miércoles, 10 de julio de 2024

EL FERROCARRIL DE CASTRO A TRASLAVIÑA (III)

 

El ferrocarril de Mondáriz a Vigo fue uno de los proyectos impulsados por José Bores Romero. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

JOSÉ BORES ROMERO, Antequera, 11 de diciembre de 1859-Zaragoza, 5 de septiembre de 1936

La construcción del ferrocarril de Castro a Traslaviña fue dirigida por el ingeniero andaluz José bores Romero. Nacido en Antequera en 1859, tras cursar la carrera en la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, en la que se licenció en 1880, obtuvo su primer destino al servicio del Estado en su provincia natal, Málaga, donde trabajó hasta 1887.

Según señala el historiador Manuel Heredia Flores, que ha investigado con detalle la biografía y actividad profesional de José Bores Romero, durante esta etapa tuvo su primer contacto con el ferrocarril, ya que diseñó el trazado de una vía férrea para el transporte de la piedra necesaria para las obras de ampliación y mejora del puerto de Málaga. Posteriormente, y tras un breve paso por la División Hidrológica del Júcar y del Segura, Bores retomó su actividad ferroviaria en el seno de la Comisión de Estudios y Construcciones de los Ferrocarriles del Pirineo Central, que debía impulsar las obras de los pasos internacionales por Canfranc y por el Noguera Pallaresa.

Como otros muchos ingenieros de su época, Bores solicitó en 1889 la excedencia en la administración pública para centrarse en su actividad privada, que ya había ejercido ocasionalmente en proyectos como la traída de aguas en Cádiz. Asociado con quien había sido su superior en la Jefatura de Obras Públicas de Málaga, Luis Vasconi, trabajó hasta 1897 en las obras de ampliación del puerto de esta ciudad.

Fue en 1897 cuando, junto a Luis Vasconi, Bores decidió trasladarse a Bilbao, atraído por las múltiples posibilidades que ofrecía el vertiginoso desarrollo minero, industrial y financiero que experimentaba en aquel momento la capital vizcaína. Así, como ya se ha señalado, dirigió las obras de construcción del ferrocarril de Castro a Traslaviña, pero también se implicó en otros proyectos, muchos de ellos vinculados a las explotaciones hidroeléctricas y el suministro de agua. De este modo, en 1901 se convirtió en uno de los primeros accionistas de la recién creada Sociedad Hidroeléctrica Ibérica, embrión de la actual Iberdrola.

Con el cambio de siglo, la actividad de José Bores se amplió a otros muchos territorios, entre los que destacan diversos proyectos para la construcción de centrales hidroeléctricas en Galicia y, asociados a ellas, la de un ferrocarril eléctrico entre Mondáriz y Vigo. También en esta región, estudió la construcción del ferrocarril de vía métrica del Ferrol a Gijón.

Otra de las iniciativas de José Bores a comienzos del siglo XX fue su propuesta para la construcción de un ferrocarril metropolitano en Madrid, con una red compuesta por tres líneas que deberían conectar las estaciones del Norte y de Atocha con las principales zonas de la ciudad. Este proyecto pionero, al igual que otros muchos impulsados por el ingeniero antequerano, no llegó a prosperar, lo que pudo influir en su decisión de retornar al servicio de la administración.

En 1906 José Bores reingresó en el Ministerio de Fomento como ingeniero jefe de segunda clase destinado en Lleida con el cargo de jefe provincial de Obras Públicas. En la capital catalana impulsó diversos proyectos, entre los que destacó la construcción del nuevo puente sobre el Segre, así como el desarrollo de la hidroelectricidad en la zona.

Bores se mantuvo al servicio del Ministerio hasta 1917, cuando retornó al sector privado con el propósito de impulsar diversas iniciativas vinculadas a la generación hidroeléctrica, en especial para abastecer a la industria vizcaína. Cuatro años más tarde, regresó a su provincia natal tras ser nombrado jefe de Vías y Obras del ayuntamiento de Málaga, donde impulsó la realización de importantes obras para el abastecimiento de aguas y la creación de una eficiente red de alcantarillado en la capital de la Costa del Sol.

Su etapa al servicio del consistorio malagueño finalizó bruscamente tras la sustitución del alcalde de la ciudad por un militar impuesto por la Dictadura de Primo de Rivera. El nuevo regidor impulsó una campaña de descredito hacia la labor de Bores hasta forzar su dimisión en noviembre de 1926. Más tarde, el ingeniero de Antequera narraría esta traumática experiencia en su libro Como trató la Dictadura a un ingeniero español, publicada en Málaga en 1931.

Este pequeño trabajo no fue, ni mucho menos, la única publicación de José Bores, que colaboró con diversas revistas, como es el caso de La Electricidad, la Revista Nacional de Economía o la Revista de Obras Públicas. En esta última fue en la que más se prodigó, primero con una serie de cinco artículos, redactados en colaboración con su socio Luis Vasconi, en los que describieron sus proyectos para el abastecimiento de aguas a Bilbao. Le siguieron, a partir de 1919, una serie de artículos en los que analizó temas como el Congreso Nacional de Ingeniería de 1920 y, sobre todo, en los que abordó el denominado Problema Ferroviario.

Las alteraciones que provocó en la economía española la Primera Guerra Mundial puso en cuestión el sistema ferroviario español y su desarrollo mediante concesiones. Para atajar la grave crisis de transportes que podría generar la quiebra de las empresas operadoras, Bores propuso su nacionalización, mediante la progresiva adquisición de sus acciones y títulos de deuda. Además, consideraba necesario duplicar la extensión de la red existente, con la construcción de 15.000 nuevos kilómetros de vías férreas, la sustitución del carbón por la hidroelectricidad, para reducir los costes de explotación, y la unificación del ancho de vía con Europa. Para la gestión de la red ferroviaria proponía su descentralización y estructuración territorial según las regiones históricas del país.

En octubre de 1929, cuando estaba a punto de cumplir los 70 años, Bores retornó al servicio de la Administración al ser nombrado por Rafael Benjumea, Ministro de Fomento de la Dictadura, consejero inspector general y presidente de la sección del Consejo de Obras Públicas. Poco tiempo ejerció este cargo, ya que dos meses más tarde, en diciembre, al cumplir la edad reglamentaria, se produjo su cese definitivo.


 

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