El incremento del tráfico de mercancías en los
años veinte obligó a adquirir locomotoras de mayor potencia, como las
espectaculares máquinas articuladas “Garrat”. Archivo del Museo Vasco del
Ferrocarril
REVOLUCIÓN Y GUERRA CIVIL
En 1928 los Bancos Vizcaya y
Bilbao adquirieron el 90% del capital del Ferrocarril de La Robla.
Prácticamente al mismo tiempo, la empresa ferroviaria compró las acciones de
uno de sus principales proveedores y clientes: Hulleras de Sabero.
Recapitalizada y con el control de una de las principales empresas mineras de
la zona, el futuro parecía prometedor, pero en 1929 estalló una crisis
financiera mundial que en España se vio agravada por la crisis política
provocada por la caída de la Dictadura de Primo de Rivera, el fin de la
Monarquía y la instauración de la República.
Obligación de la Compañía de los Ferrocarriles de
La Robla emitida en 1925. A partir de 1928 los Bancos Vizcaya y Bilbao tomaron
el control de la empresa. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
La crisis de los años treinta
trajo consigo la caída de la demanda del carbón, aunque en el caso de La Robla
se pudo compensar gracias a las políticas del gobierno para fomentar el consumo
de combustibles nacionales. Sin embargo, el desarrollo del transporte por
carretera arrebató al tren buena parte de los viajeros y las mercancías,
comprometiendo la situación económica del ferrocarril.
En los años veinte, la Compañía de los
Ferrocarriles de La Robla tomó el control de uno de sus principales clientes:
Hulleras de Sabero. Fotografía de Martin Dieterich
La inestabilidad política de la
época también tuvo su reflejo en el tren de la Robla. Durante la revolución de
octubre de 1934 se destruyó el puente sobre el Ebro, interrumpiendo el tráfico
ferroviario durante más de un mes. Dos años más tarde, el estallido de la
Guerra Civil dividió la línea en dos sectores: de Bilbao hasta Mataporquera, situada
en la zona leal al Gobierno de la República, y de Cillamayor hasta La Robla y León, en manos de
los rebeldes.
El puente sobre el Ebro fue destruido durante la
revolución de octubre de 1934. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo
EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Durante más de trece meses el
tráfico entre León y Bilbao se mantuvo interrumpido. Tras la caída de Bilbao y
Cantabria, en el verano de 1937, fue posible reanudar el servicio y el 28 de
agosto de 1937 circuló el primer tren correo a lo largo de toda la línea.
El 28 de agosto de 1937 se recuperó el servicio
ferroviario suspendido tras el inicio de la Guerra Civil. Fotografía de Harald
Navé
Muchos de los trabajadores del ferrocarril de La Robla, leales al
gobierno de la República, fueron depurados por los franquistas y sancionados
con diversas penas, incluida la pérdida del puesto de trabajo. Otros perdieron
la vida en acciones de guerra, como el ataque de guerrilleros republicanos que
el 20 de diciembre de 1936 atacaron un tren entre Matallana y La Vecilla, en el
que murieron el maquinista y el fogonero.
Muchos ferroviarios de La Robla fueron víctimas de
la represión franquista. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
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