En 1926 se inauguró, con tracción eléctrica, el ferrocarril del Urola. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
LAS GRANDES ELECTRIFICACIONES EN
HEGOALDE
En 1926, la Diputación de Gipuzkoa inauguró el ferrocarril del Urola,
electrificado desde sus orígenes. Por primera vez en todo el Estado, la tensión
de alimentación elegida fue la de 1.500 voltios en corriente continua, valor
que, con el tiempo, se ha convertido en común para todos los ferrocarriles de
vía métrica del país. Dos años más tarde, este voltaje fue utilizado en la primera
electrificación ferroviaria en Bizkaia, la de Bilbao a Plentzia, hoy integrado
en el Metro de Bilbao, prolongada el año siguiente hasta Plentzia. En 1929, la
tracción eléctrica ferroviaria también llegaría a Araba, con la puesta en
tensión del ferrocarril Vasco-Navarro entre Vitoria y Estella y ese mismo año
se alcanzó un nuevo hito en el desarrollo de su movilidad eléctrica: por
primera vez, dos capitales del Estado quedaron enlazadas por trenes eléctricos
gracias a la electrificación del ferrocarril de Bilbao a Donostia y de su ramal
de Maltzaga a Zumarraga.
La primera electrificación ferroviaria en Bizkaia fue la del ferrocarril de Bilbao a Plentzia. Fotografía de Félix Zurita. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
En 1929 se completó la electrificación del ferrocarril de Bilbao a Donostia, la primera conexión de dos capitales con tracción eléctrica en todo el Estado. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
La mayor parte de las electrificaciones ferroviarias se realizaron en las
líneas de vía estrecha, obligadas a innovar al quedar pronto superadas por la
gran demanda de viajeros y mercancías que experimentaban. Sin embargo, en estos
años también se implantó el nuevo sistema de tracción en varias líneas de vía
ancha. En 1929 se inauguró la electrificación de la línea de la Compañía del
Norte entre Altsasu e Irun, lo que permitió implantar un intenso servicio de
trenes de cercanías. Además, la utilización del frenado eléctrico de
recuperación permitía que la energía generada por los trenes descendentes
ayudase a subir a los ascendentes, con un aprovechamiento máximo de los
recursos, al tiempo que se reducía el impacto ambiental. Además, la corriente
era generada en su mayor parte por los saltos de agua de la Sociedad
Hidroeléctrica Ibérica.
Entre 1929 y 1938 se electrificó el ferrocarril Vasco-Navarro. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
La Compañía del Norte electrificó en 1929 el tramo de Altsasu a Irun. Fotografía de Christian Schnabel. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
En 1933 la tracción eléctrica tomaba el relevo al vapor en la línea de vía
ancha de Bilbao a Santurtzi. Cinco años más tarde, se completaba el ciclo de
las grandes electrificaciones ferroviarias vascas con la puesta en tensión,
como en todos los casos anteriores, a 1.500 voltios en corriente continua, de
la sección de Vitoria a Maltzaga del ferrocarril Vasco-Navarro, así como de su
pequeño ramal de San Prudentzio a Oñati.
Trabajos de electrificación del ferrocarril de Bilbao a Portugalete.
Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
En 1938 se completó la electrificación de Paris a Hendaia, en su día, el recorrido electrificado más largo del mundo. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
EUSKADI, LIDER EN MOVILIDAD ELÉCTRICA
Al inicio del franquismo, Euskadi era, con notable ventaja, el líder
indiscutible de la movilidad eléctrica en todo el Estado español. En 1939,
Euskadi era el único territorio del Estado en el que todas sus capitales
estaban enlazadas con trenes eléctricos. El 60% de su red ferroviaria se
explotaba con tracción eléctrica y, además, estos 487 kilómetros registraban,
con diferencia, el mayor tráfico, mientras que el vapor había quedado relegado
a líneas de carácter secundario. En Iparralde todos los ferrocarriles estaban también
electrificados y era posible viajar con este sistema hasta París.
Tren de viajeros de Bilbao a Donostia. Fotografía de Christian Schnabel. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Tren eléctrico de la línea de Bilbao a Portugalete. Fotografía de Miquel Palou. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
La red ferroviaria electrificada de Euskadi, con cerca de 500 kilómetros,
suponía el 39,5% de las electrificaciones del Estado. Le seguía a notable
distancia Catalunya, con 286 kilómetros electrificados, el 23,2%.
Tren de mercancías con tracción eléctrica fotografiado en Altsasu. Fotografía de Christian Schnabel. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Automotor del ferrocarril de Donostia a Hernani. Fotografía de Christian Schnabel. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Junto a los ferrocarriles convencionales, Bilbao, Donostia y Baiona
contaban con densas redes de tranvías urbanos e interrurbanos, todos ellos
eléctricos, que sumaban otros 150 kilómetros de movilidad eléctrica,
básicamente generada gracias a la fuerza del agua.
Tranvías eléctricos de
Bilbao. Fotografía Juan Bautista Cabrera. Archivo Euskotren/Museo Vasco del
Ferrocarril
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