domingo, 2 de octubre de 2022

FERROL-GIJÓN, EL ÚLTIMO GRAN FERROCARRIL DE VÍA ESTRECHA (III)

 

Locomotora construida por la Fábrica de Armas de Trubia para el ferrocarril de Ferrol a Gijón. Fotografía de John Blyth

LAS TRUBIECAS

En 1928, las obras de construcción del ferrocarril de Ferrol a Gijón estaban lo suficientemente adelantadas como para que el Consejo Superior de Ferrocarriles del Ministerio de Fomento decidiera contratar el suministro de sus primeras locomotoras. Se trataba de diez máquinas tanque, de rodaje 141T, “mikado”, que debían ser prácticamente idénticas a las cuatro que Babcock & Wilcox estaba fabricando en aquel momento al Ferrocarril Cantábrico. Sin embargo, en lugar de adjudicarlas a la firma vasca, se optó por encomendarlas a una empresa estatal, por otra parte, sin experiencia previa en la materia: la Fábrica Nacional de Armas de Trubia.

Las Trubiecas derivaban de las locomotoras que Babcock & Wilcox suministró a la compañía del Ferrocarril Cantábrico. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Es preciso señalar que este modelo tampoco era, en realidad, un diseño propio de Babcock & Wilcox, sino que se basaba en unas locomotoras de rodaje 041T suministradas por la firma alemana Krauss en 1905 para el Ferrocarril Cantábrico, empresa que adquirió dicho año dos unidades, otras dos en 1907, dos más en 1909 y un último ejemplar en 1926. De hecho, las locomotoras bilbaínas suponían una evolución de las alemanas, a las que les incorporó un bisel delantero con el que mejoraba notablemente su estabilidad de marcha.

El modelo 141T de Babcock &Wilcox alcanzó cierta popularidad en la cornisa cantábrica, ya que la vecina compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias adquirió cuatro unidades de este tipo en 1942 y otras cinco en 1951, mientras que el propio Cantábrico compró dos máquinas más en 1951. Caso aparte es la número 8 del Ferrocarril Vasco-Asturiano, última locomotora de vía métrica construida por la firma bilbaína en el año 1958 y que en breve volverá al servicio en cabeza de los trenes turísticos que gestiona Renfe en la red de vía métrica de la antigua Feve.

La primera de las Trubiecas fue fotografiada en la Fábrica Nacional de Armas de Trubia durante sus primeras pruebas. Archivo de Carlos María de Luis

El proceso constructivo de las diez locomotoras contratadas con la fábrica de Trubia se dilató en el tiempo, tanto como consecuencia de la falta de experiencia del fabricante, como por el estallido de la Guerra Civil. Así, aunque las primeras fueron entregadas en 1936, la última no se terminó hasta 1942, un plazo verdaderamente largo para una serie tan corta.

Conocidas popularmente como Trubiecas en recuerdo a su lugar de construcción, aunque su fabricación se dilató durante más de una década, cuando se terminaron, ¡todavía no se había montado ni un solo kilómetro de vía en su ferrocarril de destino! En consecuencia, fueron asumidas por la Explotación de Ferrocarriles por el Estado y vivieron una gran diáspora, sin que ninguna de ellas lograra finalmente prestar servicio comercial en el ferrocarril de Ferrol a Gijón.

La Trubieca número 9 fue fotografiada en el ferrocarril Vasco-Navarro en un momento verdaderamente comprometido. Archivo de la Fundación Sancho el Sabio

Las construcción de las primeras Trubiecas coincidió en el tiempo con el estallido de la Guerra Civil, por lo que de inmediato fueron aprovechadas por los ferroviarios leales a la República para potenciar el transporte de carbón asturiano, siendo asignadas tres máquinas a las líneas del Vasco-Asturiano y otras cinco a las de Económicos de Asturias. Finalizada la guerra, la Explotación de Ferrocarriles por el Estado las recuperó y reenvió al Vasco-Navarro y, desde éste, a otras líneas de su demarcación norte, como el Castro-Traslaviña o el Amorebieta-Gernika.

Estación de Castro Urdiales. La Trubieca número 6 emprende la marcha con un tren de viajeros a Traslaviña. Fotografía de John Blyth. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Las Trubiecas llegaron a circular por la mayor parte de las líneas de vía métrica operadas por la Explotación de Ferrocarriles por el Estado, estando documentada su presencia en líneas  tan dispares como las ya mencionadas del Vasco-Navarro, Castro-Traslaviña, Amorebieta-Gernika, o las de Tudela a Tarazona, Calahorra a Arnedillo, Carcaixent a Dénia, Madrid a Almorox o Manresa a Olván. Además, también se alquilaron a otros ferrocarriles, como los citados del Vasco-Asturiano y Económicos de Asturias, o el guipuzcoano Ferrocarril del Urola.

La locomotora número 3 prestó servicio en el ferrocarril de Manresa a Olván, donde fue fotografiada en la estación de Sallent. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Durante su dilatada vida activa, la última fue desguazada en 1973, solo una, la número cuatro, llegó a pisar las vías de la línea para la que en principio habían sido fabricadas, aunque no para prestar servicio comercial, sino en tareas más humildes: la propia construcción del ferrocarril de Ferrol a Gijón.


1 comentario:

  1. Muy bellas máquinas estas legendarias vaporosas,ofrecían un muy buen aspecto,de máquinas de categoría,airosas,elegantes y con buena sensación de solvencia,a juzgar por las imágenes,bien conservadas,y mostrando ese emocionante atractivo en cabeza de cualquier composición que encabezaran...

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