando la práctica habitual es que el intermedio sea un bogie remolcado. Este refuerzo de la tracción resultaba imprescindible para poder superar con solvencia las duras rampas del trayecto.
Las obras del nuevo tranvía de Tenerife se emprendieron en el año 2004 y a finales de diciembre de 2005 ya se pudieron realizar las primeras pruebas en un tramo de 600 metros montado entre las nuevas cocheras de Taco y el Hospital Universitario de Canarias. A medida que Alstom entregaba los 20 tranvías contratados, el último en agosto de 2006, se procedía a realizar un exhaustivo programa de ensayos, en los que se prestaba especial atención a su capacidad de ascenso y, sobre todo, de frenado, en las duras pendientes de la línea.
Tras superar todas las pruebas y una vez concluido el montaje de vías, líneas aéreas e instalaciones como las paradas y sus correspondientes máquinas expendedoras de billetes, se pudo proceder a la inauguración del nuevo tranvía de Tenerife a San Cristóbal de La Laguna, que tuvo lugar el 2 de junio de 2007. El recorrido de la nueva línea, establecida en doble vía y con ancho de vía internacional, es de 12,5 kilómetros, jalonado por 21 paradas, con origen en el Intercambiador que, como su nombre sugiere, es el principal centro intermodal de la capital de la isla, en el que confluyen todos los servicios de autobuses interurbanos de la zona, y final en la céntrica parada de La Trinidad, en La Laguna.
El éxito del primer tranvía moderno de Tenerife animó a las autoridades insulares a ampliar el servicio con una nueva línea, la número 2, entre Tíncer y La Cuesta, de escasa longitud, apenas 3 kilómetros, y seis paradas, de las que las dos centrales son comunes con la línea 1, con lo que se agiliza notablemente el trasbordo entre ambas. Inaugurada el 30 de mayo de 2009, su función principal es la de aportar viajeros de las zonas urbanas del entorno al gran eje de Tenerife a La Laguna y con ella se ha conseguido que el sistema dé cobertura al 66% de la población del área metropolitana tinerfeña.
Desde su inauguración, el tranvía de Tenerife ha sido un modelo de éxito, y la demanda se ha incrementado año tras año. Para poder atenderla, a partir de los carnavales de 2010 comenzó a ser habitual circular en doble composición, con lo que se duplicó la capacidad del servicio. En el año 2019, sus unidades registraron más de 15 millones de viajeros. Además, el magnífico equipo humano reunido en este proyecto ha sido capaz de buscar nuevas fórmulas que han desembocado en el desarrollo de patentes propias y en el asesoramiento a otras iniciativas similares, tanto en nuestro país como en el extranjero.
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