Imagen del tranvía en su ascenso a Begoña. Fotografía de Jeremy Wiseman
El tranvía a Begoña
La construcción del nuevo
túnel de Artxanda supuso desviar el trazado del ferrocarril de Lezama, de modo
que quedó desatendida la antigua estación de Begoña, en aquella época un
municipio independiente de Bilbao, pero con un notable núcleo de población y una
importante actividad comercial, agrícola e industrial.
Para que la populosa
república de Begoña no quedara aislada, la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a
Lezama estudió la posible implantación de una nueva alternativa ferroviaria de
montaña: un tren de cremallera. La iniciativa, propuesta en 1905, consistía en
un nuevo trazado que partiría desde la propia estación de Bilbao-Calzadas para
ascender, bordeando los antiguos viñedos de txakolí sobre los que en la
actualidad se asienta el barrio de La Cruz hasta las Calzadas de Mallona. Desde
este punto, la vía seguía la histórica calzada hasta llegar a la explanada de
la basílica de Begoña, donde concluía su breve y vertiginoso recorrido de tan
solo 657,91 metros ,
junto a la fuente del León.
El proyecto, redactado por el
Ingeniero Julián Soriano, preveía la explotación con tracción eléctrica,
mediante automotores de dos ejes y sus respetivos remolques, así como el uso de
la cremallera sistema Abt. El diseño de los vehículos era similar al de los
tranvías eléctricos y, de hecho, la propuesta tenía muchos aspectos en común
con el único tranvía eléctrico de este tipo que ha existido en España; el que
facilitaba el acceso a la Alhambra de Granada, inaugurado pocos años después,
en concreto, el 22 de diciembre de 1907.
Plano del enlace del tranvía de Begoña con la red de tranvías urbanos de Bilbao. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Finalmente, este tranvía de
cremallera de Bilbao a Begoña no llegó a materializarse. La tracción eléctrica
había adquirido el suficiente desarrollo tecnológico como para garantizar la
subida y bajada de los vehículos por el antiguo trazado ferroviario a Lezama.
En consecuencia, la compañía ferroviaria optó por aprovechar la abandonada
explanación hasta el viejo cementerio de Begoña para, tras rodearlo, dirigirse
hasta la fuente del León. Esta opción simplificaba sobremanera la implantación
de la vía, al no tener que expropiar terrenos y, además, facilitaba la conexión
con los tranvías urbanos de Bilbao. De hecho, aunque la nueva línea fue
construida por la Compañía del ferrocarril de Bilbao a Lezama, esta sociedad
acordó con los gestores de los tranvías de la ciudad, la Compañía Vizcaína de
Electricidad, filial, a su vez, de la firma belga Tramways et Eléctricité, el
arriendo de su explotación.
La transformación del viejo
trazado en tranvía eléctrico fue autorizada por el Ministerio de Fomento mediante
una Real Orden promulgada el 17 de enero de 1912. Las obras de adaptación se
desarrollaron con rapidez, ya que la nueva línea de tranvías fue inaugurada el
30 de octubre del mismo año. La longitud total del trayecto era de 1.838,10 metros , de
los que 1.233,88 correspondían a la antigua traza ferroviaria, otros 337,72 a la prolongación
desde las inmediaciones de la antigua estación de Begoña hasta la fuente del
León y los restantes 266,5 a
la vía de enlace con la red del tranvía urbano en la plaza del Instituto,
actual plaza Unamuno.
Llegada del tranvía a Begoña. Fondo Albert González Masip. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
En lugar de explotar
aisladamente esta línea, Tramways et Electricité optó por integrarla con la que
se dirigía hasta el final de la Gran Vía. De este modo, durante muchos años
este itinerario fue conocido como la línea Nº 11 «Misericordia-Begoña», hasta
su definitiva clausura el 1 de junio de 1955. Aunque se llegó a redactar un
proyecto para su conversión en trolebús, éste nunca llegó a realizarse.
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