JOSÉ AGUINAGA KELLER
Como se ha visto en la entrada anterior José Aguinaga Keller jugó un papel trascendental en la génesis del ferrocarril eléctrico del Guadarrama, así como en su paso del sector privado hasta su integración en Renfe. Natural de San Sebastián, era hijo de un destacado ingeniero de caminos de la época, el navarro Ramón Aguinaga Arrechea (1854-1933). Al igual que su padre, se decantó por cursar idéntica carrera, para, a continuación, trabajar con su progenitor en numerosos proyectos, muchos de ellos de índole ferroviaria.
En colaboración con su padre, que sería el primer presidente del Consejo de Administración de la Sociedad Anónima del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama, José Aguinaga redacto el proyecto de construcción de esta audaz línea de montaña. En paralelo también trabajaron en la construcción del ferrocarril de vía ancha de Ontaneda a Calatayud, en cuya concesionaria Ramón Aguinaga también ostentaba la presidencia. Cabe señalar que, desde este mítico tren, el Santander-Mediterráneo, los Aguinaga defendieron los intereses económicos de importantes grupos empresariales británicos, que eran los beneficiarios finales de las grandes sumas que otorgó el estado para su construcción.
Tras la muerte de su padre en 1933, José Aguinaga le sustituyó en la presidencia del ferrocarril de Santander al Mediterráneo, puesto desde el que, tras la nacionalización de esta empresa y su integración en la recién creada Renfe, le permitió acceder a sus más altas estructuras.
En 1941 José Aguinaga fue nombrado subdirector general adjunto de Renfe, puesto desde el que pudo controlar la gestión de su ferrocarril eléctrico del Guadarrama, como se ha señalado, el único de vía métrica que operó la empresa estatal durante más de sesenta años. Además de defender desde su puesto en Renfe sus intereses particulares en el tren eléctrico, Aguinaga también favoreció los de sus antiguos socios ingleses, en connivencia con el entonces presidente de la empresa estatal, el conde de Guadalhorce, a quienes otro miembro influyente del Consejo de Administración, Pedro González-Bueno les acusó de comprar, en oscuras circunstancias, material motor construido en Gran Bretaña.
El 27 de julio de 1951 JoséAguinaga dejó su puesto en Renfe para pasar a ostentar la Dirección General de ferrocarriles, tranvías y transportes terrestres del Ministerio de Obras Públicas. Como era de esperar, no desaprovechó la ocasión para, nuevamente, aprovechar su alto cargo en beneficio propio y de sus socios, que culminó en la venta al propio ministerio,
José Aguinaga se mantuvo al frente de la Dirección General de ferrocarriles, tranvías y transportes terrestres del Ministerio de Obras Públicas hasta el 5 de abril de 1957, cuando se jubiló definitivamente a los 74 años. Catorce años más tarde falleció en Madrid, el 28 de junio de 1971.
José Aguinaga publicó algunos artículos en la prensa especializada, entre los que destacan los que vieron la luz en la Revista de Obras Públicas: «La red de ferrocarriles españoles, vista a través del ferrocarril eléctrico del Guadarrama» (1926), «Ferrocarril de Ontaneda-Calatayud» (1930) o «Cooperación que los transportes nacionales pueden prestar para desarrollar el tráfico euro-africano» (1957), aunque, sin duda, es en el titulado «Reflexiones sugeridas por un viaje a Suiza. La red de ferrocarriles de montaña del Guadarrama es del mayor interés económico nacional por lo que debe completarse inmediatamente» (1948), en el que más abiertamente defiende sus intereses. También colaboró con otras publicaciones, incluida la más destacada del sector ferroviario en aquella época, Ferrocarriles y Tranvías, de la que fue presidente de su Consejo de Redacción durante muchos años.
Aguinaga gozó de un notable reconocimiento en la España franquista en la que fue objeto de honores como la presidencia de la Sección del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (1949) o la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil que recibió en 1950.
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