Presos del franquismo en las obras del ferrocarril de Bermeo, vigilados por una pareja de la Guardia Civil
Este mes hemos conmemorado el 125
aniversario de la inauguración del ferrocarril de Amorebieta a Bermeo. En las
dos entradas que hemos dedicado a recordar esta efeméride en este blog, también
se ha tratado sobre la posterior prolongación de esta línea hasta Bermeo y la
utilización de mano de obra esclava, presos del régimen franquista, en estas
difíciles obras.
La mano de obra de presos y
penados interviene en el ferrocarril de Amorebieta a Bermeo en dos etapas
diferenciadas, la primera, inmediatamente después de la caída de Gernika en
manos del ejército rebelde y se prolongaría hasta el año 1945. La segunda,
desde la creación del destacamento penitenciario de Bermeo el 21 de enero de
1953, hasta su definitiva disolución el 30 de mayo de 1958. En la primera
etapa, la inmensa mayoría de los penados eran represaliados republicanos,
gudaris, milicianos y soldados, mientras que en la segunda eran en buena parte
presos condenados por delitos comunes.
Talleres de la estación de Gernika, destruidos tras el bombardeo de la aviación franquista
Una vez el ferrocarril en manos
del ejército rebelde, batallones de prisioneros republicanos participaron en
las obras de reconstrucción de la línea, principalmente en lo relativo a las
instalaciones de la estación de Gernika, totalmente destruidas tras el
bombardeo al que sometió a la población la Legión Cóndor el 26 de abril de
1937. Posteriormente, también se recurrió a los trabajadores forzados
dependientes de la Dirección General de Regiones Devastadas en las obras de
renovación de vía realizadas durante los años cuarenta.
La reconstrucción de Gernika fue
acometida por la Dirección General de Regiones Devastadas, recurriendo en un
principio a la mano de obra de batallones de trabajadores forzados y
posteriormente mediante el establecimiento de un Destacamento de Soldados
Trabajadores que en el año 1942 contaba con 182 presos. Un año más tarde la
cifra se elevaba a 250 penados, mientras que en 1944 su número se había
reducido a 97 reos y un centenar de obreros libres, en su inmensa mayoría «libertos
», es decir, antiguos presos que al ser condenados a destierro y no poder por
tanto regresar a su tierra natal, optaron por continuar trabajando en sus
antiguos puestos. A medida que finalizaban las obras de reconstrucción de
Gernika, se redujo la actividad del batallón de soldados trabajadores, que
quedó disuelto en 1945, aunque 45 de sus presos fueron remitidos a Amorebieta
donde continuaron trabajando en las obras que desarrollaba en esta localidad la
Dirección General de Regiones Devastadas.
Edificio de viajeros de la estación de Gernika tras el bombardeo
Aunque los libertos eran en
principio trabajadores libres, continuaron en gran medida sujetos a la
disciplina militar de los destacamentos de trabajadores de los que seguían
formando parte, siempre bajo la amenaza de que cualquier denuncia podría
quebrar su régimen de libertad condicional. Muchos de ellos, al no disponer de
un domicilio, establecieron su residencia provisional en las propias
dependencias del centro de reclusión, situado en la calle de los Tilos, en el
antiguo colegio de los Agustinos. Incluso los habitantes de la comarca
difícilmente distinguían entre penados y «libertos».
Estación de Gernika, una vez reconstruida tras el bombardeo. Se observa que la mayor parte de la población sigue destruida
Finalizada la reconstrucción de
Gernika, los «libertos» continuaron trabajando en diversas obras realizadas en
la comarca, participando muchos de ellos en la construcción de la prolongación
del ferrocarril entre Pedernales y Bermeo.
Obras de prolongación del ferrocarril a Bermeo
A pesar de la participación de
los libertos en las obras de prolongación del ferrocarril entre Pedernales y
Bermeo, la escasez de mano de obra provocaba constantes retrasos en su
ejecución. Por ello, la empresa contratista, Banús Hermanos, solicitó a
Instituciones Penitenciarias el establecimiento de un destacamento penal en
Bermeo, que inició su actividad el 21 de enero de 1953.
Un Guardia Civil armado, vigila las obras de prolongación del ferrocarril a Bermeo
Inicialmente el destacamento
contaba con un total de 20 penados, pero pronto se incrementó su número,
alcanzando un total de 43 en diciembre de 1953. Ese mismo año hay constancia de
que se produjeron al menos dos evasiones.
La media de penados en el
destacamento penitenciario de Bermeo en 1954 fue de 66 personas que realizaron «la
prolongación del espigón del dique del punto en 20 metros , empleando
bloques de cemento ciclópeo de 40.000 kilogramos
cada uno. En el ferrocarril se han construido 500 metros que faltaban
del último trozo, después de haber llevado a cabo la perforación de tres
túneles que suman en total 310 metros».
Construcción del viaducto de Lamiaran. Batidas constantemente por el oleaje, estas obras se cobraron la vida de varios presos
En 1955, los sesenta penados que
de media trabajaron en el destacamento de Bermeo contribuyeron al montaje de la
vía entre Pedernales y Bermeo, «así como al desmonte de 30.000 metros cúbicos
de tierra para la construcción de almacenes y estaciones de ferrocarril y obras
accesorias en toda la línea». La memoria de la Dirección General de Prisiones
del mismo año también señalaba que «Oficialmente
fue inaugurado el ferrocarril en el mes de agosto por el Jefe del Estado y
varios Ministros, y se halla en pleno funcionamiento. No obstante, faltan
algunas obras accesorias para quedar definitivamente terminado, como son la
construcción de muros en varios tramos».
Obras de prolongación del ferrocarril a Bermeo
En efecto, los años siguientes
los presos del destacamento de Bermeo continuaron realizando obras de
consolidación y mejora del ferrocarril. En 1956 se construyeron diversos muros
de sostenimiento de una altura media de 2 metros y 800 de
longitud, realizándose varios desmontes con un volumen de 10.000 metros cúbicos ,
mientras que en la cantera de Pedernales se extrajeron 6.000 metros cúbicos
de piedra. Un año más tarde la actividad del destacamento se centró
preferentemente en las obras del puerto y en la explotación de la cantera de
Pedernales.
Llegada de la primera locomotora de vapor, con un tren de trabajos, a Bermeo
El 30 de mayo de 1958, una vez
que las obras que motivaron la creación del destacamento, la prolongación del
ferrocarril y la ampliación del puerto, estaban concluidas, se decidió el
cierre de esta dependencia, por lo que los treinta presos que todavía
permanecían en este centro fueron trasladados a un destacamento de nueva
creación en La Unión (Murcia) y al existente en Mirasierra (Madrid).
A diferencia del periodo
anterior, buena parte de los presos que desarrollaron su actividad en el
destacamento de Bermeo, habían sido condenados por delitos comunes,
encontrándose algunos casos llamativos como el un militar de alta graduación
del ejército nacional, o un grupo de guardias civiles.
Invitación a la inauguración del ferrocarril a Bermeo. En el acto, nadie se acordó de los presos que trabajaron como esclavos en las obras, ni siquiera de los que perdieron la vida en ellas
El comandante L.U.M. había sido
condenado a doce años de reclusión por Fraude Militar, e ingresó en prisión el
29 de abril de 1955. El 10 de noviembre del mismo año fue trasladado al
destacamento de Bermeo, donde permaneció hasta obtener la libertad condicional
el 19 de septiembre de 1957.
Tren inaugural de la línea de Bermeo, fotografiado en la estación de Pedernales
Los Guardias Civiles M.T.B.,
H.C.C., J.R.B., A.G.H., V.F.M. y B.R.L. fueron condenados en Consejo de Guerra
el 5 de junio de 1955 a
cuatro años, dos meses y un día por quebrantamiento de consigna y cohecho, en
un caso de contrabando de diversos materiales, principalmente rodamientos y
recambios para automóviles, que se transportaban mediante lanchas desde Bayona
a la ría de Gernika. El 21 de septiembre de 1956 fueron trasladados al
destacamento de Bermeo donde trabajaron en las obras del puerto y del
ferrocarril hasta obtener la libertad condicional en 1958, coincidiendo con el
desmantelamiento de este centro penitenciario.
El dictador Franco inauguró la prolongación del ferrocarril de Bermeo
Muy buena Juanjo! Y pensar que yo uso casi diariamente ese ferrocarril...
ResponderEliminarLa desconocida historia negra del ferrocarril.
ResponderEliminarGracias por darla a conocer.
Siempre me sorprenden las fotografias que publicas por su condicionn de buenos documentos historicos, pero esta vez me han sorprendido mas esas fotos de los guardias civiles vigilando a los presos en los años 50
ResponderEliminarCreo que a Franco le gustaba demasiado Bermeo.
ResponderEliminarMe parece un articulo estupendo. Esto es memoria historica.
ResponderEliminarEn la Biblioteca de Bermeo hay un libro titulado: "Los Esclavos de Franco", donde habla de esta y otras obras civiles realizadas por los presos republicanos, rojos, etc. de la Guerra Civil. Comenta que Ereño también los utilizaba para sus obras. Antes igual que ahora. Debe ser un vicio adquirido al amasar su fortuna.
ResponderEliminarBien,estas cosas no se deben olvidar.
ResponderEliminarMi suegro trabajaba en el tren en esa época.. cuenta mi suegra que a menudo llegaba con presos a comer a la casa.. ahi no habia distinciones sino compasión y empatía. . Ojalá se hiciera un reconocimiento hoy dia para homenajear a tantos hombres prisioneros injustamente a causa del franquismo. Honor a mis suegros.. gente como ellos hay poca. Preciosas vistas desde ese tren.. mi recorrido semanal!
ResponderEliminarLa historia nos ayuda a intentar ser mejores personas. Al menos intentarlo. Gracias por haber compartido lo que, efectivamente hemos disfrutado años sin pensar cómo se hizo. Recuerdo caminar por las vias hasta Ondartzape y ver hoyos enormes medio tapados por la vegetación y comentábamos hasta dónde habían caido las bombas del fascismo/nazi. No olvidar .
ResponderEliminarUn artículo muy interesante. Para no olvidar lo que fue el franquismo
ResponderEliminarNo oblidem, fantàstic article, gràcies!
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