martes, 23 de diciembre de 2025

¡LLEGAN LAS MONTAÑA! (y IV)

La locomotora de vapor 241-2093 de Renfe, antigua 1793 de MZA fue captada en abril de 1971 a la cabeza de un humilde tren de mercancías en las proximidades de La Fuente de San Esteban. Fotografía de Manolo Maristany. Fondo MPS. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
 

La 241-2093

Sin lugar a duda, el barcelonés Manolo Maristany Sabater (1930-2016) ha sido el fotógrafo que mejor ha plasmado los últimos años de tracción vapor en los ferrocarriles españoles. Pionero en la publicación de libros sobre fotografía ferroviaria en nuestro país con Adiós viejas locomotoras, editado por José María Casademont en 1973, de su cámara y su pluma salieron pronto otras obras tan destacadas como buscadas hoy en día por los aficionados al tren, como es el caso de los dos volúmenes que dedicó a los ferrocarriles de vía estrecha de España y Portugal, Carrilets, publicados respectivamente en 1974 y 1976.

Para elaborar estos y otros libros de su autoría como Máquinas, maquinistas y fogoneros (1985), Viajes y reportajes (1988), Los últimos gigantes (1992), Los Ferrocarriles Vascongados y sus ilustres ramales (1995) o La epopeya de los directos (2004), Manolo Maristany recorrió la península ibérica de este a oeste para captar no solo las últimas locomotoras de vapor aún en activo a finales de la década de los sesenta y la primera mitad de los setenta, sino también locomotoras y automotores eléctricos y diésel dispersos por las últimas líneas de vía estrecha del país.

Uno de los destinos que subyugó a Manolo Maristany fue el viejo depósito de locomotoras de Salamanca, donde todavía pudo captar en servicio, junto a las más recientes «mikados», las últimas 1400 y 1700 de la antigua MZA. Es el caso de la locomotora que protagoniza esta sección, la veterana 241-2093 de Renfe, es decir, la antigua «montaña» 1793 de MZA.

Tras cuarenta años de infatigable servicio, la 1793 ya hacía tiempo que había sido relegada de la cabeza de los trenes expresos más importantes, pero todavía tenía bríos para arrastrar pesados trenes de mercancías entre la frontera portuguesa y la capital charra. Su combustible original había sido reemplazado por el fueloil a mediados de los años cincuenta, lo que había mejorado sus prestaciones y permitió prolongar su vida activa más allá de 1968, fecha en la que Renfe eliminó el carbón como combustible en sus máquinas.

Manolo Maristany pudo captar esta fotografía cuando apenas quedaban unas semanas para que la antigua 1793 apagara definitivamente su caldera. A pesar de sus cuarenta años, su estampa a la entrada de la estación de Fuente de La Fuente de San Estaban todavía resultaba imponente, tal y como quedó reflejado en esta elegante instantánea.



No hay comentarios:

Publicar un comentario