TORRE DE FUSILERÍA DE LA ESTACIÓN DE CASTEJÓN DE EBRO
En la estación de Castejón de Ebro, uno de los principales nudos del ferrocarril de Zaragoza a Pamplona, ya que en ella empalmaba con la línea que, desde 1863, se dirigía a Bilbao, y, posteriormente, también con la que se encaminaba a Soria, se levanta todavía uno de los más significativos vestigios de la tercera guerra carlista: una torre de fusilería construida por el ejército gubernamental para proteger sus instalaciones de los ataques rebeldes.
Para la defensa de la estación de Castejón de Ebro, la Comandancia de Ingenieros del I Cuerpo del Ejército del Norte encomendó a Antonio Ortiz y Puerta el diseño de dos torres de fusilería que se levantarían en los dos extremos de la estación del Norte. Estas fortificaciones, de planta hexagonal, contaban con dos niveles de galerías aspilleadas y un remate de almenillas triangulares, hoy desaparecido, cubriendo el conjunto un tejado rebajado, a seis aguas. La comunicación entre los dos pisos se realizaba mediante una escalera de caracol en torno a una columna metálica central, que también servía de apoyo para la cubierta.
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