miércoles, 17 de julio de 2013

PICARESCA TRANVIARIA

Acción de capital de la compañía del tranvía de Biarritz a San Sebastián y Tolosa
 
Una de las historias tranviarias más rocambolescas de nuestro país (y, también, del vecino) fue el del proyecto de tranvía internacional de Biarritz a San Sebastián y Tolosa. Los orígenes de esta curiosa iniciativa se remontan al 21 de marzo de 1910, fecha en la que se constituyó en Bruselas la Société Anonyme de Tramways Electriques Biarritz-St. Sébastién-Tolosa. En teoría, la nueva empresa abrigaba el propósito de construir una línea internacional de tranvías eléctricos con la que pretendía enlazar las poblaciones que figuraban en su razón social. El capital previsto era de siete millones de francos belgas repartidos entre 70.000 acciones a 100 francos. Asimismo, contaba con otras 70.000 partes de fundador sin valor nominal.
 
El nuevo proyecto pronto generó un gran debate en los medios especializados, ya que mientras la Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros apoyaba decididamente la iniciativa en sus páginas, otros periódicos, entre los que desatacaba la Gaceta de los Caminos de Hierro mostraron su abierto recelo al señalar, en su edición del primero de mayo de 1910 que
Este negocio nos parece de muy dudoso éxito para el verdadero accionista, es decir, para el que paga. Ante todo, el capital es indudablemente exagerado, y como de los probables rendimientos hay que reservar la mayor parte a las acciones de fundador, poco quedará para repartir a las 42.500 que han sido suscritas y liberadas íntegramente aportando los 4.250.000 francos para construir la línea, teniendo, además, que ceder parte de los beneficios a las 27.500 acciones dadas por aportaciones.
 
Asimismo, en agosto del mismo año, la Gaceta de los Caminos de Hierro informaba respecto a la fuerte oposición que presentaban al desarrollo del proyecto, tanto la Prefectura de los Bajos Pirineos como el propio Ministerio de Obras Públicas francés. Sin embargo, la empresa belga decidió seguir adelante con su propósito y anunció la inmediata emisión de 20.000 acciones, garantizadas por las concesiones y autorizaciones que disfrutaba dicha empresa, entre las que se encontraba el tranvía de San Sebastián a Tolosa, así como diversos derechos de paso por la red urbana de la capital guipuzcoana.
 
Las expectativas de la empresa belga pronto se vieron frustradas, ya que la emisión de acciones no encontró, al menos en el mercado español, la esperada acogida. La Gaceta de los Caminos de Hierro comentaba, el 24 de febrero de 1911 que

La emisión de acciones intentada por la Sociedad titulada «Tranvías Eléctricos Biarritz-San Sebastián-Tolosa» ha sido un fracaso completo, por lo menos en España, donde no se han tragado los capitalistas el anzuelo a pesar del cebo de emitir los títulos con una prima de 12,50 francos, como para dar a entender que estos valores estaban tan solicitados que no se podían adquirir sin ese sobreprecio.
La actitud de otras publicaciones especializadas como la Revista de Economía y Hacienda o el Madrid Científico era igual de beligerante, lo que sin duda influyó en el decepcionante resultado de la emisión, de la que en España apenas se colocaron 500 títulos.
 
Pese a este revés, la empresa belga emprendió las obras de construcción del tranvía entre San Sebastián y Tolosa y, el 16 de agosto de 1911, pudo inaugurar la primera sección entre la capital guipuzcoana y la localidad de Andoain. En esta villa se establecieron las oficinas de administración, las cocheras y la central eléctrica que alimentaba el servicio.
Inauguración del tranvía de San Sebastián a Tolosa
 
Tras este éxito parcial, la Société Anonyme de Tramways Electriques Biarritz-St. Sébastién-Tolosa intentó seguir adelante con sus proyectos y, en septiembre de 1911, su filial, la Compañía del Tranvía de San Sebastián a Tolosa, solicitó al gobierno la concesión para la construcción y explotación de un tranvía desde Rentería hasta la frontera francesa. Es preciso tener en cuenta lo aventurado que resultaba en ese momento el proyecto, cuando el tranvía en cuestión no solo corría en paralelo al trazado de la Compañía del Norte, sino que además, por entonces, ya estaba en avanzada construcción el ferrocarril de vía estrecha de San Sebastián a la frontera francesa, cuyas obras se habían iniciado en mayo de 1910. Por grande que fuera la vitalidad económica de las poblaciones del corredor comprendido entre San Sebastián y Hendaya, con una población total de poco más de 83.000 habitantes, parece poco menos que imposible que tres trazados ferroviarios, es decir, el ferrocarril de vía ancha, el de vía estrecha y el tranvía, casi rigurosamente paralelos entre sí, pudieran alcanzar una mínima rentabilidad. Como en el caso de la línea del Norte no había duda alguna de su supervivencia, no resulta arriesgado afirmar que, entre el ferrocarril de vía estrecha y el tranvía, solo uno de ellos podría mantenerse.
 
Para colmo de males, el empresario Gonzalo Hernández y Pérez Medel se adelantó a los propósitos de la Société Anonyme de Tramways Electriques Biarritz-St. Sébastién-Tolosa y obtuvo, el 21 de diciembre de 1911, la concesión del tranvía de Rentería a la frontera francesa, tras ofrecer unas condiciones verdaderamente descabelladas: la rebaja del 90% en las tarifas previstas en el proyecto y una duración de la concesión de tan solo diez años, frente a los sesenta habituales en este tipo de empresas. Parece evidente que esta oferta a la baja tenía como único objetivo torpedear los planes de los belgas, por lo que no sería de extrañar que tras este personaje se encontrasen los promotores del ferrocarril de vía estrecha de San Sebastián a la frontera francesa. De hecho, pese a resultar ganador, o tal vez por el hecho de hacerlo con unas condiciones tan escandalosamente a la baja, incumplió las condiciones impuestas y le fue retirada la concesión que, en abril de 1912 fue otorgada a la Compañía del Tranvía de San Sebastián a Tolosa, aunque, pocos meses después, fue finalmente anulada por el gobierno.
La compra del tranvía de Hendaya por parte de los promotores del ferrocarril de San Sebastián a la frontera francesa frenó los proyectos tranviarios belgas en la zona. Archivo de Carmelo Martínez Hierro
 
Para conjurar definitivamente la amenaza belga, ese mismo mes de abril de 1912, los promotores del ferrocarril de la frontera decidieron adquirir el pequeño tranvía que, desde 1906, enlazaba la estación de Midi en Hendaya con las playas de la localidad fronteriza. La concesión de este tranvía era un eslabón fundamental en el marco de los proyectos de la Société Anonyme de Tramways Electriques Biarritz-St. Sébastién-Tolosa, por lo que su control por parte de su directa competidora supuso un duro revés para sus intereses.
El tranvía de San Sebastián a Tolosa fue el único logro de los promotores de la Société Anonyme de Tramways Electriques Biarritz-St. Sébastién-Tolosa
 
Unos meses antes, a finales de 1911, los promotores belgas habían emprendido una nueva maniobra financiera en la que procedieron a disolver la Société Anonyme de Tramways Electriques Biarritz-St. Sébastién-Tolosa para constituir una nueva empresa, la Compagnie des Chemins de fer et tramways électriques des Basses-Pyrénées et des Pays Basques, en la que, junto a sus concesiones, también se integraron los ferrocarriles de Pau a Olorón y Mauleon, el ferrocarril de Bayona a Anglet y Biarritz y el tranvía de Bayona a Biarritz, operación que tampoco tuvo mayor éxito. De este modo, en 1913 no tuvieron más remedio que ceder todos sus derechos a uno de los principales trust tranviarios belgas, la Union des Tramways.
 
Finalmente, la gran aventura del tranvía internacional de Biarritz a San Sebastián y Tolosa se saldó con un estrepitoso fracaso y así lo resumía, en enero de 1914, la Gaceta de los Caminos de Hierro:
 
De este negocio, que más parece una ensalada rusa que una empresa de ferrocarriles, no queda más que una banda de vividores que, después de haber especulado vergonzosamente y mangoneado con el capital disipado, busca salvar las pavesas de la línea del tranvía de San Sebastián a Tolosa.
 
En efecto, de los ambiciosos proyectos impulsados por los promotores de la Société Anonyme de Tramways Electriques Biarritz-St. Sébastién-Tolosa, únicamente se llegó a materializar el tranvía de San Sebastián a Tolosa, que alcanzó la antigua capital foral el 27 de agosto de 1912. Sin embargo, algunos años más tarde otra empresa, Voies Ferrées Départementales du Midi, filial de los Chemins de Fer du Midi, construiría diversos tranvías y ferrocarriles económicos que facilitaron el enlace entre Hendaya, Biarritz y Bayona.

Tras el fracaso de la iniciativa belga, la empresa Voies Ferrées Départementales du Midi construyó el ferrocarril de Hendaya a Biarritz y Bayona. Archivo de Pedro Pérez Amuchastegui



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