viernes, 18 de julio de 2014

LA TRACCIÓN ELÉCTRICA EN LA VÍA ESTRECHA ESPAÑOLA (II)

Ferrocarriles Vascongados electrificó la línea de Bilbao a San Sebastián en 1929. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

1912-1938 AUGE DE LA TRACCIÓN ELÉCTRICA EN LOS FERROCARRILES DE VÍA ESTRECHA


Tras las electrificaciones realizadas en los primeros años del siglo XX, la tracción eléctrica alcanzó un rápido desarrollo en los ferrocarriles de vía estrecha entre los años 1912 y 1938, al ponerse en tensión 681 kilómetros de vías, cifra que contrasta notablemente con los poco más de 400 kilómetros de líneas de vía ancha en los que se aplicó el nuevo sistema de tracción en el mismo periodo.
Tren eléctrico de los ferrocarriles de Valencia, fotografiado en la estación de Lliria. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

La mayor parte de estas electrificaciones se efectuaron en líneas de marcado carácter suburbano, con el fin de implantar en ellas servicios de cercanías. Este fue el caso de las actuaciones emprendidas en Guipúzcoa, Granada, Cataluña, Valencia, Asturias o Vigo. 
Automotor de los Ferrocarriles de Cataluña. Fotografía de Christian Schnabel. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

- Guipúzcoa, ferrocarril de San Sebastián a la frontera francesa, inaugurado en 1912,
- Granada, ferrocarriles de Granada a Santa Fe, Chauchina, Pinos Puente, La Zubia, Durcal y Fuente Vaqueros, electrificados entre 1914 y 1939
- Cataluña, ferrocarriles de Sarriá a Sabadell y Tarrasa y de Barcelona a Sant Boi, puestos en tensión entre 1917 y 1926
- Valencia, líneas de Valencia al Grao, Rafelbuñol, Bétera y Líria, electrificadas entre 1919 y 1926
- Asturias, ferrocaril de Carreño, electrificado en 1922
- Galicia, ferrocarril de Vigo a La Ramallosa, inaugurado con tracción eléctrica en 1926
Automotor del ferrocarril de Vigo a La Ramallosa. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

Todas ellas, a excepción de las desarrolladas en Cataluña (y el tramo Alhedín-Durcal de los ferrocarriles de Granada, electrificado en 1924 a 1.200 Vcc. y adaptado a 600 Vcc. en el año 1929), utilizaron la tensión de 600 Vcc., con instalaciones y vehículos cuya tecnología seguía directamente emparentada con la de los tranvías urbanos.
Locomotora construida por Ganz para los Ferrocarriles Catalanes. Fotografía de Xavier Santamaría. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

En Cataluña, la tracción eléctrica fue aplicada en este periodo por dos empresas diferentes. La primera, denominada Ferrocarriles de Cataluña, empleó este sistema en el año 1917 en sus líneas de Sarriá a Tarrasa y Sabadell, utilizando en ellas la tensión de 1.200 Vcc., valor que a partir de 1934 también sería adoptado por el Ferrocarril de Barcelona a Sarriá con el que empalmaba en esta última población. Por su parte, la Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes, se decantó por la tensión de 1.500 Vcc. para su electrificación entre Barcelona y Sant Boi, realizada en 1926 con el fin de eliminar los humos de sus trenes de vapor en el nuevo acceso subterráneo a la estación de Plaza de España, situada en pleno corazón de Barcelona.
Automotor eléctrico del ferrocarril de Carreño. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

Sin embargo, donde mayor desarrollo adquirió la tracción eléctrica en este periodo fue en el País Vasco, ya que en un plazo de doce años, entre 1926 y 1938, se pusieron en tensión un total de 328 kilómetros, que formaban una amplia red, sin solución de continuidad, que enlazaba entre sí las tres capitales de la actual Comunidad Autónoma Vasca, al mismo tiempo que contaba con diversos ramales a las más importantes poblaciones de su entorno. Todas se efectuaron a la tensión de 1.500 Vcc., aunque en una de ellas, la del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas y Plencia, la polaridad se encontraba invertida respecto a la práctica habitual, situándose el positivo en el carril y el negativo en la catenaria.
El ferrocarril del Urola entró en servicio, con tracción eléctrica, en 1926. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

La primera de estas electrificaciones fue realizada, en 1926, en el Ferrocarril del Urola (Zumárraga a Zumaya), línea de carácter comarcal en la que la opción de la tracción eléctrica vino determinada por la necesidad de reducir al máximo sus futuros costes de explotación ya que el limitado tráfico que podía generar este ferrocarril secundario difícilmente podría llegar a sufragar los superiores gastos que habría supuesto la utilización de la tracción vapor. Por primera vez en España, en la electrificación de esta línea se emplearon subestaciones dotadas de rectificadores estáticos de vapor de mercurio, cuando hasta entonces la práctica habitual fue la de utilizar grupos convertidores o conmutatrices rotativas, sometidas a mayores desgastes y averías. Asimismo, este ferrocarril fue pionero en la utilización de la tensión de 1.500 Vcc., valor que con el tiempo se ha convertido en el habitual en las electrificaciones ferroviarias en las líneas de ancho inferior al normal.

Automotor eléctrico del ferrocarril de Bilbao a Plencia. Año 1928. Fotografía de Félix Zurita. Archivo de Josep Miquel Solé


Al Ferrocarril del Urola le siguió, en 1928, la electrificación de la línea de Bilbao a Plencia, en la que por primera vez en España se empleaba un sistema de compensación mecánica de la catenaria, mediante contrapesos. Tras esta línea le llegó el turno a la del Ferrocarril Vasco-Navarro, en el que, al igual que en el caso del Urola, la opción de la tracción eléctrica estuvo determinada por la necesidad de reducir en el futuro los gastos de explotación del vapor.
Locomotora eléctrica de los Ferrocarriles Vascongados. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

Por su parte, la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados decidió electrificar todas sus líneas, a excepción de los pequeños ramales de Durango a Elorrio y minas de Arrázola, operación realizada en 1929. En este caso, el objetivo perseguido era triple:

Reducir los gastos de explotación frente al vapor
- Aumentar la capacidad de transporte de la línea al incrementar la velocidad de los trenes y su tonelaje máximo
- Potenciar los servicios de viajeros de cercanías en Bilbao.
Tren de mercancías del ferrocarril de Bilbao a San Sebastián. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

Los resultados de esta electrificación fueron altamente positivos y de hecho, en 1944 se cuantificó el ahorro obtenido con la tracción eléctrica respecto al vapor, durante ese ejercicio, en un total de 4.116.917 pesetas, cifra que por si sola representaba un tercio de los costes totales de la electrificación. Cabe destacar que la electrificación del ferrocarril entre Bilbao y San Sebastián supuso la primera conexión en tracción eléctrica de dos capitales españolas.
Impresionante locomotora de la electrificación de Puertollano a Conquista. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

Otras electrificaciones de interés realizadas en este periodo fueron, por una parte, la de la línea de Palma de Mallorca a Sóller, realizada a la tensión de 1.200 Vcc. con el fin de eliminar el problema que suponía la concentración de los humos de las locomotoras de vapor en el gran túnel de Alfabia, y por otra, la del Peñarroya a Puertollano que aplicó la tracción eléctrica en el tramo comprendido entre Conquista y Puertollano, con el fin de aprovechar la mayor potencia de las locomotoras eléctricas en la difícil travesía de Sierra Morena. En esta ocasión la tensión utilizada fue la de 3.000 Vcc., hasta entonces únicamente empleada en España en la electrificación de la rampa de Pajares de la Compañía del Norte. De hecho, aunque este sistema se extendió con posterioridad a toda la red ferroviaria de Renfe, fue la única realizada en una línea de vía estrecha.
Tren eléctrico del ferrocarril de Guadarrama. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

El conjunto de electrificaciones ferroviarias ejecutadas en este periodo se completó con las realizadas en diversos ferrocarriles de montaña, como es el caso de las líneas de Cercedilla a Navacerrada (Madrid) y de Granada a Sierra Nevada puestos en servicio en 1923 y 1925 a la tensión de 1.200 Vcc. y el cremallera de Ribes a Nuria (Gerona), inaugurado en 1931 y electrificado a 1.500 Vcc.
Ferrocarril eléctrico de Granada a Sierra Nevada. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

Pese a los logros evidentes alcanzados en este periodo, las electrificaciones fueron realizadas por empresas independientes entre sí, lo que dificultó la homogeneización de sistemas de electrificación, instalaciones fijas o material móvil. Cada concesionario optó por la tensión que consideraba más conveniente al servicio que debía prestar sucediendo los mismo respecto al material móvil, dando como resultado una gran variedad y una total falta de homogeneidad y estandarización. Solamente las electrificaciones efectuadas en el País Vasco por los Vascongados, Urola y Vasco-Navarro respetaron unos mínimos comunes, lo que facilitó el posterior intercambio de material móvil.


2 comentarios:

  1. Como es habitual,lujosisima descripcion de material,lineas,ramales en esta ocasion dedicadas al amplio e irrepetible parque electrico peninsular,no podian faltar,por supuesto en el apartado grafico las inolvidables Brown Boveri de vasgongados,los miticos automotores del Fc Urola,aquellos primigenios suizos de Guadarrama,la seccion Valenciana y Catalana y aquellas peculiares y sumamente interesantes locomotoras "cocodrilo" del Peñarrolla-Puertollano.Amplisima y detallada informacion y datos y curiosidades de grandisimo interes y desconocidos en parte para mi,solo esperar con sumo interes las siguientes entregas

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  2. Cuando empezaste con esto ya sabía que me iba a gustar mucho, pero de veras que no esperaba que fuera a ser TAN bueno.

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