280 metros
280 metros eran los que superaba en su trayecto el primer teleférico construido en España para el transporte de personas. Al igual que el primer ferrocarril eléctrico del país, esta instalación pionera también se instaló en el donostiarra monte Ulía.
Este curioso sistema de transporte, inaugurado el 30 de septiembre de 1907, fue diseñado por el ilustre ingeniero Leonardo Torres Quevedo. La línea, como se ha señalado, con una longitud total de 280 metros, superaba un desnivel de 28 metros y, además, cruzaba en su trayecto una gran vaguada que añadía espectacularidad al trazado.
El sistema disponía de una vía portante formada por seis cables de 19 milímetros de diámetro, firmemente anclados al terreno en el extremo inferior, mientras que en la estación superior se regulaba su tensión mecánica mediante contrapesos. La barquilla, con capacidad para 14 viajeros, estaba formada por una ligera estructura tubular dotada de dos ejes que contaban, cada uno de ellos, con seis poleas acanaladas que rodaban sobre los cables portadores.
La tracción del teleférico estaba asegurada por otro cable impulsado por un motor de corriente continua de 1,5 caballos de potencia a 1.200 revoluciones, alimentado directamente desde las instalaciones de electrificación del ferrocarril. En caso de falta de energía eléctrica en pleno viaje, la barquilla podía retornar a la estación inferior por efecto de la gravedad, regulando el conductor la velocidad mediante un freno manual.
Tras la positiva experiencia del sistema, Leonardo Torres Quevedo construyó un nuevo transbordador en Canadá, en concreto sobre las cataratas del Niágara. Inaugurado el 18 de agosto de 1916, esta línea cubre una distancia de 539 metros y salva un desnivel de 76 metros, pudiendo transportar un total de 25 pasajeros. A diferencia de su predecesor guipuzcoano, esta instalación, conocida como “The Spanish Aerocar” se encuentra en servicio y tiene la consideración de monumento nacional.
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