jueves, 28 de noviembre de 2013

UN APOLO SIN MAQUINISTA

La mesilla o dresina de inspección de vía que protagoniza esta entrada, bautizada por los ferroviarios del Urola con el nombre de "Apolo", se conserva en la actualidad en el Museo Vasco del Ferrocarril

En el mundillo ferroviario, los trenes de la serie 2.400 de Feve son popularmente conocidos como “Apolos”. Sin embargo, unos años antes ya recibió este sobrenombre una curiosa dresina o mesilla de inspección de vía que, en 1975, construyó la firma madrileña Maquivías, para el ferrocarril del Urola.

La discreta vida de esta clase de vehículos, por otra parte tan importantes para la explotación ferroviaria, suele pasar desapercibida. Sin embargo, el protagonista de la entrada de hoy vivió en 1977 una singular aventura, al cubrir más de 30 kilómetros ¡sin conductor! Dejemos que sea el informe redactado por el Jefe de Movimiento del ferrocarril del Urola, Álvaro Cámara Iriondo, el que nos ilustre sobre este curioso suceso:

Sobre las 4 ½ horas de la madrugada del día 17 de agosto de 1977, circulaba el guardavías don Ignacio Gurruchaga Olaizola, con su mesilla accionada por un motor de gasoil, efectuando la labor que tiene encomendada, cuando a la altura del k. 24,750 aproximadamente, al salir de una curva que discurre paralela a la carretera, vio venir de frente un vehículo con las luces encendidas y, por motivos que se desconocen, pensó que se le echaba encima un tren que venía en sentido contrario, por lo que, sin más, saltó de la mesilla y se echó a tierra, dándose cuenta después de que el vehículo que le deslumbró era un automóvil.

Al abandonar el guardavías la mesilla, ésta siguió su marcha hacia Zumaya.

El guardavías inmediatamente de haberse recuperado del consiguiente susto, se situó en la carretera y detuvo a un taxi que se dirigía a Azpeitia (del Sr. Echániz, de Azpeitia) y le indicó debía volver juntamente con él, habiéndole explicado lo que le pasó.

Llegaron a la estación de Iraeta, antes que la mesilla, y después de haber desvelado al Sr. Ijurco, quien se levantó de la cama, entre los tres (taxista, guardavías y capataz), pusieron piedras en la vía, para ver de detener a la mesilla, pero todo fue inútil y la mesilla continuó su marcha. Nuevamente, igual operación en la estación de Arrona, pero con idéntico resultado, ya que la premura del tiempo no daba margen para obstaculizar la vía con más elementos.

No cejan en su empeño los tres individuos antes citados y tratan de llegar a la estación de Zumaya, pero no logran hacer nada, pues casi al mismo tiempo veían como la mesilla marchaba hacia Zarauz, después de haber entrado en vías de FEVE y haber pasado en la dicha estación dos agujas, candadas y con sujeción de tornillo, estando las mismas en posición “talonadas”.

A la vista de la situación se dirigen a Zarauz y logran llegar antes de la mesilla, pero tampoco logran detener o descarrilar a la mesilla, que tras haber pasado o “tirado” las bridas, unas traviesas y piedras que se le pusieron a la entrada en agujas, continua la mesilla hacia Orio.

Los individuos que viajaban, como hemos dicho, en automóvil, continúan hacia Orio, donde llegan antes que la mesilla y es aquí cuando, valiéndose de unos “cupones” (pedazos de carril), piedras, traviesas, que situaron en el “corazón” de la aguja de entrada de la mencionada estación de Orio, logran hacer descarrilar la mesilla, la que quedó volcada sobre un lado.

Esta es a grandes rasgos la “historia” de esta mesilla que entre los ferroviarios del Urola se le venía apodando con el remoquete de Apolo. Remoquete puesto sin que se pudiera presumir estas andanzas por “campos extraños” y sin “pilotaje”. En fin, ¡de película!

El guardavías resultó con unos ligeros rasguños sin importancia, así como el vehículo protagonista de este suceso.

Azpeitia, 18 de agosto de 1977

El Jefe de Movimiento
(rubricado)


Sobran los comentarios...

3 comentarios:

  1. Que historia. Me ha hecho gracia que esa mesa iría sin control hasta Orio jeje.

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  2. Sin comentarios pero con agradecimiento porque la historia me ha hecho reír a carcajadas y me ha alegrado el día. En cualquier caso menos mal que no hubo nadie accidentado!

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