Recreación de la locomotora Plencia en la estación de San Ignacio, más tarde rebautizada como Neguri. Dibujo de José Vicente Coves Navarro
En
julio de 1951, la revista que edita la Stephenson Locomotive Society publicó un
interesante artículo firmado por Robert H. Whitelegg, quien, a finales del
siglo XIX trabajó para diversas firmas británicas como montador de locomotoras
de vapor suministradas a varias compañías ferroviarias situadas en el entorno
de Bilbao.
Entre
las locomotoras montadas por Robert H. Whitelegg se encontraba la Plencia, adquirida por el ferrocarril de
Las Arenas a Plencia, tal y como relataba el técnico inglés en la citada
publicación. Dicho texto decía:
Poco tiempo después de haber terminado el montaje de la
locomotora del ferrocarril de Luchana a Munguía (se refiere a la locomotora
bautizada con el nombre de Erandio), tuve que ensamblar una locomotora similar
para la compañía ferroviaria de Las Arenas, una línea cercana a la de
Luchana-Munguía. Como no se disponía de grúas en ninguna de las dos líneas, fue
preciso realizar todo el trabajo mediante gatos y poleas con cadenas - un
proceso muy lento – pero, pese a la precariedad de medios, lo conseguimos. A
esta locomotora se le puso el nombre de Las
Arenas y, como he mencionado, era prácticamente igual a la de la línea de Luchana
a Munguía. (en este punto, Robert H. Whitelegg comete un error al afirmar que el nombre de la locomotora
era Las Arenas, cuando no cabe duda
que se trata de la Plencia, ya que
era la única locomotora idéntica a las de Luchana a Munguía en el ferrocarril
de Las Arenas a Plencia).
Una vez finalizado el montaje, la locomotora se dispuso
para realizar un viaje de prueba, contando con la presencia de varios directores
de la compañía ferroviaria. Uno de ellos decidió conducir la locomotora, a la
que se engancharon siete vagones de mercancías y un coche de pasajeros. ¡La
experiencia fue verdaderamente emocionante! Arrancamos felizmente; el director,
convertido en maquinista, abrió el regulador a tope con el resultado de que,
con una caldera nueva, llena de agua y engrasada, ¡la locomotora se parecía mas
a una máquina hidráulica que a una locomotora a vapor! Aquí, debería añadir que
esta línea estaba todavía en construcción, no había sido abierta al tráfico y
además no disponía de señales. No habíamos recorrido mucha distancia en nuestro
viaje cuando chocamos con un montón de balasto apilado sobre la vía y, una vez detenida
la marcha, es fácil imaginar el estado en que había quedado el bogie delantero y
los elementos de rodadura. ¡Nos llevó una hora eliminar la suciedad y el
balasto! Entonces, nos pusimos en marcha de nuevo, con el regulador a tope, ¡por
supuesto!, y no habíamos avanzado muchas millas cuando vimos a un caballo en la
línea tirando de un vagón. Gracias a que los raíles estaban secos y apretando
los frenos al máximo, conseguimos parar a pocos metros del cuadrúpedo. A estas
alturas, me di cuenta de que el tubo de nivel indicaba que quedaba muy poca
agua en la caldera pero al intentar hacer trabajar los inyectores, ninguno
funcionó. De inmediato examinamos los tanques y vimos que los dos estaban
vacíos. En todo este rato, la caldera resoplaba furiosamente a 185 libras cuando su
presión de trabajo máxima era de 160 libras así que fue preciso apagar el fuego
de inmediato. Como no había agua disponible en ninguna parte no tuvimos más
remedio que volver a pie, aunque el director preguntó si el caballo podría
tirar de la locomotora y de los ocho vagones hasta casa en vez de tener que
caminar…. ¡Al final, tuvimos que caminar! Hombres algo afligidos aunque más
sabios; o por lo menos así es como yo esperaba que se sintiera el director.
Curiosa anecdota que afortunadamente no termino en males mayores,culpable puede decirse de un exceso de confianza por parte de la persona a los mandos de la locomotora,me trae a la memoria una anecdota,acaecida en los años 60,en muy diferentes circunstancias que tampoco paso por suerte a un grave suceso,del expreso 803 Barcelona-Madrid remolcado por una 2200 "Bonita" o "Atomica" que tambien por el uso a fondo del regulador a su paso por el tunel situado en la rampa de Fabara,con limitacion por galibo a 70 Km/h se paso a 90Km/h provocando que uno de los coches(creo) diera un tremendo bandazo destrozando parte de su arco de revestimiento...
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