jueves, 16 de diciembre de 2021

EL PRIMER FERROCARRIL ELÉCTRICO DE ANDALUCÍA (III)

 

Retrato de Emilio Peña Martínez. Archivo familia Peña Elduayen

EMILIO PEÑA MARTÍNEZ


Entre los muchos personajes vinculados a la historia del ferrocarril de La Loma y de su vecino tranvía de Linares, cabe destacar, por su variada y dilatada trayectoria profesional, la figura de Emilio Peña Martínez, primer jefe de talleres de estas empresas.

Emilio Peña Martínez natural de Calahorra, donde vino al mundo el 23 de abril de 1878, emigró muy joven a Gipuzkoa buscando nuevas oportunidades en las nuevas industrias que florecían en este territorio a finales del siglo XIX. De este modo recaló en los talleres de La Maquinista Guipuzcoana de Beasain, empresa que con el tiempo evolucionaría hasta convertirse en la principal factoría de la sociedad constructora de material ferroviario CAF. Gracias al rápido aprendizaje del oficio, el 1 de octubre de 1898, a la edad de veinte años, pudo ingresar en la Compañía del Tranvía de San Sebastián como mecánico ajustador, trabajo por el que percibía un jornal de 3,25 pesetas diarias.

En el tranvía donostiarra pronto demostró sus cualidades y destreza y, además, gracias a su fluido dominio del francés, trabó una estrecha amistad con el jefe de explotación Jean-Louis Berthet, con el que actuaba de intérprete en el taller. Fue precisamente este ingeniero galo quien medió para que su salario fuera incrementado en 0,25 pesetas diarias en octubre de 1899.

El 26 de mayo de 1901 Emilio Peña abandonó la Compañía del Tranvía de San Sebastián para pasar a trabajar como jefe de taller en el vecino ferrocarril eléctrico de Ulía. Esta instalación fue realizada por La Industria Eléctrica de Barcelona, empresa que se fijó en las cualidades técnicas del joven jefe de explotación. Así, tres años más tarde sus rectores le propusieron ocupar el mismo cargo en los tranvías de Linares, cuya construcción había sido adjudicada a la firma catalana.

La Compagnie d’Electricité et de Traction en Espagne titular de los tranvías de Linares y arrendataria del ferrocarril eléctrico de La Loma estaba estrechamente vinculada con un grupo empresarial belga que también operaba los tranvías eléctricos de Málaga. Sin embargo, esta última instalación presentaba graves deficiencias técnicas que dificultaban su correcta explotación, por lo que, dada su gran experiencia en la materia, en 1909 decidieron enviar a esta capital andaluza a Emilio Peña, para dirigir la ejecución de los necesarios trabajos de mejora. Más tarde, en 1912, el mismo conglomerado empresarial impulsó la construcción del tranvía de San Sebastián a Tolosa, ocasión que Emilio Peña aprovechó para retornar a Guipúzcoa como jefe de los nuevos talleres de esta empresa en Andoain.

La construcción del ferrocarril del Urola, promovido por la Diputación Provincial de Guipúzcoa, supuso una magnífica ocasión para lograr un trabajo estable y mejor remunerado, por lo que Emilio Peña presentó una solicitud para ocupar el cargo de jefe de taller, puesto que obtuvo el 10 de agosto de 1925, «por tener una brillante hoja de servicios y por tener los más relevantes informes sobre sus condiciones personales y de capacidad técnica y práctica».

Emilio Peña trabajó entre 1925 y 1948 en las cocheras y talleres del Ferrocarril del Urola en Azpeitia, hoy sede del Museo Vasco del Ferrocarril de Euskotren. La imagen fue tomada por su nieto, Carlos Peña Elduayen, en 1968

Emilio Peña ejerció las funciones de jefe de taller del ferrocarril del Urola en Azpeitia, en las mismas instalaciones que, en la actualidad, albergan la sede del Museo Vasco del Ferrocarril de Euskotren. Alcanzó su definitiva jubilación, a la edad de 70 años, el 1 de julio de 1948. Seis años más tarde, el 14 de septiembre de 1954, falleció en San Sebastián.


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