Retrato del Director-gerente de los tranvías
de Vigo y destacado anarquista, Ricardo Mella Cea
Sin duda alguna, Ricardo Mella Cea es uno de los personajes más
singulares de la historia del ferrocarril español. En su figura se combinaban
dos facetas que, en principio, pueden resultar sorprendentemente
contradictorias. Por una parte, fue un destacado ideólogo del movimiento
libertario; intelectual, escritor y activista, considerado como el teórico más
brillante del anarquismo español. Por otra, director de una gran empresa, la de
los tranvías de Vigo.
Ricardo Mella vino al mundo en el corazón de Vigo, en la
calle de Gamboa. Hijo de un militante del partido Republicano Federal, sus progenitores
le transmitieron desde su infancia los valores e ideales del republicanismo
democrático. Con tan solo 16 años se afilió a dicho partido, del que se
convirtió en secretario de la agrupación local y en el que destacó en la
defensa de un régimen autonómico para Galicia.
En su adolescencia trabajó en una
agencia marítima en Vigo, ciudad que en aquellos años estaba viviendo un rápido
proceso de transformación como ciudad portuaria, comercial e industrial, lo que
no impidió que también se convirtiera en la puerta de salida de muchos gallegos
forzados a emigrar ante las graves carencias de la economía gallega de la época,
con las consecuencias sociales que ello implicaba, lo que generó una honda
concienciación en el joven Ricardo Mella. En consecuencia, sus postulados
políticos se radicalizaron y comenzó a colaborar con el periódico La Verdad, portavoz del ala más radical
del republicanismo.
Con apenas 20 años fundó en Vigo La
Propaganda, publicación federalista y obrerista, que le permitió contactar
con otros líderes sindicales de la época, entre los que cabe destacar el
anarquista madrileño Juan Serrano Oteiza. Un año más tarde se vio obligado a
trasladar su residencia a la capital española, tras ser condenado a cuatro años
y tres meses de destierro, después de ser denunciado por injurias por un
conocido cacique local.
En su destierro madrileño, Ricardo
Mella contrajo matrimonio con una de las hijas de Juan Serrano y, en 1884,
tradujo al castellano el libro Dios y el
Estado de Bakunin. Asimismo, colaboró intensamente con diversas
publicaciones del movimiento anarquista como La Revista Social, Acracia
o El Productor, mientras que,
siguiendo el consejo de su suegro, estudiaba la carrera de topografía. Una vez
concluida la carrera obtuvo por oposición una plaza en el ministerio de Fomento
en Sevilla, lo que le permitió conocer los activos ambientes libertarios de
Andalucía.
En 1895 Ricardo Mella regresó a su
ciudad natal, donde compaginó su trabajo de topógrafo en el tendido de nuevas
vías férreas, con su activa colaboración con los movimientos anarquistas, con
una gran labor divulgativa, sobre todo entre el campesinado. En 1900 participó
en el Congreso Revolucionario Internacional de París y poco después,
consecuencia de su trabajo como topógrafo, se trasladó a Asturias, región en la
que permaneció hasta 1909.
Tras su regreso a Vigo en 1910,
Ricardo Mella continuó colaborando con el movimiento anarquista y publicando en
revistas como Acción Libertaria y El Libertario. Un año más tarde, gracias
a su merecida reputación como topógrafo, fue contratado por TEVCA como director
técnico de la empresa, desarrollando una labor fundamental en el estudio del
trazado de la nueva red tranviaria y la dirección de las obras. Una vez en
servicio las primeras líneas y en reconocimiento al gran trabajo realizado, la
compañía le nombró Director-Gerente, cargo que ostentaría hasta su muerte, el 7
de agosto de 1925. Su entierro se convirtió en una gran manifestación de duelo
popular: todos los tranvías pararon y más de 6.000 vigueses asistieron al
cortejo fúnebre.
Ricardo Mella escribió más de
treinta ensayos. Algunas de sus obras recibieron el reconocimiento
internacional y fueron traducidas al italiano, holandés, portugués, inglés y
francés.
Tras su muerte, una de las avenidas más importantes
de Vigo recibió el nombre de Ricardo Mella, vía que durante el franquismo fue
rebautizada como Avenida de la Florida. Con la recuperación de la democracia,
se dio su nombre a la carretera que, en la actualidad, ocupa el antiguo trazado
del ferrocarril de Vigo a La Ramallosa.
Como siempre, amigo Juanjo, muy interesante
ResponderEliminarMe sonaba el nombre. Ahora que le has puesto cara y ojos, y curriculum ferroviario, me interesa todavía más. Ezkerrik asko.
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