Rotor de un motor de tracción ferroviaria en corriente continua
En las electrificaciones en
corriente continua se ha utilizado tradicionalmente motores de colector, los
cuales se distinguen por su gran flexibilidad, es decir, con capacidad para
proporcionar un esfuerzo de tracción elevado durante el arranque del tren, al
mismo tiempo que ofrecen la posibilidad de funcionar a grandes velocidades
con un esfuerzo de tracción reducido.
En primer plano, motor de tracción de corriente continua construido por Cenemesa
Para lograr esta
flexibilidad en el motor de corriente continua, es preciso disponer de un
sistema que permita variar progresivamente la tensión, para que sea posible iniciar
la marcha con suavidad y, progresivamente, aumentar la velocidad a medida que
se incrementa el voltaje que llega a los motores. Y sin embargo, uno de los
grandes inconvenientes de la corriente continua estriba en la dificultad de
variar su tensión.
Bloque de resistencias de tracción de una locomotora Brown Boveri de los Ferrocarriles Vascongados
Para superar este
inconveniente, se han desarrollado tres sistemas, que normalmente se encuentran
combinados en el mismo vehículo. Son los siguientes:
-
Intercalado de resistencias en serie con los
motores, que absorben parte de la tensión de línea. A medida que aumenta
la velocidad del tren éstas se van reduciendo progresivamente, hasta poder
eliminarlas por completo.
-
Variación de la conexión de los motores, iniciando
la marcha en serie, para pasar posteriormente a serie-paralelo y finalmente a
paralelo, con lo que se consiguen diferentes tensiones de alimentación en los
mismos. Por ejemplo, en un vehículo de dos motores se aplicará en cada uno
de ellos la mitad de la tensión de línea cuando se conectan en serie y la
tensión total cuando están en paralelo.
-
Shuntado de los campos inductores de los motores,
para reducir el grado de excitación a medida que éste se incrementa.
Controller ACEC de un automotor de la serie 3400 de Feve. Girando manualmente la palanca central en el sentido de las agujas del reloj, el motorista podía combinar, en alta tensión, los cuatro motores del vehículo en serie, serie-paralelo y paralelo, al tiempo que eliminaba las resistencias de los circuitos de tracción. Asimsimo, girando dicha palanca en sentido contrario, podía utilizar los motores como freno eléctrico. La pequeña palanca de la derecha permite la marcha adelante o atrás y selectar motores
Para efectuar las diversas
combinaciones anteriormente descritas, se dispuso inicialmente de unos
reguladores rotativos que a medida que eran accionados manualmente por el
conductor, establecían uno u otro circuito eléctrico. Estos equipos, también
denominados combinadores o “controller”, trabajaban a tensión plena, por lo que
podían resultar peligrosos en caso de producirse en ellos un cortocircuito ya
que se encontraban junto al maquinista. Este sistema de regulación directa ha
sido utilizado, por lo general, en valores no superiores a los 1.000 voltios,
principalmente en tranvías, así como en las electrificaciones ferroviarias más
primitivas.
Cámara de alta tensión de un automotor Ganz de los Ferrocarriles Vascongados, en la que se aprecian los contactores de tracción, de tipo electroneumático
A principios del siglo
XX comenzaron a generalizarse los sistemas de control indirecto. En estos casos,
el maquinista acciona un regulador a baja tensión, que envía las órdenes
oportunas a los contactores de alta tensión (de actuación eléctrica o
neumática) situados en una cámara debidamente aislada y protegida, con los
que se establecen los circuitos eléctricos requeridos. A partir de los años veinte
se desarrollaron sistemas de aceleración automática, que detectaban la
intensidad del consumo, eliminando automáticamente los diversos circuitos de
resistencias a medida que ésta alcanzaba los valores previamente determinados.
Las unidades de la serie 200 fueron las primeras, en el País Vasco, dotadas de chopper. Fotografía de Javier Vivanco Ruiz
El sistema de tracción
mediante combinación de circuitos demostró durante años su gran fiabilidad. Sin
embargo, energéticamente era poco eficiente, ya que durante todo el proceso de
arrancada, una parte importante de la energía consumida se disipaba en forma de
calor en las resistencias eléctricas. Este problema ha podido solucionarse
gracias a los avances técnicos en materia de electrónica, a partir de los años
sesenta, mediante los denominados “chopper” o “troceadores”, cuyo
funcionamiento se basa en diodos que permiten regular con gran suavidad la
tensión que llega a los motores desde O hasta el voltaje máximo de la línea.
Unidad de metro de la serie 2000 de Madrid, pionera en la utilización de los motores de tracción trifásicos en España
El posterior desarrollo de la
electrónica ha permitido la utilización de motores trifásicos asíncronos al ser
posible variar de una forma sencilla la frecuencia y la tensión que los
alimenta. Esta clase de motores son mucho más robustos que los de corriente
continua, al carecer de un elemento sometido a continuo desgaste como es el
colector, por lo que en la actualidad representan la tecnología más avanzada en
materia de tracción eléctrica. Los primeros vehículos de este tipo que han
circulado en España y uno de los primeros construidos en serie en toda Europa, fueron los trenes de la serie 2.000 del Metro de Madrid, dotados de equipos de tracción de la firma alemana AEG.
Las primeras locomotoras con motores trifásicos de Renfe fueron las 252
Otra elemento característico
de las locomotoras y automotores en tracción eléctrica es la disposición de sus
motores, los cuales pueden estar suspendidos por la nariz, enteramente
suspendidos o suspendidos en caja.
Bogie de una locomotora Brown Boveri de los Ferrocarriles Vascongados, donde se aprecian los dos motores de tracción suspendidos por la nariz
En la primera disposición,
el motor está sujeto en un extremo al bastidor del bogie, mientras que en el
otro se apoya sobre el eje de las ruedas, atacando directamente a su corona de
engranajes. Esta disposición es la más primitiva y solamente es válida para
velocidades relativamente bajas, ya que la mayor parte del peso del motor
repercute directamente sobre la vía, lo que afecta a la conservación de la misma.
Bogie monomotor, enteramente suspendido, de una unidad 200 de EuskoTren
Los motores enteramente
suspendidos están sujetos directamente al bastidor del bogie. Para compensar los
movimientos relativos entre éste y el eje, debido a las oscilaciones producidas
por la suspensión primaria del vehículo, es preciso instalar una transmisión
elástica. Como el peso del motor no repercute directamente sobre la vía, al
estar amortiguado por la suspensión primaria, este sistema es apto para
velocidades elevadas.
El famoso "platanito" de Renfe fue el primero en emplear motores de tracción situados en el bastidor del vehículo
Por lo que respecta a la
tercera modalidad, el motor se emplaza bajo el bastidor del vehículo, por lo
que la transmisión debe compensar los movimientos relativos generados por las
suspensiones primarias y secundarias del bogie y también por su propio giro. En
España, el popular "platanito" fue el primer tren en utilizar esta disposición de los motores de tracción, más tarde repetida en series como las 490, 120 y 121 de Renfe o la 3.600 de Feve.
Bogie de una locomotora de la serie 7600 de Renfe. Se aprecian los tres motores de tracción, uno para cada eje
La disposición tradicional
en los vehículos de tracción eléctrica es la de un motor de tracción por cada
eje. Sin embargo, a partir de los años sesenta comenzaron a difundirse los
bogies monomotores, en los que un solo motor, de mayores proporciones, acciona
los dos ejes del mismo bogie, como es el caso de las diversas series de la amplia familia de locomotoras "japonesas" de Renfe.. Esta configuración ofrece mayor
adherencia y reduce el riesgo de patinaje. Sin embargo, la aplicación de la más moderna
electrónica ha limitado notablemente este problema por lo que en la actualidad,
la mayor parte de los trenes se vuelven a construir con motores independientes
para cada eje.
Locomotora 269-601 de Renfe, dotada de bogies monomotores y control mediante chopper
Por último cabe recordar que
los motores eléctricos son reversibles, por lo que también pueden utilizarse como freno, bien sea reostático, bien de recuperación. En el primer caso, la energía
generada en el frenado se disipa en forma de calor en las resistencias
eléctricas situadas en la propia locomotora o en las subestaciones, mientras
que en el segundo, puede ser devuelta a la línea aérea para su consumo por otro
tren o incluso entregada a la red de distribución, con el consiguiente ahorro
energético.
Muy buena entrada. En la segunda foto se ve que la 200, en la época de los 3 coches M-R-M usaban el pantógrafo ajeno. Desde las últimas reformas, en estas UT, traccionan usando los dos pantógrafos, ya que cada motor va independiente, pudiendo hacerse semitrenes aprovechando al máximo la energía de un motor en caso del fallo de otro, es decir, selectando motores, al igual que en metro bilbao. Si me equivico, corrígeme.
ResponderEliminarTengo fotografías del 2000, rojo con bandas blancas, numeración VR-14 y 15, dos unidades del suburbano de Madrid, ahora es línea de metro. Pero me asalta una duda, muchos indican que son 3000.
ResponderEliminarBuen blog. Saludos.