Túnel de Zumárraga (hacia 1863) |
Soy nuevo en estas lides blogueras, por lo que, desde que mi buena amiga Pilar Lozano me lanzó la idea de abrir un blog sobre las historias del tren, he estado pensando cuál podría ser el mejor tema con el que iniciar esta pequeña aventura digital.
Ahora que en las inmediaciones se perforan los túneles de la nueva red ferroviaria vasca, es buen momento para recordar el esfuerzo de nuestros antepasados para dotar a nuestro país, al igual que en la actualidad, con las infraestructuras necesarias para su desarrollo.
Como soy guipuzcoano, después de darle algunas vueltas al asunto (a decir verdad, no demasiadas) me he inclinado por comenzar este proyecto con la que posiblemente sea la fotografía ferroviaria más antigua tomada en mi pequeña provincia. Por lo menos, yo no conozco ninguna otra.
La imagen que acompaña a este texto fue captada hacia 1863 en Zumárraga. En aquel momento, la construcción del ferrocarril del Norte, la primera vía férrea internacional de nuestro país, llamada a enlazar Madrid con París a través de Irún, se encontraba en plena efervescencia.
Ciertamente, la empresa capitaneada por los hermanos Pereire, construyó el Ferrocarril del Norte en un tiempo récord, sobre todo si se tienen en cuenta los limitados medios técnicos del momento, poco más que el pico, la pala y la pólvora. Solo con el recurso a ingentes cantidades de mano de obra, con más de 10.000 trabajadores en la travesía de la sierra de Madrid y otros 8.000 en el paso de la meseta al Cantábrico, fue posible construir una línea que, junto al ramal de Venta de Baños a Alar del Rey, sumaba 729 kilómetros de longitud. Todo ello, en el plazo de ocho años que transcurrió desde el solemne inicio de las obras en Valladolid, el 25 de marzo de 1856, hasta la no menos apoteósica inauguración del trazado en San Sebastián, el 15 de agosto de 1864.
Es fácil suponer que fueron los tramos que presentaban menos dificultades, los que se desarrollan a lo largo de la meseta, los primeros en entrar en servicio. Así, los trenes de la Compañía del Norte iniciaron su andadura entre Valladolid y Medina del Campo el 1 de agosto de 1860. Tres años más tarde, tras concluir las obras del paso de Guadarrama entre El Escorial y Ávila el 1 de julio de 1863, el único escollo que quedaba por superar era el tramo guipuzcoano de la línea.
En Guipúzcoa, las obras se iniciaron, con el boato acostumbrado en estos eventos, el 22 de junio de 1858. Ese día, por la mañana, se celebró en la antigua capital provincial, Tolosa, un acto simbólico y, por la tarde, se repitió en la nueva capital del territorio, San Sebastián, en una ceremonia en la que el propio alcalde de la ciudad empuñó un pico y dio los primeros golpes en la futura trinchera de Mundaiz. Sin embargo, el desarrollo de los trabajos se vio dificultado por la inexperiencia de muchos de los contratistas que, si bien afrontaron sin grandes inconvenientes los tramos más fáciles entre Irún, San Sebastián y Beasain, no fueron capaces de culminar las obras en la sección más abrupta del paso de la divisoria de aguas entre el Mediterráneo y el Cantábrico. Es preciso recordar que este trayecto acumulaba, en poco más de 40 kilómetros , obras de notable envergadura como el famoso viaducto de Ormaiztegui y una sucesión de 22 túneles que sumaban una longitud total de 10.700 metros . Entre ellos, sin duda destacaba el de Oazurza que, con sus 2.957 metros fue, durante cerca de dos décadas, el túnel más largo de España. Finalmente, ante el fracaso de los pequeños contratistas, la Compañía del Norte decidió encomendar la conclusión de las obras a la empresa constructora Gouin et Cie.
Precisamente, la fotografía que acompaña este texto se obtuvo en el momento en que Gouin et Cie. tomó las riendas de las obras. En ella se observa una locomotora de vapor utilizada para el arrastre de los trenes de trabajo, mientras que los obreros se afanan en rematar la trinchera que da paso desde el túnel de Eizaga a la estación de ferrocarril de Zumárraga.
Ahora que en las inmediaciones se perforan los túneles de la nueva red ferroviaria vasca, es buen momento para recordar el esfuerzo de nuestros antepasados para dotar a nuestro país, al igual que en la actualidad, con las infraestructuras necesarias para su desarrollo.
Buen trabajo, tú Blog rememora y reivindica al mismo tiempo.
ResponderEliminarA pesar de serte seguidor habitual, amigo Juanjo, hoy me he tomado un poco de -bien fecundo, por cierto- tiempo para repasar todas las publicaciones de tu blog. He leído más en detalle algunas más antiguas y especialmente la primera de todas. En buena hora, voy al grano, aceptaste la invitación de Pilar para involucrarte con un blog propio. Creo que el carácter riguroso, sintético y bien orientado a asuntos de interés de tus entradas, pone a disposición libremente -con generosidad, digo, otro detalle- interesantísima información para los que seguimos durante toda nuestra vida los asuntos del tren con apasionado e indesmayable interés. Enhorabuena, pues, y mi ánimo y apoyo para que sigas enriqueciéndonos con tus valiosas aportaciones sobre el ferrocarril. Cordialmente Jose-Ramón Suarez
ResponderEliminarSe dice que antes, entre y después de la construcción del ferrocarril del norte, hubo un par de Daguerrotipógrafos tomando imágenes de como era el entorno de la línea ferrea, antes, entre y después de la construcción. Tengo interés en buscar esas posibles imágenes, pero no sé por donde empezar pues desconozco los apellidos de dichos personajes ni su procedencia. ¿Sabe usted de alguno de ellos? ¿Podría ser la fotografía que nos muestra de alguno de ellos? ¿Sabe uste quien es el autor de la fotografía que nos muestra?
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