El «trenet de la Marina» estacionado en la estación
de Alacant. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del
Ferrocarril
Alacant dispone,
en la actualidad, de una moderna red de transporte público a mitad de camino
entre el metro, el tranvía y el ferrocarril convencional. Explotado bajo la
marca comercial TRAM, los orígenes de este singular sistema se remontan al
histórico «Trenet de la Marina», línea de vía métrica inaugurada hace ahora
cien años. Para recordar esta efeméride, repasaremos en las siguientes páginas
los hechos más importantes de este ferrocarril centenario.
Los orígenes del ferrocarril de Alacant a Dénia,
popularmente conocido como el «trenet de la Marina» se encuentran en el
propósito de mejorar las comunicaciones entre la capital provincial y la amplia
comarca de La Marina pero, también, en la de establecer un enlace ferroviario
con València a lo largo de la costa mediterránea. Es preciso señalar que, desde
la temprana fecha del 19 de noviembre de 1859 era posible viajar en tren entre
Alacant y València, pero el trayecto se desarrollaba por el interior y, además,
era preciso realizar trasbordo en Almansa o La Encina, ya que este enlace era
explotado por dos compañías ferroviarias diferentes: MZA en el tramo de Alacant
a Almansa y AVT (más tarde Norte) desde este punto hasta la capital del Turia.
Una de las locomotoras de vapor Hanomag del «trenet
de la Marina». Fotografía de Xavier Santamaría. Archivo EuskoTren/Museo Vasco
del Ferrocarril
La opción costera también se había
desarrollado, al menos parcialmente, gracias al impulso de la Compañía de los
Ferrocarriles de Almansa a Valencia y Tarragona (AVT) que había convertido en
ferrocarril de vapor el antiguo tranvía de Carcaixent a Gandía y prolongado sus
vías hasta Dénia, en 1884. En todo caso, a diferencia de la línea general de
Valencia a Almansa, este nuevo tren era de vía métrica, lo que exigía el
trasbordo de viajeros y mercancías en la estación de Carcaixant.
Ante la potencial demanda de viajeros y
mercancías de las comarcas de La Marina y la Safor, surgieron numerosas
iniciativas para establecer un ferrocarril de vía ancha en la zona. Incluso la
Compañía de los Ferrocarriles Andaluces, titular de la línea de Murcia a
Alacant, mostró su interés por el proyecto, lo que le habría permitido
prolongar sus vías hasta València. Sin embargo, ninguna de estas propuestas
llegó a materializarse y, durante años, la navegación de cabotaje y las
carretas siguieron protagonizando los transportes de la zona.
Locomotora Nº 10, con un tren de viajeros, en el
ramal del puerto de Alacant. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo
Vasco del Ferrocarril
La concesión
La materialización definitiva del «trenet de
la Marina» fue realmente compleja. De hecho, la primera concesión para la
construcción y explotación de un ferrocarril en la zona fue otorgada por el
Ministerio de Fomento el 1 de agosto de 1889. En esa fecha, el gobierno
autorizó al banquero Juan Bautista Lafora, quién ya había sido concesionario
del ferrocarril de vía ancha de Murcia a Alacant, la construcción de un
ferrocarril de vía métrica entre Alacant y la Vila Joiosa. Como se verá a
continuación, transcurrieron 26 años hasta que se pudo culminar este proyecto.
Durante años, el Sr. Lafora intentó reunir
los capitales y ayudas públicas necesarias para impulsar la construcción de su
ferrocarril pero, ante los pobres resultados obtenidos, en 1901 decidió
transferir sus derechos al ingeniero de minas José Carbonell Morand. Para
financiar las obras, el nuevo titular constituyó, el 3 de julio de 1902, la
sociedad Ferrocarril de Alicante a la Marina, S.A, con un capital social de
1.250.000 pesetas.
Uno de los autovías de construcción artesanal,
fotografiado en el ramal del puerto de Alacant. Fotografía de Jeremy Wiseman
La nueva empresa inició de inmediato los
primeros trámites para la construcción de la línea, de 30,7 kilómetros de longitud, entre los que destaca
la declaración de ocupación forzosa de los terrenos, aprobada por el Gobernador
Civil de Alicante el 5 de mayo de 1903, lo que no evitó que surgieran graves
desavenencias con algunos de los afectados. Además, encomendó al ingeniero
Teodoro Alonso Pesquera la redacción del proyecto definitivo que, finalmente,
se valoró en 2.188.939 pesetas. Evidentemente, el capital social inicial de
1.250.000 pesetas resultaba insuficiente para cubrir el presupuesto, por lo que
la sociedad de Ferrocarriles de Alicante a la Marina intentó realizar diversas
ampliaciones de capital, con infructuosos resultados. En consecuencia, fue
imposible cumplir con los plazos de construcción previstos en la concesión y,
tras agotar hasta cuatro prórrogas, el gobierno decidió incautar la concesión,
las obras realizadas y el material móvil utilizado en ellas, el 18 de julio de
1910.
Mientras tanto, el 26 de marzo de 1908 el
gobierno aprobaba la Ley de Ferrocarriles Secundarios y Estratégicos que
incluía entre las líneas a construir un ferrocarril estratégico entre la Vila
Joiosa y Dénia por Benidorm y Gata. Tras la oportuna subasta, la concesión fue
otorgada por Real Orden, promulgada el 27 de septiembre de 1910 a la sociedad Boffinet,
Solms y Compañía, entidad promovida por el banquero francés Paul Gregoire, en
representación de la Banca Boffinet y Cíe, el especulador William Solms, más
tarde implicado en turbios negocios ferroviarios como el ferrocarril de
Santander al Mediterráneo o el tranvía del Escorial, y el antiguo concesionario
del ferrocarril de Alacant a la Vila Joiosa, José Carbonell. Poco después, el
15 de noviembre de 1910, estos empresarios constituyeron la Compañía de los
Caminos de Hierro Estratégicos y Secundarios de Alicante (en adelante ESA), a
la que transfirieron la concesión.
Vista trasera de uno de los
autovías de ESA. A falta de cabina de conducción, era preciso girarlos en los
terminales de la línea. Fotografía de Jeremy Wiseman
Un par de mes meses antes, el 8 de agosto de
1910, el gobierno decidió otorgar también a la inconclusa línea de Alacant a la
Vila Joiosa los beneficios de la Ley de Ferrocarriles Secundarios y
Estratégicos, al declararlo ferrocarril secundario. A la consiguiente subasta
de la nueva concesión se presentó ESA que, finalmente, consiguió ser la
adjudicataria de concesión y de las sustanciosas subvenciones que implicaba, el
8 de julio de 1911.
Una vez que toda la línea de Alacant a Dénia
se encontraba en manos de un único concesionario, se impulsaron las obras que,
en esta ocasión, contaron con la aportación de capital francés, que suscribió
la mayor parte de las 4.750.000.- pesetas del capital social de ESA, así como
una cifra similar en obligaciones De hecho, tanto este ferrocarril como el del
Bidasoa, en el confín de Gipuzkoa y Navarra, son los dos últimos ejemplos de
inversión gala en nuestra red ferroviaria, capital que resultó fundamental en
el siglo XIX en la conformación de las principales empresas del sector en
España como es el caso de Norte, MZA o Andaluces.
Los automotores Billard representaron un gran paso
en la dieselización de la línea. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
Dado el origen francés del capital de ESA, no
es de extrañar que la realización de las obras fuera encomendada a una empresa
constructora del país vecino, en este caso, la Societé International des
Travaux Públics. La cifra de 10.852.075 pesetas, incluía el suministro del
material móvil, además de la ejecución de toda la explanación, estaciones y
obras de fábrica, entre las que destacan elegantes viaductos metálicos como los
situados sobre los barrancos de Aguas, Mascarat, Pou Roig y Santa Ana.
Concluidas las obras, la primera sección,
entre Alacant, Vila Joiosa y Altea fue inaugurada el 28 de octubre de 1914,
mientras que el tramo final hasta Dénia, entró en servicio hace ahora un siglo,
el 11 de julio de 1915.
Triste centenario el del Trenet de la Marina, es lo que hay...
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