Tren minero en Arditurri. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El
ferrocarril minero de Arditurri
La situación de los transportes y de la
propia explotación de Arditurri se modificó de forma radical con el cambio de
siglo, no por el interés que generaban los yacimientos de galena y blenda que
afloraban en este paraje, sino por las bolsas de mineral de hierro existentes
en la misma zona.
En efecto, el progresivo agotamiento de
las vetas de minerales férricos más ricas de Bizkaia despertó el interés de los
empresarios del sector por la explotación de nuevos yacimientos en las
provincias limítrofes. En el caso concreto de Gipuzkoa, esto supuso la
reactivación de la minería del hierro en antiguas explotaciones como las de
Mutiloa, Berástegui, Zerain y Peñas de Aya, tanto en su vertiente Este como en
el entorno de Arditurri.
En el año 1898, la Real
Compañía Asturiana
de Minas firmó un contrato de arriendo de sus concesiones en el entorno de
Arditurri, con el empresario irunés Salustiano Olazábal y sus socios, señores
Arbildi y Oruezabal. El convenio determinaba que los arrendatarios podrían extraer
minerales de hierro en las minas de la Real Compañía Asturiana de Minas La Oportuna , Arditurri y
Echolachuri, mientras que la empresa belga se reservaba la explotación de los
minerales de zinc, plomo y otras sustancias que no fueran industrialmente
utilizables como minerales férricos.
Dado el mayor volumen de mineral a
transportar, Salustiano Olazábal y sus socios decidieron construir un
ferrocarril desde las minas de Arditurri hasta el barrio de Altzibar, en
Oiartzun. Por este punto pasaba otro ferrocarril minero, de vía de 600 milímetros , que
enlazaba diversas explotaciones mineras y forestales situadas en la zona de
Artikutza (Navarra) con la estación del ferrocarril del Norte en Rentería,
línea de la que, en principio, se pensaba sería tributaria el nuevo tren.
Sin embargo, no fueron Salustiano
Olazábal y sus socios quienes materializaron el proyecto, ya que en el año 1900
traspasaron sus derechos mineros en la zona a un grupo empresarial capitaneado
por los hermanos Chávarri. Días después, el 25 de agosto de 1900, se autorizó
al contratista Antonio Navarro y Arcellus a ocupar los terrenos necesarios para
la construcción del ferrocarril entre las minas de Oiartzun y Altzibar.
Hornos de calcinación de mineral de hierro en Arditurri. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Los hermanos Chávarri pronto vieron el interés en prolongar la vía hasta el propio puerto de
Pasajes, donde el mineral podría ser directamente embarcado con destino a los mercados
consumidores, lo que abarataría notable el transporte, al prescindir de los
trasbordos necesarios en Altzibar y en Rentería. La propia Memoria del proyecto
de ampliación, firmada por el ingeniero Joaquín Arriandiaga el 15 de octubre de
1901, justificaba la construcción de este nuevo tramo en los siguientes términos:
En la fecha ya existen dos ferrocarriles mineros en la
proximidad de éste: uno terminado, llamado de los franceses, entre Rentería y
las minas llamadas de Orbe, por el que los materiales son transportados por una
vía de 0,60 m .
para depositarlos en los muelles de Rentería y luego trasbordarlos al
ferrocarril del Norte que éste deposita en los muelles del Puerto de Pasajes,
en donde son trasbordados a las bodegas de los buques por medio de cestos.
Como se ve, esta serie de maniobras hace que el precio
del mineral, relativamente barato, se vea gravado con un sobreprecio importante
por la serie de trasbordos que hace casi imposible su venta. Además, esta
serie de maniobras hace que los embarques se efectúen con lentitud excesiva y
los fletes de los buques se hagan con dificultad, pues la prueba de estas
consideraciones es de que con el tiempo que llevan explotando, que creo son 3 ó
4 años, han transportado una cantidad que según nuestros datos haya superado
las veinte mil toneladas. Hoy en la fecha, están paralizadas dichas minas
debido sin duda a lo descrito.
Una vez decidida la ampliación de la
línea hasta el puerto de Pasajes, sus promotores solicitaron la oportuna
concesión, así como la autorización para levantar en sus muelles un cargadero
tipo Cantilever similar a los existentes en otros puntos de la cornisa cantábrica.
El 16 de abril de 1902 la sociedad colectiva Chávarri Hermanos obtuvo la oportuna autorización gubernativa.
No se ha podido determinar con
precisión la fecha en la que se inició el servicio de transporte de minerales
en este ferrocarril. Según el reconocimiento realizado por el maestro de obras
Domingo Eceiza, el 19 de mayo de 1902 ya estaban concluidas las obras del
primer tramo comprendido entre las minas de Arditurri y el barrio de Altzibar, donde se podía verificar
el trasbordo al ferrocarril de Artikutza. Parece ser que poco después se
concluyó la construcción del resto de la línea y que ésta se encontraba en
plena explotación en 1905.
Poco después de que se iniciase la
explotación del ferrocarril minero de Arditurri, sus propietarios, la sociedad
colectiva Chávarri Hermanos,
decidieron su arriendo, junto al cargadero y depósitos de mineral de Pasajes y
los derechos sobre las concesiones mineras en arriendo de la Real
Compañía Asturiana
de Minas al ciudadano francés Henri Bondonneau, el 13 de agosto de 1905. A su vez, este empresario aportó todos sus derechos a la Compañía de las Minas de Hierro de Arditurri
constituida al efecto el 28 de noviembre de 1905. El capital social era de 7
millones de pesetas y la sede social se estableció en las propias mina.
En los primeros años, la empresa
francesa dio un nuevo impulso a la explotación de las minas y el ferrocarril,
amplió sus instalaciones y, para reforzar la capacidad del ferrocarril, adquirió
una nueva locomotora de vapor en 1907. De este modo, en 1906 la producción fue
de 46.000 toneladas de mineral calcinado y un año más tarde la cifra se elevó a
casi 57.000 toneladas. Sin embargo, las huelgas del sector siderúrgico en Gran
Bretaña redujeron la demanda mundial de minerales férricos y, en consecuencia,
se deterioraron los resultados. De hecho, en 1908 la extracción se limitó a
22.000 toneladas.
En los años siguientes la situación de la Compañía de las Minas de Hierro de Arditurri se
fue deteriorando hasta el punto en que diversos acreedores lograron por vía
judicial el embargo y subasta de algunos bienes, entre ellos la locomotora de
vapor adquirida en 1907. En febrero de 1913 se
constituyó una nueva sociedad, La Compañía Minera de Oyarzun, empresa presidida por Louis
Leroy Pigis, que, pese a realizar importantes obras de desagüe y la apertura de
nuevos filones, tampoco fue capaz de obtener buenos rendimientos. De hecho, en
su primer año de actividad, iniciada en el mes de febrero, solo pudo extraer
14.684 toneladas. Ante la difícil coyuntura que se abrió un año más tarde con el estallido de la Primera Guerra
Mundial, el nuevo intento empresarial se vio abocado al fracaso, por lo que
minas y ferrocarril quedaron abandonados durante largo tiempo.
Almacenes de mineral en Istilu. Archivo Pedro Pérez Amuchastegui
Tras la Primera Guerra
Mundial, la Real Compañía Asturiana de Minas decidió reactivar
las explotaciones de blenda y galena del entorno de Arditurri, por lo que llegó
a considerar la posibilidad de establecer un tranvía aéreo desde este punto
hasta la fábrica de Capuchinos, dada la indefinida situación en la que se
encontraba la propiedad del ferrocarril minero, abandonado y objeto de diversos
actos de pillaje y vandalismo. Aunque llegó a estudiar el oportuno proyecto con
la casa ROE, finalmente, tras recuperar la sociedad Chávarri Hermanos las propiedades que había arrendado a las
sucesivas empresas mineras francesas, se entablaron negociaciones para su venta
definitiva a la multinacional belga.
Previa a la compra del ferrocarril, la Real
Compañía Asturiana
de Minas encomendó al ingeniero de caminos canales y puertos Gumersindo
Bireben la redacción de un estudio de valoración de todas sus instalaciones. El
informe, concluido el 11 de septiembre de 1924, aporta una magnífica visión de
esta infraestructura, por lo que se usará este trabajo para su descripción.
Finalmente, el 24 de marzo de 1927 la
sociedad Chávarri Hermanos
materializaba la venta del ferrocarril minero de Arditurri a Pasajes, su
cargadero, depósitos de mineral, material móvil, talleres y oficinas a la Real
Compañía Asturiana
de Minas. Dada las malas condiciones en que se encontraba todo el conjunto,
fue preciso realizar importantes obras de rehabilitación y, una vez concluidas,
el ferrocarril se encontraba nuevamente en explotación en 1928.
Una vez en manos de la Real
Compañía Asturiana
de Minas, el ferrocarril minero de Arditurri prestó servicio de transporte
de los minerales de blenda y galena argentífera que se extraían en este punto
hasta la fábrica de Capuchinos. Ante su falta de uso, a finales de los años
cuarenta se desmontó el cargadero Cantilever del puerto de Pasajes.
En octubre 1933, las trágicas
inundaciones que asolaron la comarca afectaron la marcha del ferrocarril minero
de Arditurri, ya que las crecidas aguas del río Oiartzun derribaron uno de los
estribos del puente con el que el tren salvaba su curso. Durante siete meses el
servicio del tren quedó paralizado hasta la reparación de los daños.
El ferrocarril minero de Pasajes a
Arditurri se mantuvo en explotación hasta el año 1966. El desarrollo de los
transportes por carretera hizo que el empleo de camiones en el trasiego de
minerales resultase más efectivo y económico. Además, la inminente construcción
de la autopista de Bilbao a Behobia y sus accesos a Pasajes afectaban a los
depósitos en los que se descargaba el mineral. Poco después se procedió al
levante de las instalaciones y a la habilitación de los primeros kilómetros de
la explanación ferroviaria, incluidos cinco pequeños túneles, para el tránsito
de camiones que llegaban por el primitivo trazado hasta el corazón de la
explotación minera.
Tren de servicio interior de las minas de Arditurri
Para el servicio en el interior de las
minas, la Real Compañía Asturiana de Minas disponía de una
pequeña red ferroviaria de vía de 600 milímetros , que
contaba con pequeñas locomotoras eléctricas impulsadas por baterías. Estas
instalaciones quedaron fuera de servicio tras la definitiva clausura las minas, acaecida
el 30 de noviembre de 1984.
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