jueves, 17 de diciembre de 2020

¡ESO ESTÁ EN LA CONCHINCHINA!

 

Locomotora de vapor construida por Hanomag para el ferrocarril de Saigón a Mytho (Vietnam), la antigua Cochinchina, idéntica a las que inauguraron el Ferrocarril Central de Vizcaya. Archivo de Jani Pintaric

¡Eso está en la Conchinchina! es una expresión popular que se utiliza para hacer referencia a algo que se encuentra muy, muy lejos.

 

Fotografía de fábrica de las locomotoras suministradas por Hanomag al Central de Vizcaya. Se aprecia que es prácticamente idéntica a las del ferrocarril de Saigón a Mytho. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

El origen de esta expresión se encuentra en una expedición militar española que entre 1858 y 1862 y en colaboración con el Imperio francés, invadió el sur de la actual Vietnam, la región de la Cochinchina (a la que en España se añadió una "n" para que encajase mejor en nuestro idioma frente a la palabra francesa original) con el propósito de vengar una matanza de misioneros católicos, operación que sirvió para asentar la presencia colonial de nuestros vecinos en aquel territorio. Tras la pérdida de las colonias americanas, ninguna aventura militar española había ido tan lejos, de ahí que dicha expresión quedara marcada en el imaginario popular.

Placa de construcción de la locomotora 1459 construida por Hanomag para el Central de Vizcaya. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
 

Igual de alejado fue el destino de unas locomotoras construidas en Alemania por Hanomag, cuyo diseño era prácticamente idéntico al de las primeras locomotoras de vapor utilizadas por un ferrocarril de vía métrica de servicio comercial en la cornisa cantábrica, suministradas en 1882 a la Compañía del Ferrocarril Central de Vizcaya... y lo más llamativo es que, pese a los más de 11.000 kilómetros de distancia, tanto las vascas como las vietnamitas experimentaron reformas similares a lo largo de su vida activa.


Para su ferrocarril de vía métrica de Bilbao a Durango, la Compañía del Ferrocarril Central de Vizcaya contrató en 1881 con Hanomag el suministro de cuatro modestas locomotoras-tanque de tres ejes acoplados, que recibieron los números de fábrica del 1458 al 1461. Máquinas extremadamente sencillas y económicas, fueron especialmente concebidas para cubrir las necesidades de esta pequeña línea de 32 kilómetros de longitud, en la que se intentó reducir al máximo los gastos de establecimiento para lograr que su futura explotación resultase remuneradora para sus accionistas, lo que no sucedía con los costosos ferrocarriles de vía ancha construidos hasta entonces en España. Pese a sus reducidas dimensiones y limitada capacidad, demostraron adaptarse perfectamente a la modesta demanda inicial y contribuyeron a consolidarla, hasta el punto que, en 1883 el Central de Vizcaya adquirió otra locomotora idéntica, con el número de fábrica 1572.

 

Fotografía de la Hanomag 1459 del Central de Vizcaya, tomada en las instalaciones de Sierra Menera en Sagunt (València), donde llegó de tercera mano. Se aprecia que la distribución original Allan con doble excéntrica ha sido reemplazada por otra de mecanismo Walschaerts. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
 

Las noticias sobre el buen resultado y, sobre todo, la economía de explotación de las primeras locomotoras del Central de Vizcaya debieron llegar a Francia, ya que los promotores del primer ferrocarril de la Cochinchina eligieron este mismo modelo para la puesta en servicio de la línea de Saigón a Mytho, un trayecto de 71 kilómetros oficialmente inaugurado el 20 de julio de 1885, aunque el puente sobre el río Vàm Cò no entró en servicio hasta el 26 de mayo de 1886. El servicio ferroviario se inició con cuatro locomotoras construidas por Hanomag inmediatamente después de la quinta locomotora del Central de Vizcaya y, de hecho, sus números de fábrica eran consecutivos, del 1573 al 1576.

Una de las Hanomag del ferrocarril de Saigón a Mytho fotografiada en sus últimos años de vida. Se aprecia que, en su caso, la distribución Allan también ha sido sustituida por otra Walschaerts. Archivo de Jani Pintaric
 

Una de las características de las locomotoras suministradas por Hanomag, tanto al Central de Vizcaya como al Saigón-Mytho era su mecanismo de distribución Allan de doble excéntrica. A la vista de las reformas que experimentaron estas máquinas, tanto en España como en Vietnam, es de sospechar que este sistema no debió dar muy buen resultado, ya que es cuanto menos llamativo que, pese a la enorme distancia existente entre ambos países, experimentaron la misma reforma, con su sustitución por el más eficiente mecanismo Walschaerts. En definitiva, aun estando en la Cochinchina, la distancia no fue impedimento para que los ferroviarios de España y Vietnam buscaran las mismas soluciones para idénticos problemas.

1 comentario:

  1. Muy interesant me resulta mirar para atrás y ver los comienzos de la revolución industrial con la sustitución del caballo y el empuje del agua en desnivel por el vapor.

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