Las «Linke» de Industria y Ferrocarriles
La primera crisis energética que vivió la economía española entre 1915 y 1918 como consecuencia de la escasez de carbón de importación provocada por la Primera Guerra Mundial y el consiguiente encarecimiento de este combustible, impulsó a las empresas ferroviarias, grandes consumidoras de este fósil, a explorar nuevas alternativas para asegurar su abastecimiento. En el caso concreto de la Compañía de los Ferrocarriles de La Robla, sus rectores optaron por levantar una fábrica de briquetas en Burceña (Barakaldo).
Para construir la nueva factoría y con el fin de que sus productos finales pudieran interesar a otras empresas del sector, Ferrocarriles de La Robla decidió en 1916 constituir una sociedad instrumental: Industria y Ferrocarriles, S.A. Esta firma fue la que contrató toda la maquinaria precisa y puso en marcha la factoría a finales de agosto de 1917.
Aunque el propósito inicial de la Sociedad Industria y Ferrocarriles fue la construcción de la fábrica de briquetas de Burceña, sus estatutos también contemplaban otras actividades como la adquisición y arrendamiento de material móvil, así como la obtención y explotación de concesiones administrativas de aguas, minas y ferrocarriles. El primero de los objetivos se limitó a la compra de tres locomotoras construidas en Norteamérica, dos por Baldwin y otra por Alco, así como treinta vagones que, de inmediato, fueron arrendados a su empresa matriz; Ferrocarriles de La Robla.
Más importante fue el tercero de los objetivos, la obtención y explotación de concesiones administrativas, ya que, como se ha señalado, el 10 de septiembre de 1920 obtuvo la del ferrocarril de León a Matallana, línea fundamental para completar el trazado de La Robla y facilitar la conexión directa por vía métrica entre Bilbao y León. El pliego de condiciones exigía que el nuevo servicio contase con cinco locomotoras de vapor, tres coches mixtos de 1ª y 2ª, otros tres de 2ª y 3ª, tres de 3ª, cuatro furgones, diez vagones cerrados, 40 de bordes altos, diez de bordes bajos y tres jaulas.
Tras el oportuno concurso, la construcción de las cinco locomotoras de vapor fue adjudicada a la firma alemana Linke-Hofmann, con sede en Breslau, la actual ciudad polaca de Wroclaw. Dado el servicio que debían realizar, en principio únicamente en los 29 kilómetros comprendidos entre León y Matallana, se optó por un diseño de locomotora-ténder, con rodaje 131. Recibieron los números de fábrica consecutivos del 2774 al 2778 y fueron matriculadas y bautizadas como 16, A. de Gandarias; 17, Alfredo Ustara; 18, C. de Vildosola; 19, Pedro Ortiz de Arana y 20, Juan C. Calvo, nombres todos ellos relativos a diferentes accionistas de los Ferrocarriles de La Robla.
Aunque contratadas por Industria y Ferrocarriles para su ferrocarril de León a Matallana, las «Linke», como siempre fueron conocidas en el Ferrocarril de La Robla, pronto extendieron su radio de acción al resto de las líneas operadas por su matriz, donde fue común verlas al frente de toda clase de trenes de viajeros, desde el famoso «Correo» de Bilbao a León hasta los trenes de cercanías entre la capital vizcaína y Balmaseda. Tras la disolución de la Sociedad Industria y Ferrocarriles en los años cincuenta, las cinco máquinas se integraron definitivamente en el parque de tracción del Ferrocarril de La Robla.
La progresiva dieselización de la tracción en el Ferrocarril de La Robla, así como la caída del tráfico de viajeros a finales de los años sesenta, implicó la retirada del servicio de las cinco «Linke» de Industria y Ferrocarriles. Lamentablemente, poco después todas ellas fueron desguazadas.
Inconfundibles esas tan alemanas "Linke"con su aspecto poderoso y robusto,destilando poder en cabeza de cualquier composición,y a buen seguro viéndoselas con los duros inviernos de la linea,sirvan las imágenes como muy merecido homenaje,siempre con esa sensación de potencia en cabeza de los trenes...
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