Hijo de uno de los trabajadores de los talleres del ferrocarril de San Sebastián a la frontera francesa, desde pequeño Txomin sintió una profunda fascinación por el mundo del ferrocarril y siempre hacía todo lo posible por acompañar a su progenitor y poder así salsear por estas instalaciones. Su gran afición, pero también sus aptitudes hacia la mecánica y la electricidad, pronto llamaron la atención de los rectores de la Sociedad Explotadora de Ferrocarriles y Tranvías, titular de la concesión del “Topo”, por lo que en 1947, siendo todavía un adolescente, comenzó a trabajar para esta empresa.
Txomin Palacian siempre estuvo ligado a los talleres del “Topo” en Rentería, ascendiendo progresivamente desde su primer contrato como meritorio hasta la máxima responsabilidad en esta instalación. En una época marcada por la carencia de todo tipo de materiales y, sobre todo, por la pésima situación económica de la empresa, que no disponía de los recursos necesarios para poder realizar los trabajos de modernización y mejora que precisaba su material móvil, Txomin Palacian tuvo que desplegar todos sus conocimientos técnicos y también toda su imaginación, para poder alargar la vida útil del material móvil disponible e intentar ofrecer el mejor servicio posible a los viajeros, dadas las circunstancias.
Ante la imposibilidad de adquirir nuevos trenes, Txomin Palacian hizo todo lo posible para mejorar el material móvil disponible. Una de sus primeras actuaciones fue la de sustituir los agotados bogies Brill de los automotores del “Topo” por otros construidos artesanalmente en los talleres de Rentería, inspirados en los que montaban tres automotores diésel-eléctricos Beardmore del Ferrocarril del Plazaola que, tras la clausura de esta línea, se habían instalado en los coches motores 30 a 32 del ferrocarril de la frontera.
En los años sesenta, Txomin Palacian emprendió un programa de metalización de las carcomidas carrocerías de madera originales de los automotores y remolques del “Topo”. Ante la falta de recursos, fue difícil unificar el aspecto exterior de las nuevas carrocerías, pero sin entrar a realizar valoraciones estéticas, logró, con muy escasos recursos, mejorar la seguridad y ofrecer una imagen más moderna a los viajeros. Sin duda, el vehículo más logrado fue el coche motor N.º 1, totalmente construido en los Talleres de Rentería a partir de un viejo bastidor. Además, al saber que la Compañía del Tranvía de San Sebastián iba a retirar sus trolebuses más antiguos, no dudó en adquirir, a precio de chatarra, sus compresores, a fin de montarlos en los trenes del “Topo”. Es preciso recordar que, hasta entonces, estos vehículos contaban con frenos de aire comprimido, pero no de sus correspondientes compresores, existiendo estaciones de carga en Loiola, Rentería e Irún, donde se aprovechaba para reponer este fluido mientras subían y bajaban los viajeros. Claro está que esta práctica no estaba exenta de peligros, ya que en caso de fuga o de consumo excesivo, el tren podía quedarse sin frenos, problema que Txomin solventó con los compresores de los trolebuses.
A principios de los años setenta, Txomin Palacian, al frente de su competente equipo de mecánicos y electricistas del taller de Rentería, prosiguió con las labores de modernización del decrépito parque del “Topo”, incluida la construcción de una pequeña dresina, realizada a partir de un antiguo vagón de mercancías al que dotó de un motor procedente de un automóvil comprado en un desguace y de una nueva carrocería, vehículo que en la actualidad se conserva en el Museo Vasco del Ferrocarril de Euskotren. Además, tras la incorporación del ferrocarril de la frontera a FEVE, colaboró activamente en los trabajos de modernización integral de la línea impulsados de inmediato por la empresa estatal, que culminaron en mayo de 1978 con la puesta en marcha de la nueva electrificación a 1.500 Vcc y de los modernos trenes de la serie 3500.
En 1979, con la transferencia de las líneas de Feve en Euskadi al Consejo General Vasco, Txomin Palacian se integró en la plantilla de Euskotren, empresa en la que siguió siendo el máximo responsable de los talleres de Rentería. Desde ellos siempre logró mantener de forma impecable las unidades de la serie 3500 heredadas de Feve y también contribuyó decisivamente al diseño de los nuevos trenes de la serie 300 que los sustituyeron. A mediados de los años noventa, Txomin Palacian alcanzó la merecida jubilación, tras medio siglo de intensa dedicación a su querido “Topo”.
Fuera de su vida laboral, Txomin Palacian también fue un gran amante del ferrocarril. Desde enero de 1971 era miembro de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Gipuzkoa, entidad a la que siempre dio su apoyo, atendiendo con cariño a toda clase de preguntas que le formulábamos sus socios sobre el “Topo”. Gracias a él fue posible, por ejemplo, redactar el libro publicado por Maquetrén con ocasión del primer centenario de este pequeño ferrocarril internacional. Además, siempre aprovechaba las vacaciones para viajar con su inseparable Edurne en trenes de toda Europa, con el ojo atento a cualquier mejora que luego pudiera aplicar en el “Topo”.
Gracias a la abnegación y esfuerzo de trabajadores como Txomin Palacian, el decrépito "Topo" de los años cincuenta es ahora un moderno y eficiente medio de transporte al servicio de todos los guipuzcoanos. En su nombre, Mila esker, Txomin!
D.E.P.
ResponderEliminarSe va una gran persona, gran ferroviario y buen compañero laboral. D.E.P.
ResponderEliminarDeduzco que también fue quién adaptó la unidad del VN para su empleo en la zona fronteriza del Puente Internacional.
ResponderEliminarGoian bego.
ResponderEliminarQue en paz descanse
ResponderEliminarJesús Mari Izagirre Tuve el honor de trabajar con el y siempre le he considerado un gran ferroviario y una gran persona. Descanse en paz
ResponderEliminarGoian bego... Y tanto que aportó mucho al Topo... Gracias a él, ahora es un ferrocarril muy importante para el área metropolitana de Donostia.
ResponderEliminarDescanse en paz,y con el orgullo de todos sus logros siempre en beneficio de su querida línea San Sebastián-Hendaya.Personalmente recuerdo la autoría de sus siempre interesantes imágenes,como una firma de referencia básica.Todo
ResponderEliminarel ánimo a familiares y amig@s...
Que bonito recuerdo,Juanjo.
ResponderEliminarUn abrazo.