jueves, 21 de diciembre de 2023

EL FERROCARRIL LLEGA A LEÓN (II)

 

Retrato del presidente de la Compañía del Ferrocarril de Palencia a León y Ponferrada, el político moderado Juan Bravo Murillo

JUAN BRAVO MURILLO

Como era común en la época, los promotores de la Compañía del Noroeste, responsable de la construcción del ferrocarril de Palencia a León, eligieron para presidir su Consejo de Administración a uno de los políticos más relevantes de la época, el extremeño Juan Bravo Murillo.

Hijo de un profesor de latín, Juan Bravo Murillo nació en Fregenal de la Sierra )(Badajoz) el 9 de junio de 1803. Con doce años ingresó en el seminario de Sevilla. Posteriormente, pudo estudiar Filosofía en la universidad de la capital hispalense y Derecho en la de Salamanca. Tras finalizar ambas carreras, impartió clases de Filosofía en la universidad de Sevilla y ejerció la abogacía.

En 1834 Bravo Murillo fue nombrado fiscal de la audiencia de Cáceres y un año más tarde en la de Oviedo, puesto al que pronto renunció para ejercer la abogacía en Madrid. En la capital española trabajó para la familia real, los duques de Montpensier, el infante Don Carlos o el duque de Osuna. Además, fundó y dirigió varios periódicos de ideología moderada y puso en marcha el Boletín de Jurisprudencia y Legislación.

Integrado en el partido moderado, en 1837 fue elegido como Diputado por Sevilla, tres años más tarde por Ávila y, a partir de 1843 y hasta su retirada de la política activa en 1858, por su ciudad natal, Fregenal de la Sierra. Enemigo declarado de Espartero, se vio obligado a exiliarse a Francia durante los gobiernos progresistas del Príncipe de Vergara.

Durante los gobiernos moderados, Bravo Murillo fue nombrado ministro de Gracia y Justicia en 1847, de Comercio, Instrucción y Obras Públicas entre 1847 y 1849, de Hacienda en 1850, para alcanzar la presidencia del Consejo de Ministros entre 1851 y 1852. Desde esos cargos participó directamente en el desarrollo de los primeros proyectos ferroviarios de nuestro país, en los que destacó la redacción del plan nacional de construcción de vías férreas aprobado en diciembre de 1851, en el que se adoptó el sistema radial, con centro en Madrid, que ha caracterizado históricamente la red española. Además, impulsó un elemento fundamental para el desarrollo tecnológico, como fue la implantación del sistema métrico decimal frente a las variopintas medidas tradicionales que, sin unificación alguna, se utilizaban desde tiempos inmemoriales.

La acción en el gobierno de Bravo Murillo también se vio reflejada en la profesionalización del funcionariado, la mejora de los puertos o la resolución de los graves problemas que arrastraba la Deuda Pública, que había perdido todo el crédito nacional e internacional por el constante impago de intereses. Además, normalizó las relaciones con la Iglesia católica, tras la firma del primer Concordato en 1851. Otro de sus logros fue la mejora del abastecimiento de aguas de Madrid, con la construcción del canal de Isabel II.

Juan Bravo Murillo falleció en Madrid el 10 de enero de 1873.


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