sábado, 16 de octubre de 2021

LOS TRANVÍAS ELÉCTRICOS DE ZARAGOZA (III)

Retrato de José Nicolás Escoriaza Fabro

JOSÉ NICOLÁS ESCORIAZA FABRO


Entre los muchos protagonistas de la historia de los tranvías eléctricos de Zaragoza, uno de los más destacados es el del empresario José Nicolás Escoriaza Fabro, que no solo participó activamente en la electrificación de la red, sino también  como proveedor de los nuevos vehículos, al ser uno de los promotores de la firma que los carrozaba, los talleres de Carde y Escoriaza, más tarde Material Móvil y Construcciones y, en la actualidad, la factoría de CAF en Zaragoza.


Los orígenes de los Escoriaza se remontan a una familia oriunda de Gipuzkoa que emigró a América en el siglo XVIII. Uno de sus descendientes, Pascasio Escoriaza, natural de Puerto Rico, regresó a la península a mediados del siglo XIX para realizar sus estudios superiores de Derecho, al tiempo que se implicaba en la agitada vida política del momento, de la mano del Partido Progresista Radical, con el que participó activamente en el triunfo de la revolución de 1868, la «Gloriosa» y en las crisis posteriores, lo que supuso su exilio a Francia, de donde no regresaría hasta 1881.


Fue precisamente en plena «Gloriosa» cuando el 28 de diciembre de 1869 vino al mundo en Madrid su primogénito, José Nicolás de Escoriaza Fabro. Bautizado en la parroquia de San Luis el 2 de enero de 1870, se casó el 17 de marzo de 1895 con Matilde Averly Lacalle, viuda de Segundo Morales de Rada, con quién tuvo dos hijos.


José Nicolás de Escoriaza Fabro cursó diversos estudios en Francia, país en el que entró en contacto con diversos empresarios, entre ellos Pablo Carde y Ricard, propietario de una gran empresa de carpintería industrial en Burdeos. A su regreso a España comenzó a actuar como contratista de obras para la compañía de los ferrocarriles MZA y en 1895 fundó junto a su amigo Pablo Carde, la sociedad Carde y Escoriaza, en principio como empresa de carpintería de madera y metal, que pronto se especializó en la construcción de material móvil para tranvías y ferrocarriles.


La empresa, creada en un momento propicio en el que se iniciaba la sustitución de las importaciones de material ferroviario gracias a la progresiva introducción de políticas arancelarias abiertamente proteccionistas, pronto adquirió un gran desarrollo. El primer suministro de material móvil lo realizó en 1897 con la entrega a la Compañía del Tranvía de San Sebastián de diez tranvías eléctricos dotados de equipos de tracción de La Industria Eléctrica de Ginebra. Con ellos inició un proceso de especialización en la fabricación de este tipo de vehículos, de los que se convirtió en el principal fabricante nacional.


Con el fin de garantizar el mercado a sus productos, a partir de 1902 Nicolás Escoriaza decidió participar en diversas empresas concesionarias de ferrocarriles y tranvías. Ese mismo año impulsó la electrificación de los tranvías de Zaragoza, en 1903 se hizo con las concesiones de tranvías en Granada y en 1904 con la línea de Cádiz a San Fernando y La Carraca. Además, gracias a las ventajas que otorgaba la Ley de Ferrocarriles Secundarios y Estratégicos también se introdujo en este sector, en especial en las líneas de Sádaba a Gallur, de Haro a Ezcaray, los Caminos de Hierro de Granada, Secundarios de Castilla y el Baza-Guadix.


Tras la guerra europea, la familia Escoriaza adquirió la participación de Pablo Carde en la empresa zaragozana, por lo que en 1920 cambió de razón social para pasar a denominarse Material Móvil y Construcciones. Sin embargo, debido al gran arraigo que había adquirido en poco menos de veinticinco años su antiguo nombre, en membretes, tarjetas o placas de construcción siguió figurando la leyenda «antiguos talleres de Carde y Escoriaza». Fue precisamente en estos años cuando la firma aragonesa intentó adentrarse, sin éxito, en el mundo de las construcciones aeronáuticas, con la colaboración del capitán de aviación e ingeniero José Ortiz de Echagüe, quién más tarde fundaría CASA.


El 26 de enero de 1919 el rey Alfonso XIII le otorgó el título de Vizconde de Escoriaza. Un año más tarde Nicolás de Escoriaza fijó su residencia en San Sebastián y participó activamente en el proceso de nacionalización del capital de las principales empresas ferroviarias españolas, lo que le llevó a ocupar importantes cargos en diversos consejos de administración como el de la poderosa Compañía del Norte o en su filial, el Central de Aragón.


En buena parte de los negocios ferroviarios de Nicolás también participó su hermano Manuel y posteriormente también sus hijos, los Escoriaza Castillón. Su otro hermano, Virgilio, que permaneció soltero, se dedicó principalmente a la gestión de diversas empresas del grupo, siendo durante años director de los tranvías de Zaragoza.


El estallido de la Guerra Civil sorprendió a Nicolás Escoriaza en San Sebastián, donde pronto fue detenido por su afinidad ideológica con los sublevados. Antes de que la capital guipuzcoana cayera en manos del ejército rebelde fue trasladado a Bilbao donde, el 4 de enero de 1937, fue asesinado durante el asalto de las cárceles de Larrínaga, el Carmelo y los Ángeles Custodios que realizaron grupos incontrolados de milicianos, enfurecidos tras sufrir Bilbao un duro bombardeo aéreo por parte de 31 aparatos de la aviación alemana.


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