Tranvía de Arratia y estación de Atxuri. A partir de 1911 el tranvía pasa de competidor a complemento del ferrocarril. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
DE ENEMIGOS A COLABORADORES
La guerra de tarifas mantenida con el Ferrocarril
Central de Vizcaya y las condiciones poco ventajosas del convenio con la
Compañía del Ferrocarril de Durango a Zumárraga, arrastraron al Tranvía a una
situación económica muy delicada, que solamente pudo ser superada mediante el
endeudamiento, gracias a la emisión, en diciembre de 1904, de cuatro mil obligaciones
de segunda hipoteca por valor de quinientas pesetas cada una. Por su parte, la
recién creada Compañía de los Ferrocarriles Vascongados pronto comprendió que
el enfrentamiento entre ambas empresas no conducía mas que al agotamiento y
ruina de ambas.
Conocedores de la desesperada situación financiera
del tranvía, la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados decidió iniciar una
serie de negociaciones para poner fin a las hostilidades. Para ello nombró como
representantes a dos miembros de su Consejo de Administración, José Joaquín
Ampuero y Francisco de Larrea así como a su director gerente, Julio
Igartua.
Como resultado de estas negociaciones, el 12 de
junio de 1911 se alcanzó un acuerdo por el que Ferrocarriles Vascongados
adquirió todas las acciones de la sociedad explotadora del TBDA al tipo del
30,50% de su valor nominal. El bajo precio de estos títulos es el
mejor reflejo de la delicada situación económica que atravesaba la empresa
tranviaria.
Tranvía junto a la estación de Lemoa. A partir de 1911, se convirtió en punto de transbordo de los viajeros del ramal de Arratia. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
A pesar de la adquisición de todas sus acciones por
parte de los Ferrocarriles Vascongados, la Compañía del Tranvía Eléctrico de
Bilbao a Durango y Arratia mantuvo su personalidad jurídica, y continuó siendo
la gestora de las concesiones de las que era titular. Sin embargo, de inmediato
se procedió a reordenar el servicio, de modo que el tranvía no fuera una competencia para el tren, sino un sistema complementario que permitiera
acercar a las estaciones de ferrocarril los viajeros y mercancías captados por
el tranvía en su recorrido. Así, se redujeron los servicios directos entre
Bilbao y Durango, mientras que se reforzaron los establecidos entre esta
población y Lemoa, así como los que transcurrían por el ramal de Zeanuri.
Bajo sus nuevos mentores, el TBDA, inició una serie
de actuaciones de renovación y mejora, entre la que destacó la modernización
de los tranvías más pequeños de dos ejes, transformados en coches de cuatro ejes dotados de nuevas carrocerías, de mayor
longitud y gran capacidad de transporte, realizadas en los talleres de Lemoa.
La experiencia adquirida, animó a los gestores de la empresa a construir en
estas mismas dependencias, ocho nuevos automotores de grandes dimensiones.
En esta época, el TBDA también procedió a renovar la
imagen corporativa del tranvía, sustituyendo la decoración exterior original de
los coches de viajeros, basada en la madera barnizada, por un alegre color
amarillo.
Durante estos años se mejoró además el sistema de
alimentación eléctrica, con la incorporación, en 1920, de dos grandes motores
diesel de 420 y 700 Cv. de potencia que fueron instalados junto a la
subestación de Lemoa. Acoplados permanentemente a dinamos, permitieron una
notable mejora del suministro eléctrico, al poder generar energía en
situaciones de baja producción de los saltos de agua de Magunas y Garay,
principalmente en periodos de estiaje. Asimismo se construyeron nuevas
subestaciones de alimentación en La Basconia y en Durango, esta última
complementada con un grupo electrógeno de pequeñas dimensiones.
El tráfico respondió positivamente a todas estas
mejoras, llegando a su cenit en 1929, al alcanzar las cifras más elevadas de su
historia, tanto en transporte de viajeros (4.196.460) como de mercancías
(89.287 Toneladas). Sin embargo, la posterior crisis que asoló la economía
mundial durante los años treinta afectó con dureza al tranvía, que registró una
caída del tráfico próxima al 18%. En todo caso, esta situación no fue exclusiva
del TBDA, ya que influyó en mayor o menor medida en todas las compañías de
transporte ferroviario del Estado. Sin ir más lejos, su empresa matriz, los
Ferrocarriles Vascongados, experimentó en este mismo periodo una disminución
de sus ingresos del 23%.
Tras la guerra civil el ayuntamiento de Bilbao trasladó la terminal del tranvía a la trasera del teatro Arriaga. Fotografía de G. Masino. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
TIEMPOS
DIFÍCILES
A partir de los años veinte, el progresivo
desarrollo de los transportes mecánicos por carretera hizo que el tranvía comenzara
a ser considerado como un medio de transporte desfasado e incluso molesto,
sobre todo en el caso de los servicios interurbanos, como el prestado por el
TBDA, que al ocupar parcialmente la estrecha calzada de las carreteras de la
época, e incluso circular en contra dirección,
podían llegar a dificultar el tráfico rodado. Un decreto promulgado por el
Gobierno de la República el 21 de julio de 1933,
que prohibía el establecimiento de nuevos tranvías aprovechando la explanación
de las carreteras, así como la ampliación y mejora de las existentes, supuso la
sentencia de muerte de este tipo de servicios. De este modo, ya en 1935 se planteó la posibilidad de sustituirlo mediante trolebuses.
Pocos años más tarde, la Guerra Civil, iniciada el
18 de julio de 1936, vino a alterar la pacífica existencia de la línea. En el
mes de septiembre, el frente se estabilizó a lo largo del valle del Deba,
quedando por tanto el tranvía Arratia, en la zona leal al gobierno de la
República.
El TBDA jugó un importante papel durante la
contienda, ya que fue utilizado para realizar todo tipo de movimientos de
tropas y suministros, tanto en el frente de los Intzortas (Elorrio, Arrasate),
como en el área de Barazar, Otxandio y Ubidea.
La neutralización de este tipo de transportes es
siempre un objetivo militar de primer orden, por lo que el tranvía, al igual
que el ferrocarril de los Vascongados, fue centro de diversos bombardeos. Entre
los blancos preferentes del autoproclamado Ejercito Nacional se encontraba la
carretera de Bilbao a Durango, cuyo trazado era en buena parte aprovechado por
el tranvía, por lo que sus instalaciones sufrieron daños de consideración.
Posteriormente, la retirada del ejercito republicano trajo consigo la voladura
de los puentes de Durango, Euba, Amorebieta y La Peña.
Tras la conquista de Bizkaia por parte del Ejercito
Nacional, se procedió a la reparación de los daños sufridos en las líneas del
tranvía, salvo en el tramo comprendido entre Amorebieta y Durango, ya que a las
destrucciones sufridas por sus instalaciones se unía el poco interés de la
Compañía de los Ferrocarriles Vascongados por mantener un trayecto que la
empresa consideraba suficientemente cubierto con su servicio ferroviario. Así,
el 30 de noviembre de 1938 se inició el levantamiento de las vías y elementos
de electrificación de esta sección.
En principio, Ferrocarriles Vascongados estudió la
sustitución del tranvía en el trayecto comprendido entre Lemona y Durango por
un servicio de trolebuses, para lo cual obtuvo la correspondiente concesión
administrativa el 22 de mayo de 1946, otorgada en base al proyecto presentado
por la empresa el 15 de marzo de 1941.
Sin embargo, las dificultades económicas y técnicas, de la inmediata
postguerra, fueron retrasando la ejecución de esta propuesta y en 1951 se optó
definitivamente por establecer un servicio de autobuses para cubrir este
itinerario. Inicialmente, los coches eran propiedad del tranvía pero, a partir del 1 de abril de 1955, el servicio fue directamente asumido por Ferrocarriles Vascongados. Finalmente, mediante resolución publicada en el Boletín Oficial del
Estado del 31 de Julio de 1957, se declaró caducada la concesión de trolebuses
entre Lemona y Durango, perdiendo el TBDA la fianza que había depositado al
efecto.
A partir de 1950, la estación de Lemoa se convierte en punto de enlace entre trenes, tranvías y autobuses. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
En 1938, el ayuntamiento de Bilbao impulsó la
modificación de la terminal del TBDA en la villa, con la eliminación del bucle que
envolvía todo el teatro de Arriaga, al disponer de una nueva terminal, situada
en la parte trasera de este centro cultural. Las vías que quedaron fuera de
servicio se levantaron en diciembre de 1939.
Tras la postguerra, el TBDA experimentó un rápido
crecimiento de sus usuarios, debido al incremento de la actividad industrial en
la zona comprendida entre Áriz, Urbi y Galdakao, y, sobre todo, al gran
desarrollo del estraperlo. Ante la falta de alimentos de todo tipo, los
habitantes de las zonas urbanas se dirigían en el tranvía a los pueblos y
caseríos del valle de Arratia con el fin de adquirir unas legumbres y un
poco de pan. Así, en el año 1952, y a pesar de que el 27 de marzo de 1950 se
había suprimido la sección comprendida entre Lemona y Amorebieta,
el tranvía de Arratia alcanzó sus máximos históricos en ingresos y tráfico de
viajeros, con 6.749.914 clientes transportados en este ejercicio. Por su parte,
las mercancías comenzaron a manifestar una clara tendencia a la baja a medida
que proliferaban los servicios de transporte por carretera.
Las graves inundaciones del 14 de octubre de 1953
afectaron seriamente a la línea del tranvía de Arratia, al arrastrar el
impetuoso flujo del Nervión el puente metálico situado en Urbi y destruir
varios tramos del muro de ribera en los bilbainos muelles de Barandiaran y
Urazurrutia, lo que supuso la inmediata paralización del tráfico tranviario entre
Bilbao y Lemoa.
En 1954, el ayuntamiento de Bilbao obligó a trasladar la terminal del tranvía a los muelles de Urazurrutia. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Una vez que las aguas del Nervión volvieron a su
cauce, se iniciaron los necesarios trabajos para poder restablecer la
circulación. Así, el 19 de octubre fue posible recuperar el servicio entre Urbi
y Lemona, desviando el tráfico de viajeros con destino a Bilbao hacia la línea
general de los Ferrocarriles Vascongados, gracias al trasbordo establecido en la estación de Zuazo.
Por su parte, la reparación del puente de Urbi fue más compleja, por lo que la
circulación tranviaria entre este punto y la capital de Bizkaia no pudo
restablecerse hasta el 24 de febrero de 1954. Mientras tanto, aprovechando la
ausencia temporal de los tranvías por las calles de la villa, el Ayuntamiento
de Bilbao decidió eliminar su acceso hasta el teatro Arriaga, condenando al
TBDA a finalizar su recorrido en los muelles de Urazurrutia, en la orilla
opuesta a la ocupada por la estación de ferrocarril de Atxuri. De este modo el
tranvía perdía una de sus principales ventajas frente al tren; la comodidad que
proporcionaba a sus viajeros poder llegar hasta el corazón de la ciudad.
A mediados de los años cincuenta, la situación del
TBDA era muy comprometida. Las bajas tarifas que tradicionalmente aplicó la
empresa, y que le hicieron ganar el favor del público, nunca permitieron
obtener los ingresos suficientes para poder renovar sus instalaciones y
material móvil, los
cuales, tras medio siglo de intenso servicio comenzaban a resultar anticuados.
Por otra parte, el paulatino incremento del tráfico rodado en las carreteras
atravesadas por la línea supuso un empeoramiento de la delicada convivencia
entre tranvías y automóviles. En esta coyuntura, su matriz, la Compañía de los
Ferrocarriles Vascongados comenzó a plantearse la posibilidad de sustituir el
tranvía mediante autobuses.
En 1956, se suprimió el tramo entre Galdakao y Lemoa. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Al igual que en el resto de Bizkaia y gran parte de
Europa, la Compañía del Tranvía de Bilbao a Durango y Arratia inició en 1956 el
progresivo desmantelamiento de su red. Así, el primero de agosto se procedió a
la supresión del tramo comprendido entre Galdakao-Plazakoetxe y Lemoa, lo que
trajo consigo la división de la línea en dos secciones incomunicadas entre sí,
de Bilbao-Urazurrutia a Galdakao-Plazakoetxe, de 10 Km . y de Lemoa a Zeanuri,
de 15 km .
Al mismo tiempo, la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados estableció una
línea de autobuses entre Bilbao y Lemoa, en combinación con el servicio Lemoa-Durango.
Una nueva amputación, verificada el 1 de octubre de
1958, suprimió el tramo comprendido entre Urbi-Firestone y
Galdakao-Plazakoetxe así como el acceso al centro de Zeanuri, quedando el Tranvía
definitivamente reducido a las secciones Bilbao-Urazurrutia, a Urbi-Firestone
de 7,10 km .
y Lemoa a Zeanuri, de 14,3
km .
Todas estas clausuras afectaron notablemente al
tráfico del Tranvía, y mientras el transporte de mercancías desaparecía casi por
completo, el de viajeros se reducía en 1960 a 3.937.429 viajeros, un 42% menos que a
comienzos de la década.
Los aumentos de tarifas autorizados el 16 de abril
de 1957 (un 35%), el 1 de noviembre de 1958 (un 15%) y el 1 de noviembre de
1959 (un 50% sobre el precio de los abonos), lograron contener la caída de los
ingresos, pero no resultaban suficientes como para superar la constante
escalada de los gastos en una época caracterizada por una fuerte inflación,
con lo que la explotación resultaba altamente deficitaria y económicamente
inviable.
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