UN POSADO INAUGURAL
El 30 de mayo de 1923 fue un día grande para León, y también para los rectores de la Compañía de los Ferrocarriles de La Robla y de su filial, Industria y Ferrocarriles, ya que se culminaba el viejo proyecto de conectar directamente y con vía métrica, la capital del histórico reino con Bilbao.
Como señalaba la Gaceta de los Caminos de Hierro, ese día, los invitados se congregaron en la nueva terminal ferroviaria de León, en cuyos andenes se había levantado un altar, desde el que el obispo de la ciudad bendijo las vías, edificios, máquinas y vagones. A continuación, un tren especial condujo hasta Matallana a los numerosos asistentes, entre ellos una notable representación de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, la prensa bilbaína y leonesa y el Consejo de Administración de la Compañía. En Matallana fueron obsequiados con un lunch y de regreso, en León, se celebró un gran banquete, en el que se pronunciaron varios brindis en los que se resaltó la gran fraternidad entre los representantes de Bilbao y León.
Antes de la inauguración, el Consejo de Administración de los Ferrocarriles de La Robla y sus directivos más destacados quisieron inmortalizar el momento posando ante las nuevas locomotoras adquiridas por Industria y Ferrocarriles con destino a la nueva vía férrea, momento que quedó recogido en esta imagen.
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