Desde
que en 1983 la ciudad holandesa de Utrecht reintrodujera el tranvía en sus
calles, este medio ha sido recuperado en muchas ciudades europeas como
protagonista de sus transportes urbanos.
Por
lo general, los nuevos tranvías europeos se han implantado en ciudades que, en
el pasado, ya habían contado con este eficaz medio de transporte. Sin embargo, éste
no es el caso de algunos de los sistemas recientemente establecidos en España
como los de Parla, Vélez-Málaga, Jaén o Vitoria. De todos ellos es precisamente
el de la capital alavesa el único que, al menos por el momento, ha logrado un éxito
indiscutible, por lo que dedicaremos este pequeño texto a reseñar los
antecedentes de los transportes urbanos de esta hermosa ciudad.
La
historia de los transportes urbanos de Vitoria arranca en el año 1901, fecha en
la que Enrique Castroviejo plateó el primer proyecto para la implantación de un
servicio de tranvías en la capital alavesa. En el estudio que presentó al
ayuntamiento, este ingeniero proponía la posibilidad de implantar tres líneas,
todas ellas con origen en la estación de los ferrocarriles del Norte, que se
dirigirían hacia la calle Castilla, Molinuevo y la calle Ali respectivamente,
conformando una red de 7.140
metros de longitud.
A
diferencia de lo que estamos acostumbrados, este tranvía pionero no se
planteaba para facilitar el transporte de pasajeros, sino que su objetivo
principal era el movimiento de mercancías entre las principales industrias de
la ciudad y la estación de ferrocarril. En este sentido, es evidente la
inspiración del proyecto en el servicio que, desde 1884, ofrecía en Bilbao la
empresa del Tranvía Urbano, aunque al igual que en la capital vizcaína, el
proyecto consideraba que «en un futuro no ha de olvidarse de los viajeros
porque así lo demandarán las necesidades de la población». No deja de ser
llamativo el hecho de que, pese a que los primeros tranvías eléctricos funcionaban
en Bilbao desde 1896 y en San Sebastián desde 1897, en su propuesta, Enrique
Castroviejo planteaba la utilización del motor de sangre, es decir, el esfuerzo
de mulas o caballos, para arrastrar el parque móvil previsto de seis vagones
cerrados que rodarían por una vía sumamente estrecha, de tan solo 600 milímetros de
ancho.
La
propuesta pionera de Enrique Castroviejo nunca llegó a materializarse. Vitoria
era a principios del siglo XX una ciudad de poco más de 25.000 habitantes en la
que las distancias eran demasiado pequeñas como para justificar la inversión
que suponía implantar este medio de transporte.
Un
cuarto de siglo más tarde, Vitoria vivió un nuevo intento para la implantación
de un sistema de transporte urbano, en esta ocasión de la mano del autobús. Fue
la Compañía
de Automóviles de Álava la que el 23 de julio de 1925 puso en servicio las dos
primeras líneas de transporte urbano de la ciudad, tras obtener del
ayuntamiento una concesión en monopolio por un periodo de diez años. Sin
embargo, al igual que sucedió con el proyecto de tranvía, la baja demanda hizo
que la explotación resultara ruinosa, por lo que el 1 de octubre de 1926 se
suspendió el servicio.
En
1933 se planteó un nuevo proyecto de transporte público de la mano de la
empresa Vitoria Ómnibus Popular, sin que se llegara a implantar el servicio.
Sin embargo, el desarrollo urbano que experimentó la capital alavesa a partir
de mediados del siglo pasado, gracias a la creación de nuevos polígonos
industriales y al rápido crecimiento de la población, provocó un notable
incremento de las distancias. Vitoria comenzaba a tener la talla necesaria para
justificar el establecimiento de transportes colectivos y, en consecuencia, en
1950, el empresario Francisco Ruiz Monje puso en marcha sus primeras líneas de
autobuses urbanos.
En los años sesenta, el ferrocarril Vasco-Navarro prestó un interesante servicio de cercanías en Vitoria. Fotografía de Christian Schnabel.
Ante
el vertiginoso desarrollo que experimentaba Vitoria, el servicio de autobuses
implantado por Ruiz Monje pronto se demostró insuficiente, por lo que el
ayuntamiento decidió implantar su propia red a través de la empresa Viviendas
Municipales de Vitoria, S.A., sociedad que el 4 de agosto de 1961 estrenó
cuatro autobuses Pegaso con los que pudieron iniciar su andadura las tres
primeras líneas. Al mismo tiempo, la creciente movilidad generada por el
desarrollo de los polígonos industriales impulsó el establecimiento de una
especie de servicio ferroviario de cercanías aprovechando las vías del
ferrocarril Vasco-Navarro entre las estaciones de Olárizu y Durana, con paradas
en Adurza, Olagibel, Vitoria-Ciudad (Los Herrán), Los Isunzas, Forjas Alavesas,
Betoño, Osinaga y Eskalmendi. Sin embargo, este interesante servicio solamente
se mantuvo hasta el año 1967, fecha en que la empresa estatal FEVE decretó la
supresión de este ferrocarril.
En
ese mismo año de 1967 finalizó la convivencia de líneas explotadas por una
sociedad municipal con otras gestionadas por el operador privado Ruiz Monje ya
que tras un duro proceso de negociaciones, el ayuntamiento logró unificar todos
los servicios mediante la creación de la empresa Transportes Urbanos de
Vitoria, S.A. más conocida por el acrónimo TUVISA.
Autobús de TUVISA fotografiado por Xavier Guimerá en 1975
En
el momento de su constitución, TUVISA pasó a gestionar seis líneas de autobuses
que representaban poco más de treinta kilómetros de recorrido, lo que resultaba
insuficiente para atender las crecientes necesidades de la capital alavesa. Por
ello, pronto se inició un proceso de expansión de modo que en 1976 la red
contaba ya con diez líneas, mientras que el parque de autobuses, que hasta
finales de los años ochenta fueron suministrados en exclusiva por la casa
Pegaso, se incrementó de forma constante. El monopolio del constructor nacional
se mantuvo hasta 1988, año en el que se adquirieron las primeras unidades del
fabricante sueco Scania y, cuatro años más tarde, en 1992 comenzaron a circular
los primeros vehículos de piso bajo, aunque la eficacia de esta disposición es
relativa ya que, a diferencia del tranvía, por lo general resulta imposible una
aproximación suficiente a la acera que permita superar sin contratiempos la
distancia al pavimento. Ante el incremento de la demanda, en 1996 TUVISA incorporó
a su flota los primeros autobuses articulados, a excepción de una unidad Pegaso
tipo 6035-A que compró en 1970 pero a la que pronto se le suprimió el remolque
debido a la menor demanda de transporte de aquella época.
Fue
precisamente a mediados de los años noventa cuando se volvió a plantear la
posibilidad de establecer una moderna red de tranvías urbanos en Vitoria. Sin embargo,
este primer intento no encontró el necesario apoyo municipal y fue abandonado
hasta el año 2002. Seis años más tarde iniciaba su andadura el nuevo tranvía
vitoriano.
Con
más de 7,4 millones de viajeros en el año 2011, el nuevo tranvía de Vitoria es
un éxito incuestionable y resulta indudable su contribución al despegue
definitivo de los transportes públicos en la capital alavesa. Es preciso
recordar que, en vísperas de la puesta en servicio del tranvía, los autobuses
urbanos habían alcanzado su récord histórico de demanda, con 12 millones de
viajeros anuales. Evidentemente, la introducción del tranvía afectó a estas
cifras pero, en 2011 prácticamente se habían recuperado, al registrar 11,8
millones de viajeros. Es decir, entre 2007 y 2011, la demanda del transporte
urbano en Vitoria ha pasado de 12 millones a más de 19, ¡un espectacular
incremento del 64%!, cifra desconocida en cualquier otra ciudad de nuestro
entorno.
Bonita historia del transporte! mi hijo se está sacando el carnet de conducir d, espero lo consiga pronto
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