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domingo, 5 de febrero de 2012

LOS PRIMEROS FRUTOS

 Un de las locomotoras de la serie 601-605 de Norte, fotografiada por el británico Martín von Simson en el puerto de Valencia




Apenas he estrenado este modesto blog y ya ha dado sus primeros frutos.

La primera entrada, dedicada a la fotografía ferroviaria más antigua tomada en Gipuzkoa, de inmediato llamó la atención de mi colega, Javier Fernández López, director del Museo del Ferrocarril de Asturias. A simple vista, le sorprendió la fecha en que estaba datada la imagen, 1863, que contrastaba con la presencia en ella de una locomotora de vapor de maniobras de la serie 601-605, popularmente conocidas como las «Cuco» de la Compañía del Norte. Este hecho no cuadraba con la fecha de construcción de estas locomotoras que, habitualmente, se ha indicado como procedentes del año 1867. Así lo señalaban, entre otros, los propios álbumes de locomotoras de la Compañía del Norte o la, por otra parte magnífica, obra «Locomotoras de la Compañía del Norte», de mi buen amigo Fernando Fernández Sanz.

Pronto, el propio Javier Fernández encontró la respuesta a esta aparente paradoja. En realidad se trataba de un error arrastrado por varios autores, posiblemente desde la publicación de los primeros álbumes de material motor de la Compañía del Norte, ya que, lo cierto es que las cinco locomotoras fueron construidas por los talleres de Schneider, en Le Creusot (Francia), en el año 1863. Probablemente, su compra vino justificada por la necesidad de activar al máximo las obras de construcción de la línea Madrid-Irún en el único tramo pendiente de concluir en ese momento: el paso de la difícil divisoria de aguas entre el Mediterráneo y el Cantábrico en la sección de Olazagutía a Beasain. Este es el caso de la locomotora fotografiada en Zumárraga precisamente en el año de su construcción.

Una vez finalizadas las obras, estas pequeñas locomotoras, sin apenas más reformas que el cierre de sus plataformas de conducción con unas sencillas marquesinas que ofrecían un mínimo de protección a maquinistas y fogoneros, prestaron servicio de maniobras hasta su definitiva jubilación en 1863, cuando estaban a punto de cumplir el siglo de existencia.

Afortunadamente, una de ellas, la 602, bautizada como «Tarraco» se conserva como monumento en las proximidades de la estación de Tarragona. Además, la firma Ibertren ha reproducido este modelo en escala HO, para delicia de los modelistas más exigentes.

Otro fruto es el que nos aporta Carlos Peña Aguilera, presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y del Tranvía de Granada y profundo conocedor de la red de tranvías urbanos e interurbanos de su ciudad. En su comunicado nos indica que, en realidad, el auténtico tranvía «Zapatones» no era el número 33 de Tranvías Eléctricos de Granada, sino su predecesor, el Nº 32.

Al parecer, el coche 32 original había sido destruido en 1926, a los pocos años de su puesta en servicio, al ser alcanzado por un rayo. Para sustituirlo, Tranvías Eléctricos de Granada decidió transformar someramente uno de los grandes furgones automotores que había adquirido para el transporte de mercancías en el ferrocarril de Alhedín a Durcal. A la vista de la fotografía adjunta, se puede apreciar perfectamente que, en efecto, este coche de viajeros desciende directamente de un furgón automotor.

Puesto en servicio en 1930, la experiencia debió de ser lo suficientemente satisfactoria para que Tranvías Eléctricos de Granada se plantease la transformación de otro de sus grandes furgones automotores en coche de viajeros, que fue matriculado con el nº 33. Sin embargo, en este caso, en lugar de aprovechar la carrocería original, construyeron una completamente nueva, con un aspecto mucho más elaborado y afortunado que el de su predecesor.

No me queda más que agradecer a Javier Fernández y  Carlos Peña su ayuda y colaboración, al mismo tiempo que aprovecho esta oportunidad para animar a los lectores de este modesto blog a plantear cualquier cuestión sobre la rica historia de nuestros ferrocarriles y tranvías, que resulte de su interés.


Tranvía Nº 32 de Granada, el primer «Zapatones»

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