sábado, 3 de junio de 2023

EL FERROCARRIL DE LA ROBLA LLEGA A LEÓN (II)

 

Retrato de Pablo Callam publicado en El Liberal el 11 de noviembre de 1900

PABLO CALLAM 

 

Desde su cargo de director de los Ferrocarriles de La Robla, el ingeniero alemán Fiedrich Martin Paul Callam Strecker, Pablo Callam, fue uno de los principales impulsores de la construcción del ferrocarril de León a Matallana.


Natural de Berlín, ciudad en la que vino al mundo el 23 de octubre de 1868, tras cursar estudios superiores, Pablo Callam inició su andadura laboral en la firma alemana Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft (aeg), firma que, desde 1883, era la licenciataria para la explotación de las patentes de Thomas Alva Edison en Alemania y, poco después, de las de General Electric, incluidos los desarrollos de Frank Sprague, quien en 1887 había sentado en Ritchmond (Virginia, Estados Unidos), las bases del tranvía eléctrico.


aeg participó en la electrificación de numerosas redes de tranvías europeas y, tras su primera experiencia en Halle, inaugurada en 1891, una década más tarde ya había implantado el nuevo sistema de tracción tanto en Alemania (Gera, Breslau, Essen, Chemnitz, Dortmund, Lübeck, Plauen, Königsberg, Altenburg, Estrasburgo, Stuttgart, Spandau, Kiel, Leipzig, Nuremberg, Bromberg, Danzig, Bernburg, Heilbronn, Stettin, Eisenach, Braunschweig, Duisburg, Görlitz, Frankfurt Oder, Saarbrücken, Hörde y Karlsruhe ) como en otras ciudades extranjeras como Kiev, Christiania (Oslo), Bilbao, Lodz, Sevilla, Santiago de Chile, Barcelona y Génova.


Fue precisamente en Génova, ciudad italiana en la que aeg inauguró sus nuevos tranvías eléctricos el 14 de mayo de 1893, donde se inició la andadura profesional de Pablo Callam en el sector del transporte. Tras el éxito de esta experiencia, la firma alemana lo destinó a Sevilla, donde recaló en 1899 para, bajo la dirección de su compatriota Otto Engelhardt, asumir el cargo de Ingeniero Jefe y Director de la Explotación. Como señalaba El Liberal el 11 de noviembre de 1900, ya en sus primeros años en España comenzó a ser conocido como Don Pablo.


Pablo Callam apenas residió tres años en Sevilla, ya que en 1902 fue reclamado por la aeg para que se hiciera cargo de la dirección de la Compañía Vizcaína de Electricidad. Esta sociedad, en la que sustituyó en el cargo al también alemán Juan Golcher, era propietaria de los tranvías de Bilbao a Santurtzi y a Algorta, los primeros de España en utilizar la tracción eléctrica gracias, precisamente, a la colaboración de la firma berlinesa que, a su vez, participaba activamente en el capital de la empresa bilbaína.


Desde la Compañía Vizcaína de Electricidad, Pablo Callam lideró la toma de control de la Compañía del Tranvía Urbano de Bilbao, así como la unificación de su ancho de vía original, de 750 milímetros, por el de las restantes líneas de la capital vizcaína, de 1.365 milímetros; la electrificación de la red, y su ampliación. De este modo, en pocos años se pasó de las tres líneas urbanas originales a las nueve operativas en 1920.


A partir del 11 de septiembre de 1920, Pablo Callam inició un nuevo proyecto profesional, al ser nombrado Director de la Compañía de los Ferrocarriles de La Robla. Bajo el mandato de Pablo Callam la empresa ferroviaria se emprendió proyectos de gran relevancia, entre los que destaca la construcción del enlace entre Matallana y León por la firma filial Industria y Ferrocarriles. Además, modernizó la tracción, con la incorporación de cuatro impresionantes locomotoras articuladas sistema Garratt y amplió el parque de material remolcado aprovechando la favorable coyuntura que experimentó el carbón español tras la Primera Guerra Mundial.


La Guerra Civil sorprendió a Pablo Callam en su ciudad natal, Berlín, a donde se desplazaba con frecuencia para recibir tratamientos oftalmológicos. Mientras tanto, el Ferrocarril de La Robla, al igual que los demás servicios ferroviarios de Bizkaia, fue incautado por el nuevo Gobierno Vasco que, entre otras medidas, decretó la destitución de Pablo Callam, a quien consideraba sospechoso de connivencia con el bando sublevado.


Tras la caída de Bizkaia, Pablo Callam fue repuesto en su cargo de Director, pero poco después, el 25 de abril de 1938, presentó su dimisión debido a que ya contaba con 70 años de edad. En todo caso, se mantuvo vinculado a los Ferrocarriles de La Robla, ya que fue nombrado miembro de su Consejo de Administración y asesor, con un sueldo de 15.000 pesetas anuales.


Durante la Segunda Guerra Mundial Pablo Callam colaboró con los servicios secretos de la Alemania nazi, por lo que fue investigado por el Office of Strategic Services (oss) norteamericano. Aunque al finalizar el conflicto fue reclamado por los aliados, la petición, al igual que las relativas a otros muchos jerarcas nazis y a españoles colaboracionistas, fue desatendida por el gobierno de Franco.


Pablo Callam falleció en Bilbao el 16 de octubre de 1958 a la edad de 89 años. Cabe señalar que en su esquela se utilizó la forma alemana de su nombre, es decir, Paul Callam. Al profesar la fe luterana, fue enterrado en el cementerio británico de Loiu (Bizkaia).


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