Coche unificado del ferrocarril de Oñate a San Prudencio. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza
La vía métrica de nuestro país se
caracterizó por la atomización empresarial, repartida en infinidad de pequeñas y medianas compañías que, al menos
hasta los primeros planes estatales de ayuda a la modernización y mejora de los
años cincuenta del pasado siglo, habían seguido sus propios criterios a la hora
de adquirir el material motor y remolcado que consideraban necesario para
atender sus servicios. La consecuencia de esta independencia de criterio fue la
proliferación de un sinnúmero de modelos, hasta el punto que rara vez se podía
encontrar el mismo tipo de coche de viajeros o de locomotora en dos compañías
diferentes.
Coche de tercera clase en servicio en el ferrocarril de Oñate a San Prudencio. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Probablemente, la única excepción
a esta norma la constituyeron los 56 coches de bogies y caja de madera que
trataremos en esta entrada y que circularon en lugares tan dispares como
Euskadi, Navarra, Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Valencia, Madrid,
Cataluña, Andalucía o el Protectorado de Marruecos.
Coche mixto de primera y segunda clase del ferrocarril de Oñate a San Prudencio. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El origen de esta serie se
remonta a la construcción del ramal de Oñate a San Prudencio, en el
desaparecido ferrocarril Vasco-Navarro. Para la explotación de esta línea, la
Junta de Obras que construía esta línea por cuenta del Estado con la
financiación de la Diputación de Gipuzkoa, tras el oportuno concurso público,
optó por los modelos propuestos por la firma zaragozana Material Móvil y
Construcciones, antiguos talleres de Carde y Escoriaza.
Furgón con departamento para correos, del ferrocarril de Oñate a San Prudencio. Archivo EuskoTren/Museo vasco del Ferrocarril
El pedido comprendía un total de
siete coches, de los que dos eran furgones con departamento de correos, otros
dos eran coches mixtos de primera y segunda clase y otros tres eran
exclusivamente de tercera clase. Pese a su diferente funcionalidad, todos ellos
compartían unas características técnicas y estéticas idénticas, montados sobre bogies del tipo C-16, con carrocerías
forradas con machihembrado de madera, amplias plataformas de acceso en los
extremos y techos completamente rectos, sin los clásicos achaflanamientos y
caídas en las plataformas.
Coche de tercera clase del ferrocarril de Valencia a Villanueva de Castellón. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza
Los siete coches citados fueron entregados al ferrocarril de Oñate a San Prudencio en 1923 y, ese mismo año, Material Móvil y Construcciones recibió un pedido para el suministro de cuatro coches de tercera clase, idénticos a los anteriores, por parte del ferrocarril de Valencia a Villanueva de Castellón. Construidos en Zaragoza, se procedió a su traslado, cargados en vagones de vía ancha, hasta la factoría Devis en Valencia, empresa de construcción de material ferroviario que disponía de acceso, tanto en vía ancha, como a la vía métrica del ramal de Valencia a Nazaret perteneciente al ferrocarril a Villanueva de Castellón, lo que facilitaba el trasbordo. Precisamente una fotografía de uno de estos coches en el interior de los talleres de esta empresa Valenciana indujo al autor de estas líneas a pensar que algunos coches del Vasco-Navarro, que se mencionarán más adelante, pudieran haber sido construidos en esta factoría y, de hecho, así lo publicó en el libro dedicado al 50 aniversario del ferrocarril de Amorebieta a Bermeo.
Trasbordo de los coches de la vía ancha a la métrica en los talleres Devis. Archivo de Francisco Signes Martínez
Años más tarde, el ferrocarril de
Valencia a Villanueva de Castellón se integró en la Compañía de Tranvías y
Ferrocarriles de Valencia, empresa que los trasladó a las líneas situadas al
norte de la ciudad y los rematriculó en la serie 57 a 60, además de reconstruir
sus carrocerías hasta hacerlos prácticamente irreconocibles.
Coche Nº 57 del "trenet" valenciano, fruto de la transformación de uno de los coches unificados de la línea de Valencia a Villanueva de Castellón. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
Un año más tarde, Material Móvil
y Construcciones repitió el modelo en un nuevo pedido, en esta ocasión con
destino al ferrocarril de Ceuta a Tetuán, situado en el Protectorado Español de
Marruecos. En esta ocasión, se trataba de un solitario coche se primera clase,
cuatro coches de tercera, idénticos a los de Oñate a San Prudencio y a
los de Valencia a Villanueva de Castellón, así como un singular coche
ambulancia, especialmente diseñado para atender a las necesidades provocadas
por la guerra colonial en este territorio.
Coche de primera clase del ferrocarril de Ceuta a Tetuán. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza
Coche unificado de tercera clase del ferrocarril de Ceuta a Tetuán. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza
En 1927, la Explotación de
Ferrocarriles por el Estado recurrió de nuevo a este modelo de coches con el
propósito de mejorar el parque de material remolcado de la sección de Vitoria a
Mekolalde del ferrocarril Vasco-Navarro. En este caso, el pedido se concretó en
otros dos coches mixtos de primera y segunda clase y tres de tercera clase,
prácticamente idénticos a los que ya trabajaban en la sección de Oñate a San Prucencio del mismo ferrocarril.
Vista exterior del coche ambulancia del ferrocarril de Ceuta a Tetuán. A diferencia de los restantes coches unificados, presenta unas plataformas de acceso más pequeñas. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza
Interior del coche-ambulancia del ferrocarril de Ceuta a Tetuán. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza
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