Retrato de José de Salamanca y Mayol. Fototeca del Patrimonio Histórico.
Ministerio de Cultura
José
de Salamanca y Mayol, Marqués de Salamanca, (Málaga, 23 de mayo de
1811-Carabanchel Bajo, Madrid, 21 de enero de 1883), fue sin duda uno de los
principales protagonistas de la historia ferroviaria española del siglo XIX.
Promotor del segundo ferrocarril peninsular entre Madrid y Aranjuez y de su
posterior prolongación hasta el Mediterráneo, actor fundamental en la
constitución de una de las más destacadas empresas del sector, la de Madrid a
Zaragoza y Alicante, concesionario de líneas en los más variados rincones del
país, Salamanca financió y especuló a lo largo y ancho de la geografía
ferroviaria española.
Como
Vicepresidente de la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y
Alicante, José de Salamanca jugó un papel fundamental en la construcción de la
gran arteria ferroviaria a Andalucía, de la que ahora se conmemora su
sesquicentenario. Sin embargo, no logró que las vías de su empresa llegaran a
su ciudad natal, Málaga, ya que la línea procedente de Córdoba quedó en manos
de la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces.
La
actividad financiera y especulativa del Marqués de Salamanca no se limitó a los
ferrocarriles españoles. Entre sus aventuras internacionales, cabe destacar su participación
en la construcción de los primeros ferrocarriles de Portugal y en la
constitución de la
Companhia Real dos Caminhos de Ferro, directa antecesora de
la actual CP que, en nuestros días, sigue gestionando los servicios
ferroviarios del vecino país.
Menos
conocida y estudiada ha sido su actividad promotora fuera de la península
ibérica y, sin embargo, en países como Italia y los Estados Unidos, el Marqués
de Salamanca jugó un papel decisivo en la construcción de algunos de sus
ferrocarriles más destacados, contando para ello con destacados ingenieros de
nuestro país, como es el caso de Adolfo Ibarreta. Sin ir más lejos, en el país
trasalpino fue el impulsor de las líneas de Roma a Civitavecchia y a Nápoles,
así como la de Ancona a Bolonia.
Por
lo que respecta a los Estados Unidos, el Marqués de Salamanca se embarcó en una
singular aventura empresarial, al convertirse en el principal impulsor de la Atlantic and Great Western Railroad, establecida
a partir de la fusión de tres empresas que, desde 1851, construían uno de los
principales ejes ferroviarios Este-Oeste del país. Su objetivo era enlazar la
costa atlántica con el río Mississippi, de forma directa y sin ruptura del
ancho de vía. Para ello era preciso establecer una nueva vía férrea desde
Salamanca, en el estado de Nueva York, hasta Cincinnati, en Ohio. Cabe señalar
que la ciudad de Salamanca no recibió este nombre en homenaje a la capital
castellano-leonesa, sino en recuerdo a quien financió la construcción del
ferrocarril: el Marqués de Salamanca.
El
proyecto de unión de la costa atlántica con la cuenca del Mississippi no
encontró la esperada acogida en los medios financieros norteamericanos, por lo
que sus promotores, liderados por el primer presidente de la compañía, William
Reynolds, buscaron los capitales necesarios en los mercados europeos. De este
modo, el Atlantic and Great Western
Railroad se convirtió en un caso excepcional en el que buena parte de los
recursos económicos fueron aportados por el Marqués de Salamanca y otros
inversores de su entorno como del Duque de Riansares, segundo esposo de la Reina María Cristina,
o el banquero León Lillo, mientras que los carriles y otros materiales
siderúrgicos fueron suministrados por empresas británicas. Además, otros
personajes vinculados a los orígenes de los ferrocarriles españoles y
portugueses, como el británico Samuel Morton Peto, también tomaron parte en
esta
Por
cierto, en una época en la que el ancho normal de 1.435 mm únicamente
representaba el 50% de la red ferroviaria norteamericana, el Atlantic and Great Western Railroadse
implantó con un ancho de vía de seis pies… norteamericanos, algo mayores que
los seis pies castellanos de la red española, en concreto, 1.828 mm.
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