viernes, 13 de octubre de 2023

EL «TOPO» SE HACE INTERNACIONAL (II)

 

Monumento en memoria de Plácido Allende levantado por la Compañía del ferrocarril de San Sebastián a la frontera francesa en la estación del «Topo» en Loiola. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

PLÁCIDO ALLENDE PLÁGARO


Entre los promotores del «Topo» destaca la figura del empresario alavés Plácido Allende, natural de Menagarai, donde vino al mundo el 5 de octubre de 1861. Tras estudiar la carrera de ingeniero de minas emprendió una amplia actividad en el mundo de las finanzas, siempre próximo al principal empresario vizcaíno de la época, Víctor Chávarri. Entre sus actividades destaca la presidencia de los consejos de administración de empresas como la Sociedad de Alambres del Cadagua, Compañía de Maderas El Esla, Sociedad de Centrales Eléctricas, Teledinámica del Gállego, Sociedad Constructora de Obras Públicas y Sociedad Club Náutico. Asimismo participó en otras industrias como la Unión Resinera Española, de la que fue vicepresidente, en negocios mineros como la Compañía Explotadora de la Mina Demasía San Antonio, de la Compañía Minera Mutiloa y de la Mina del Morro, y también fue miembro del Consejo de Administración del Banco de Vizcaya. En su juventud fue socio del bilbaíno Kurding Club, en el que se codeó con algunos de los empresarios más liberales de Bilbao, entre ellos, Enrique Borda, con quien también se asoció en diversos proyectos empresariales.


Junto a los negocios mineros e industriales, Plácido Allende desplegó una importante actividad en diversas iniciativas ferroviarias, donde ocupó cargos como la presidencia de los consejos de administración de las compañías de los ferrocarriles de Durango a Zumárraga y de Elgoibar a San Sebastián. Asimismo, ocupó similar puesto en la Compañía del ferrocarril eléctrico de San Sebastián a Hernani y en la constructora del ferrocarril de San Sebastián a la frontera francesa. También fue vicepresidente de Tramways et Électricité, sociedad concesionaria de los tranvías de Bilbao.


Como muchos empresarios de la época, Plácido Allende también participó de forma activa en la vida política del país, primero de la mano del partido liberal, liderado por Gamazo, y, más tarde, en el conservador de Maura. Su trayectoria se inició en 1894 al ser designado diputado provincial por Bilbao. En 1898 obtuvo un escaño en el Congreso de los Diputados por el distrito de Markina (Bizkaia), puesto que repetiría en las elecciones de 1899 y de 1901. Tras perder este escaño en 1903 frente al Marqués de Acillona, quien poco después se convertiría en presidente de la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados, un año más tarde fue designado Senador por este mismo distrito, cargo que revalidó en las elecciones de 1905, 1907 y 1910 y que ostentó hasta su fallecimiento en Bilbao, a causa de una pulmonía, el 9 de marzo de 1911, cuando su ferrocarril de San Sebastián a la frontera francesa todavía se encontraba en construcción. En su necrológica, el diario donostiarra El Pueblo Vasco afirmó que: 


San Sebastián le debía ya mucho por sus iniciativas ferroviarias, que tanto han contribuido a la prosperidad de esta hermosa población que ha de guardar perpetuo agradecimiento a su nombre, sobre todo cuando llegue a su término su última empresa, el ferrocarril eléctrico a la frontera francesa, ya planeada con la valentía y el talento que fueron característicos en hombre de tanta valía.

Para perpetuar la memoria del impulsor del «Topo», la empresa concesionaria decidió levantar un monolito en su homenaje en la estación de Loiola, punto en el que se bifurcaba otra de las líneas vinculadas a este empresario: el ferrocarril de Hernani. El monumento, inaugurado a la par que el ferrocarril fronterizo el 5 de diciembre de 1912, se mantuvo en pie hasta el año 1973. Años más tarde, el busto que presidía el conjunto escultórico fue colocado en la estación de Euskotren de San Sebastián-Amara.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario