martes, 8 de octubre de 2024

LA PANDEROLA (y IV)

 

La locomotora compound número 7 del tranvía de vapor de Onda al Grau de Castelló abandona esta última estación con un tren de viajeros. A simple vista se aprecia la notable diferencia de diámetros entre el cilindro de la izquierda, de alta presión, y el de la derecha, de baja. Fotografía de Peter Willen. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

LA FOTO

LOCOMOTORAS COMPOUND

Desde los inicios de la era ferroviaria, la mayoría de las locomotoras de vapor contaban con dos cilindros que trabajaban a simple expansión, es decir, el vapor de la caldera, una vez había trabajado en su interior, se expulsaba al exterior por la chimenea. Sin embargo, a partir de 1874 el ingeniero suizo Anatole Mallet comenzó a experimentar la posibilidad de utilizar la expansión múltiple, es decir, reaprovechar el vapor antes de expulsarlo por la chimenea, para hacerlo trabajar en otro cilindro, tal y como ya era común en las máquinas navales, con lo que se podía optimizar su rendimiento.

En 1876 Mallet puso en servicio en el ferrocarril vasco-francés de Bayona a Biarritz las primeras locomotoras de doble expansión, comúnmente conocidas como compound, del mundo. Aunque estas máquinas únicamente contaban con dos cilindros, pronto se generalizaron las locomotoras compound con cuatro cilindros, dos de alta presión de los que, tras trabajar el vapor, éste se remitía a otros dos de baja presión. Éstos últimos eran de un diámetro notablemente superior, ya que precisaban mayor volumen de vapor para poder realizar un trabajo similar a los de alta.

En España, la práctica totalidad de las locomotoras compound de vía ancha adquiridas por las antiguas compañías y, también, por Renfe, disponían de cuatro cilindros, con excepción de algún prototipo con el que la Compañía del Norte ensayó el sistema, en el que para simplificar la transformación, solo dispuso dos cilindros.

El tranvía de vapor de Onda al Grau de Castelló fue uno de los primeros en España en emplear locomotoras de doble expansión o compound, en concreto, cuatro locomotoras suministradas por Krauss en 1890 y matriculadas en la compañía en la serie 5 a 8. En este caso, al igual que las pioneras del Bayona-Biarritz, eran de tan solo dos cilindros. El de alta presión, situado a la izquierda de la máquina si ésta se mira de la chimenea a la cabina, trabajaba a 10 kilos por centímetro cuadrado, tenía un diámetro de 297 milímetros, mientras que el de baja presión, tan solo 2,5 kilogramos por centímetro cuadrado, era de 472 milímetros.

Las cuatro locomotoras compound del tranvía de Onda al Grau de Castelló eran fáciles de identificar. Era suficiente echar un vistazo a su frontal para constatar el dispar diámetro de sus cilindros. Afortunadamente, en la actualidad se conservan dos de estas interesantes máquinas, la 5 y la 7, en Borriana y Girona, respectivamente.


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