El último tren de vapor
Gracias al esfuerzo inversor realizado por el Ferrocarril Cantábrico en los años cincuenta y sesenta, la tracción vapor desapareció definitivamente de la línea de Santander a Llanes en 1968. Las locomotoras diesel Alsthom y las de maniobras Naval, así como los automotores MAN, unidos al material adquirido de ocasión en Francia, sustituyeron con notable ventaja a las veteranas chocolateras del pasado.
Transcurridos más de 35 años desde la desaparición de las últimas locomotoras de vapor, el centenario de la conexión ferroviaria entre Santander y Oviedo se convirtió en una magnífica excusa para revivir por unos días los trenes del pasado. Para ello, el Museo del Ferrocarril de Asturias, en colaboración con Feve, organizó en julio de 2005 una serie de actos, entre los que el más destacado sería la circulación de un tren de vapor.
A falta de locomotoras de vapor operativas en la antigua Feve, los organizadores solicitaron a Euskotren la cesión temporal de alguno de los trenes de vapor de su Museo Vasco del Ferrocarril. De este modo, por unos días la locomotora de vapor “Aurrera” del antiguo ferrocarril de Elgoibar a San Sebastián y los coches C-2 y C-4 del Ferrocarril del Urola, abandonaron su residencia habitual en Azpeitia (Gipuzkoa) y se trasladaron hasta Llanes.
Una vez en Asturias, el tren de vapor del Museo Vasco del Ferrocarril de Euskotren circuló durante cuatro días. Por las mañanas realizaba el trayecto entre Llanes y Pendueles, por las vías del antiguo Ferrocarril Cantábrico, mientras que por la tarde enlazaba Llanes con Posada de Llanes, antiguo territorio de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, que también cumplían su centenario.
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