JAIME BADILLO DÍEZ, Madrid, 15 de enero de 1917-21 de noviembre de 2015
Nombrado presidente del Consejo de Administración de Feve el 9 de junio de 1972, en el momento álgido del proceso de abandono de sus servicios por parte de las concesionarias privadas, al Ingeniero de Caminos Jaime Badillo Díez le correspondió afrontar un reto digno del mejor equilibrista, al mantener el servicio, sin disponer de los recursos precisos, y, además, asentar las bases del futuro de los ferrocarriles de vía estrecha de nuestro país.
Dotado de una sólida formación, a su Doctorado en la escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, de la que se licenció en 1942, se sumaban también una licenciatura en Ciencias Exactas y el título de Doctor Ingeniero Geógrafo, finalizada su primera carrera ingresó en Renfe el 14 de julio de 1942.
Jaime Badillo desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en Renfe, siendo uno de sus primeros destinos los trabajos de electrificación de las líneas de Madrid a Ávila y Segovia, del que dejó testimonio en la Revista de Obras Públicas. En 1965 fue nombrado director adjunto de su notable colega, Carlos Roa Rico, con el que contribuyó a materializar los planes de racionalización y modernización de la empresa estatal impulsados por el notable ingeniero asturiano.
El 9 de junio de 1972 Jaime Badillo abandonó Renfe para pasar a dirigir los destinos de Feve en un momento crucial en el que la pequeña empresa estatal se vio desbordada por el aluvión de abandonos de concesiones por parte del sector privado. Ante esta avalancha, tuvo que hacer frente a una situación totalmente imprevista y no contemplada en sus presupuestos: mantener una red que había duplicado con creces su extensión y triplicado su plantilla y sus gastos.
Jaime Badillo presidió Feve durante cinco fructíferos años, entre el 9 de junio de 1972 y el 18 de febrero de 1977, periodo en el que sentó las bases del desarrollo de los ferrocarriles de vía estrecha españoles en las siguientes décadas. Consciente de que poco podían hacer sus trenes en el servicio de viajeros de largo recorrido, incapaces de competir con las modernas carreteras y las primeras autopistas, centró sus esfuerzos en dos sectores fundamentales: el transporte de mercancías y los servicios de cercanías en las grandes ciudades. Lamentablemente, su nombramiento llegó demasiado tarde como para poder evitar el cierre de la red de tranvías y ferrocarriles interurbanos de Granada a comienzos de 1974 y que ahora se recuperan de la mano de su moderno tranvía, pero con los siempre limitados recursos disponibles, desplegó una ingente tarea para renovar vías, electrificar las cercanías de Santander y mejorar el parque de material, cuya máxima expresión fue la compra de las eficientes unidades eléctricas de la serie 3500, algunas de ellas aun en activo.
La meritoria labor de Jaime Badillo a la hora de reconstruir una red ferroviaria moribunda no pasó desapercibida y el 7 de junio de 1978 fue seleccionado por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones para hacer frente a otro gran reto: presidir el primer Consejo de Incautación del Metro de Madrid, incautado ese mismo día por el gobierno central, ante la insostenible situación económica de su primitivo concesionario que, al igual que había sucedido a las compañías de vía estrecha, se había visto superado por el desfase entre el constante incremento de los gastos y los insuficientes aumentos de tarifas.
Al igual que cuando llegó a Feve en 1972, el panorama que se encontró Jaime Badillo en el metro de Madrid era desolador; material móvil anticuado, trabajadores descontentos, instalaciones obsoletas,… un peligroso cóctel que se traducía en constantes accidentes, algunos de gravedad. En sus pocos meses al frente del suburbano, Badillo pudo poner freno a la situación y sentar las bases para el futuro del servicio.
La labor profesional de Jaime Badillo fue objeto de diversos reconocimientos, entre los que destacan la concesión de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, y la del Mérito Militar con distintivo blanco, así como la Medalla al Mérito Profesional del Colegio de Ingenieros y la Insignia de los Ingenieros de Minas. Además, también fue nombrado director honorario de Renfe y presidente del Consejo de Obras Públicas. Tras una dilatada vida, falleció en Madrid, a los 98 años de edad, el 21 de noviembre de 2015.
Un entrañable y bonito recuerdo a la labor del Sr.Badillo,desde luego,no
ResponderEliminarfué precisamente un camino de rosas los retos que hubo de gestionar,a buen
seguro en muchos momentos con más buena voluntad que recursos,queda en el
haber siempre ese esfuerzo y optimismo en la mejora...Emotivo documento
como preludio del mismo esa carta en aquel antiguo formato de Via Libre...