viernes, 2 de mayo de 2025

EL FERROCARRIL DE BARCELONA A TARRAGONA CUMPLE 160 AÑOS (III)

 

Vista de uno de los coches históricos del funicular de Gelida. Año 1970. Foto Payá. Fondo MPS. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

 El funicular de Gelida

La construcción del ferrocarril de Barcelona a Tarragona supuso un revulsivo para todas las comarcas recorridas por la nueva vía férrea. Sin embargo, algunas localidades, por su ubicación respecto a la nueva vía de comunicación, no podían disfrutar de todas sus ventajas. Este era el caso de Gelida, población barcelonesa situada sobre una colina, a 199 metros de altitud, mientras que su estación se encontraba en el fondo del valle del Anoia, a tan solo 86 metros.

Aunque tras la inauguración del ferrocarril se construyó un camino para comunicar el núcleo principal de Gelida con la estación, su tortuoso trazado dificultaba la comunicación y con ello, el desarrollo económico de la localidad. Por ello, en los primeros años del siglo XX se estudió la posibilidad de establecer un tranvía eléctrico en este trayecto, idea que pronto fue desechada en favor de un funicular que podría ofrecer una conexión más rápida y directa.

El 19 de septiembre de 1920 diversos vecinos de la localidad encabezados por el alcalde, Jaime Rosell, y el sacerdote Jaime Vía Torres, constituyeron la sociedad Funicular de Gelida, S.A., con un capital social de 300.000 pesetas. Esta entidad encomendó al ingeniero Santiago Rubió Tuduri, de quien hablamos en el número del pasado mes de diciembre, ya que fue quien diseñó la primera línea de metro de Barcelona, la redacción del proyecto constructivo.

Sencillo interiorismo de los coches del funicular de Gelida. Año 1970 Foto Payá. Fondo MPS. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

 Rubió Tuduri era en aquel momento el director técnico del funicular del Tibidabo, instalación que justo entonces estaba ampliando su capacidad de transporte, lo que incluía la sustitución de su maquinaria por otra más potente. Por tanto, no es de extrañar que la original fuera adquirida de ocasión por el nuevo funicular de Gelida.

El 20 de agosto de 1922 se iniciaron las obras de construcción del funicular de Gelida que, como era habitual en esta clase de instalaciones, sería de vía única con un cruce, sistema Abt, en el centro. El ancho de vía era de un metro y la longitud total de 863 metros con los que se salvaba el desnivel de 103 metros existente entre la estación de ferrocarril y el pueblo. La pendiente era relativamente suave para esta clase de instalaciones, con una declividad máxima de 222 milésimas, la menor de todos los existentes en España.

Los dos coches del funicular fueron construidos en Barcelona por la carpintería Estrada de Sarrià, sobre bastidores metálicos suministrados por Electromecánicas J. De Miguel y Cía. Su capacidad era de 50 pasajeros, 27 de ellos sentados sobre banquetas longitudinales y el resto de pie. Con estos vehículos se atendían las dos estaciones extremas de la línea, así como un pequeño apeadero, situado unos 100 metros antes de la terminal superior, que daba servicio a una calle de la parte baja del pueblo.

A diferencia de la mayor parte de los funiculares españoles de la época, que, con excepción del vizcaíno de Larreineta, fueron construidos para fomentar el turismo, el objetivo principal del de Gelida desde su inauguración el 1 de noviembre de 1924 fue atender las necesidades cotidianas del vecindario y facilitar sus conexiones con el ferrocarril de Barcelona a Tarragona. Sin embargo, el desarrollo del automóvil le restó viajeros y a partir de 1972 el servicio comenzó a ser deficitario. Solo gracias al decidido apoyo económico del ayuntamiento se pudo mantener en marcha hasta que, finalmente, el 1 de mayo de 1980 pasó a ser explotado por los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.

Cruce, sistema Abt, del funicular de Gelida. Año 1970 Foto Payá. Fondo MPS. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Trascurridas casi seis décadas desde su apertura, en las que apenas se habían realizado inversiones de mantenimiento y mejora de sus instalaciones, la situación en la que se encontraba el funicular de Gelida cuando fue asumido por Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya era muy delicada. Por ello, la empresa ferroviaria decidió paralizar el servicio para proceder a su renovación integral y, una vez concluidas las obras procedió a su reapertura el 3 de abril de 1982.

Tras la reconstrucción, el funicular de Gelida retomó su actividad hasta el 3 de marzo de 2016, cuando, al detectarse problemas estructurales en los bastidores originales de los coches, Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya decidió sustituirlo por un servicio de autobuses. Esta situación se mantuvo hasta el 6 de abril de 2019, fecha en que, tras la construcción de nuevas estructuras y restauradas las carrocerías, la veterana instalación retornó a la vida, aunque únicamente los fines de semana, convertido ya, no en un medio de transporte al uso, sino en una atracción turística, mientras que los días laborables se mantuvieron los autobuses.

En mayo de 2023 una nueva avería, en esta ocasión en su sistema de tracción, volvió a paralizar el funicular de Gelida. Afortunadamente para esta instalación centenaria, recientemente la Generalitat de Catalunya ha anunciado la inversión de más de cuatro millones de euros para que en breve pueda recuperar su pasado esplendor.

 

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