lunes, 11 de febrero de 2019

VICENTE ALCALÁ DEL OLMO Y MORALES

Retrato de Vicente Alcalá de Olmo y Morales. Fondo, Arxiu Hitóric de la Ciutat de Gandia
 
El pasado 7 de febrero se conmemoraba el 155 aniversario del desaparecido ferrocarril de Carcaixent a Dénia. Con este motivo, queremos recordar en este blog la figura de su principal promotor, Vicente Alcalá del Olmo y Morales.
 
Nacido en València el 18 de marzo de 1820 en el seno de una familia aristocrática de origen andaluz, su padre y otros antepasados eran también militares, por lo que no es de extrañar que el 18 de enero de 1835, sin haber cumplido todavía los 15 años, ingresara en la Escuela Militar de Segovia. Vicente Alcalá desarrolló una interesante carrera militar, alcanzando el grado de subteniente en 1837, el de capitán en 1847 y el de Coronel de Estado Mayor en 1866. Obtuvo también importantes condecoraciones y menciones por méritos de guerra a las órdenes de destacados militares de la época como Juan Prim, Rafael Echagüe o Leopoldo O’Donell.
 
En 1848 Vicente Alcalá contrajo matrimonio con Ángela Valtier, miembro de una familia acomodada de comerciantes vinculada a la pequeña nobleza de Gandia. Esta boda, unida a la herencia familiar, proporcionó a nuestro protagonista una situación personal lo suficientemente desahogada como para poder solicitar diversas licencias en el ejército que aprovechó para viajar por Europa y tomar contacto directo con las nuevas industrias y negocios de la época. En ellos dedicó especial atención a los transportes ferroviarios y a las alternativas de bajo coste que, en aquel momento, comenzaban a divulgarse por el continente de la mano del francés Alphonse Loubat. Fruto de sus estudios fue la publicación de un trabajo titulado Tram-vías o caminos de hierro movidos por fuerza animal, editado en Madrid en 1860.
 
Vicente Alcalá compaginó sus actividades empresariales con la vida militar. Si en 1858 dedicó una de sus licencias a la confección del proyecto del ferrocarril hipomóvil de Carcaixent a Dénia, un año más tarde volvió al ejército, participando entre 1859 y 1860 en la campaña de Marruecos. En ella, según señala su biógrafo, Jesús E. Alonso, colaboró en la compra de material para el que se convertiría en el primer ferrocarril de la región, construido para comunicar la ensenada de Río Martín con Tetuán.
 
Finalizada la campaña africana, Vicente Alcalá retornó a Gandia para constituir la empresa e impulsar la construcción de su «Tram-vía» a Carcaixent. Sin embargo, desavenencias con sus socios le impulsaron a presentar la dimisión de su cargo de Director-Gerente de la compañía y a solicitar el reingreso en la carrera militar, de modo que en noviembre de ese mismo año fue nombrado segundo jefe de estado mayor en Cuba. Su nuevo destino impidió que pudiera asistir a la inauguración del ferrocarril hipomóvil en febrero de 1864.
 
La estancia de Vicente Alcalá en la mayor de las Antillas fue breve, ya que un año más tarde, el 30 de octubre de 1864, regresaba a España. Cuatro años más tarde, tras el estallido de la revolución «Gloriosa» que destronó a la reina Isabel II, Alcalá se decantó por el carlismo. En 1870 participó en la Junta de Vevey (Suiza) y poco después el pretendiente Carlos VII le nombró Comandante de Guipúzcoa y, más tarde, Jefe del Ejército del Centro. Sin embargo, en septiembre 1871 decidió acogerse a los beneficios de la amnistía decretada por el gobierno, lo que no impidió que en 1873 se trasladara a Francia para volverse a ver implicado con la junta carlista de Baiona. Sin embargo, tras el golpe de estado de Pavía, decidió regresar a España en mayo de 1874.
 
Finalizada la guerra, Vicente Alcalá abandonó definitivamente la milicia y tras vivir algunos años en Madrid, se trasladó a su palacio de Benirredrá, donde en 1879 falleció su esposa. Poco después, el 2 de diciembre de 1882, contrajo segundas nupcias con una de sus sirvientas, Roberta Vilella, 39 años más joven. Desde entonces dedicó sus esfuerzos a la gestión de sus tierras y a la organización del Sindicato de Agricultores de Gandia, constituido en 1890 con el propósito de facilitar la comercialización de los productos agrícolas de la comarca, evitar el fraude y protegerse frente a los intermediarios.
 
Vicente Alcalá vivió sus últimos años estrechamente vinculado a la comarca de la Safor, falleciendo en su palacio de los condes de Rótova en Benirredrá el 19 de marzo de 1902, a los 82 años de edad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario