domingo, 6 de abril de 2025

170 AÑOS DE FERROCARRIL EN ALBACETE (III)

 

Vista de la fachada principal de la segunda estación de Albacete, en la que destaca su tímpano neoclásico. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril


Las cuatro estaciones de Albacete

A lo largo de su historia, Albacete ha contado con cuatro estaciones de ferrocarril. La primera, la inaugurada en 1855, experimentó a partir de 1858 diversas ampliaciones, culminadas hacia 1900, por lo que en la capital manchega el resultado de estas obras ha sido considerada como su segunda estación. Esta dependencia se mantuvo en servicio hasta 1967 cuando una variante del trazado ferroviario en la ciudad implicó la apertura de una nueva estación que atendió todos sus servicios ferroviarios hasta el año 2010, cuando la llegada de la alta velocidad impulsó su sustitución por la actual.

La primera de las estaciones de Albacete se situó en el noroeste de su histórico casco urbano, prácticamente al borde de sus históricas murallas, donde en la actualidad desemboca el paseo de Salamanca, inaugurado a la par que el ferrocarril y bautizado con ese nombre no en homenaje a la capital castellano-leonesa sino del promotor del ferrocarril, José Salamanca. A partir de 1858, tras la apertura de la vía hasta Alacant y València, el incremento del tráfico obligó a ampliar el primitivo pabellón, que mantuvo su estructura en una sola planta, pero que recibió diferentes mejoras como la instalación de una marquesina metálica sobre el andén principal y una elegante entrada de estilo neoclásico en la fachada orientada a la ciudad.

Durante décadas, la estación y la traza ferroviaria marcaron el límite nororiental de Albacete. Sin embargo, como sucedió en otras muchas ciudades, la deficiente planificación urbana facilitó que a comienzos del siglo XX se levantaran diversos edificios al lado opuesto de las vías. El ferrocarril comenzó a ser visto como una barrera y, en consecuencia, se estudió el posible traslado de sus instalaciones.

Fachada principal de la tercera estación de Albacete, inaugurada en 1967 y en la que destaca su gran cristalera de colores. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi

Los estudios para la construcción de la tercera estación se remontan a los años veinte del pasado siglo, como parte del proyecto del nuevo ferrocarril de Saint Girons (Francia) a Baeza (Jaén). Esta nueva vía debía empalmar en Albacete con la línea de Madrid a Alacant, por lo que, en lugar de ampliar la estación de la capital manchega se decidió construir una nueva medio kilómetro más al norte.

Los proyectos para la construcción de la que sería tercera estación de Albacete así como su posterior ejecución se vieron afectados por la crisis económica de los años treinta, la guerra civil y las posteriores penurias de la posguerra. Por ello, las nuevas instalaciones no pudieron entrar en servicio hasta el 26 de noviembre de 1967, día en que fue inaugurada por el ministro de transportes de la época, Federico Silva Muñoz.

El nuevo edificio de viajeros fue diseñado en estilo racionalista y en él destacaba su llamativa fachada central, realizada con una gran cristalera de colores, así como un notable mosaico, situado sobre las taquillas, diseñado por el vizcaíno Santiago Uranga. Pese a que la tracción vapor se encontraba en aquella época en pleno retroceso, la estación fue equipada con las necesarias tomas de agua y con un notable depósito de locomotoras, incluido su puente giratorio.

La vida de la estación de 1967 no fue muy prolongada, ya que la llegada de la alta velocidad trajo consigo nuevos requisitos de servicios al viajero que esta terminal no podía atender. Por ello, fue derribada en el año 2009 para dar paso, en el mismo emplazamiento, a unas nuevas dependencias.

Vista aérea de las obras de construcción de la actual estación de Adif en Albacete. Fondo Tecsa. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Las obras de la cuarta estación de Albacete se iniciaron en noviembre de 2006 y durante un tiempo tuvieron que convivir con la antigua. Finalmente, las nuevas dependencias fueron inauguradas el 15 de diciembre de 2010, tras una inversión de 48 millones de euros. Junto a ella, se levantó también un centro comercial Vialia y, además, integra la estación de autobuses de la ciudad, con lo que se garantiza una magnifica intermodalidad. En la operación, se rescató el histórico mosaico de Santiago Uranga, que fue reubicado en la nueva zona de atención al cliente.

La actual estación de Albacete dispone de nueve vías, seis de ancho europeo y otras tres de ancho ibérico, a los que se puede acceder desde cuatro andenes de 410 metros de longitud.


 

 

martes, 1 de abril de 2025

170 AÑOS DE FERROCARRIL EN ALBACETE (II)


Entre las numerosas obras realizadas por Agustín Elcoro Berecibar destaca el proyecto del nuevo puerto de Alacant

AGUSTÍN ELCORO BERECIBAR


Entre los muchos artífices de la construcción del ferrocarril de Madrid al Mediterráneo cabe señalar la figura del ingeniero vasco Agustín Elcoro Berecibar, a quién José Salamanca ordenó presentarse al fogonero que le acompañó en su precipitada huida de Madrid. Natural de la villa vizcaína de Elorrio, donde nació e 11 de febrero de 1812, curso sus primeros estudios de gramática castellana y latina bajo la dirección del profesor Manuel Gallárraga. Entre los años 1826 y 1829 asistió al Real Seminario de Nobles de Bergara, donde amplió su formación campos como las matemáticas, geometría, hidráulica, geografía, meteorología o astronomía.

Entre 1829 y 1830 amplió sus estudios en materia de lógica, metafísica y arquitectura, al mismo tiempo que se inició en el mundo de la construcción al participar en algunas obras de nueva planta en su villa natal, como una ermita, una fuente y un lavadero público. Poco después, se trasladó a Madrid para continuar su formación en la Academia de San Fernando.

En la capital de España, Agustín Elcoro compaginó sus estudios de arquitectura, en los que obtuvo el título el 28 de mayo de 1837, con los de ingeniero de caminos canales y puertos. Licenciado en esta última carrera, ingresó al servicio del Estado como ingeniero segundo en Santander, para, a partir de 1843, trabajar en las obras de construcción de la carretera de Madrid a Alacant, experiencia que una década más tarde le resultaría muy útil al frente de las obras del ferrocarril entre ambas capitales.

Elcoro afrontó toda clase de obras, como el proyecto del nuevo puerto de Alacant, que redactó en 1847. Un año más tarde fue destinado a la demarcación de Murcia y, poco después, al puerto de València. A partir de 1853 su presencia fue clave en la construcción de la línea del Mediterráneo, en la que su sólida formación como arquitecto sirvió para que pudiera diseñar todas las estaciones de la línea entre Almansa y Alacant.

En 1855 fue nombrado jefe de Distrito en Tarragona y ese mismo año también se integró, como vocal, en la junta consultiva de caminos. Más tarde, en 1865 participó en la comisión que debía redactar el nuevo plan general de ferrocarriles, trabajo que no pudo culminar al fallecer prematuramente en Madrid el 1 de febrero de 1867, cuando tan solo contaba con 54 años.