Vista del primero de los puentes ferroviarios sobre el Ebro en
Tortosa. Archivo del Museo del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú
Sin duda, la mayor obra del antiguo corredor Mediterráneo fue la construcción del puente que debía cruzar las aguas del Ebro en Tortosa. Antes incluso del inicio de sus obras fue preciso vencer las primeras dificultades, ya que, mientras la empresa ferroviaria pretendía construir un trazado más directo entre Ulldecona y Amposta, desde Tortosa se exigía el desvío de la línea hasta su ciudad, lo que implicaba un largo rodeo que incrementaba el recorrido de los trenes en más de 15 kilómetros. Finalmente, y pese a la oposición de la sociedad concesionaria, triunfaron las tesis de Tortosa.
En 1866, una vez definido el trazado y cuando la vía férrea se encontraba
prácticamente concluida en el resto del trazado entre València y Tarragona, se
iniciaron las obras para levantar la gran mole metálica de 224 metros de
longitud, dividida en seis vanos; los dos extremos de 32 metros de luz y los cuatro
centrales de 40, todos ellos soportados por diez pilas pareadas de estructura
metálica tubular, rellenas de hormigón elaborado con cemento Zumaya. Los
trabajos se contrataron con la firma británica de ingeniería de Charles Bergue,
que también había suministrado el sistema de vía empleado en toda la línea, empresario
que envió a su hermano Cornelius a Tortosa para dirigir personalmente el
montaje de la estructura.
La colocación de las pilas del puente se vio comprometida por la falta de
consistencia del subsuelo, sobre todo en la cuarta y quinta de las pilas,
experimentando ésta última importantes desviaciones durante su construcción que
debieron ser corregidas de urgencia. Finalmente, a principios de julio de 1868,
tras dos años de intenso trabajo, quedó concluida su estructura por lo que,
tras las preceptivas pruebas de carga, se pudo proceder a su inauguración el 21
de julio de 1868 y, con ella, a la de todo el corredor desde València hasta
Barcelona.
La existencia del puente ferroviario de Tortosa no fue apacible. Con el
inicio del siglo XX los problemas de asentamiento de sus pilas se agravaron y,
además, su estructura no soportaba el constante incremento del peso del
material ferroviario. Por ello, en 1913 la Compañía del Norte procedió a
sustituirlo por un nuevo viaducto, con pilas de sillería preparadas para asumir
en el futuro una doble vía, y vigas metálicas suministradas por la barcelonesa
Maquinista Terrestre y Marítima. El número de vanos quedó reducido a cinco,
pero de mayor luz, ya que los dos extremos pasaron a tener 42 metros y los tres
centrales 47. Este nuevo puente funcionó con normalidad hasta la Guerra Civil,
cuando en marzo de 1938 fue volado por las tropas republicanas en retirada.
Dada la estratégica importancia de este puente, fue reparado de
inmediato aprovechando las vigas de 1913 en tres de los vanos, mientras que en
los otros dos se montaron dos nuevos tramos construidos por la Basconia en
Basauri (Bizkaia). De este modo, a partir del 9 de julio de 1939 los trenes
pudieron volver a cruzar las aguas del Ebro hasta 1996, año en que la entrada
en servicio de una nueva variante entre Freginals y L’Aldea que, en buena
medida, recuperaba el trazado inicialmente proyectado por la empresa
ferroviaria del Marqués de Campo, implicó que el histórico viaducto de Tortosa perdiera
el tráfico ferroviario. Del trazado original de 1868 solamente se mantuvo el
tramo comprendido entre L’Aldea y Tortosa con el fin de mantener el servicio
ferroviario en esta última ciudad. En la actualidad, el histórico puente se
ha convertido en una pasarela peatonal.
Estoy escribiendo desde la ciudad de Tortosa la Historia del ferrocarril de Valencia a Tarragona y desde luego la del primer puente ferroviario para cruzar el Ebro. Tengo una duda importante que no se quien puede asesorarme: Lo construyó la empresa del ferrocarril y la misma asumió los gastos? o bien el Estado, como obra no vinculada con el tren? No se donde consultar
ResponderEliminarLa construcción del puente formaba parte de la concesión del ferrocarril y, en consecuencia, la obra la gestionó la compañía del ferrocarril de Almansa a Valencia y Tarragona.
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